Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Una dieta estricta y ejercicio. ¡Seguridad!

Mara Jiménez en la presentación de su libro.
Mara Jiménez en la presentación de su libro.
FNAC
Mara Jiménez en la presentación de su libro.

Vamos a hablar cada vez más de esto. Tenemos que estar preparados. Hay un vídeo en las redes con un fragmento de la presentación del libro Más yo que nunca: Trazando el mapa para volver a ti de la autora Mara Jiménez que está recrudeciendo el debate cada vez más interesante sobre la obesidad. La autora y el presentador del libro discuten acaloradamente con una persona del público. Le acusan de hacer muchas preguntas y de sabotear el acto. En un momento de éxtasis y griterío, Mara Jiménez pregunta al disidente cómo combatiría él la obesidad. La respuesta parece sencilla: “con una dieta estricta y ejercicio”.

Como cuando el sumo sacerdote se rasga las vestiduras al escuchar a Jesucristo decir aquello de que él es el hijo de Dios, la sala en la que se presenta el libro estalla en gritos, palabras malsonantes, risas e improperios y la autora el libro se erige en representante de la ley y pide a la empresa que organiza el acto que llame a algún miembro de seguridad para expulsar al tipo que ha proferido semejante blasfemia.

Nos va a hacer falta equilibrio y un poco de educación para llegar a encauzar este asunto.

Nos va a hacer falta equilibrio y un poco de educación para llegar a encauzar este asunto. El simplismo no nos va a llevar a ningún sitio. Mara Jiménez es una persona valiente y trabajadora que ha luchado desde pequeña contra un mundo en el que se le ha tratado muy mal por estar gorda. Lo ha contado en libros, entrevistas, obras de teatro y lo hace habitualmente en su canal de Instagram. Escucharla y tratar de entenderla parece necesario en un debate que muchos quieren arreglar de un plumazo con frases que van desde el desprecio más básico a una falsa preocupación por la salud futura.

Es cierto que hay algunas diferencias físicas sobre las que la sociedad no tiene ningún tipo de consideración como por ejemplo la obesidad o la sordera. Pero no es menos cierto que existen muchas evidencias de que la obesidad es un factor causante de enfermedades. Parece que este activismo obeso está trazando algunos mapas mentales complejos para explicar algunas situaciones que parecen encerrar cierto rechazo a la verdad y pocas ganas de combatir la raíz del problema.

Surge un lenguaje precocinado que debería analizarse con detalle. Palabras como gordofobia, personas normativas o cuerpos normativos suenan a una subjetividad sospechosa y algo conformista. La autopercepción, tan importante en otros ámbitos, está mal vista en la obesidad. Si miramos informes científicos, parece evidente que la obesidad tiene que ver en altos porcentajes con la incidencia de diabetes de tipo 2, con la probabilidad de sufrir infartos, con las apneas del sueño o con casos de hígado graso. Negarse a ver esto o fiarlo a una cuestión de suerte basada en la estadística tampoco parece sensato.

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