La conservación y el cuidado de la diversidad biológica y cultural de los ecosistemas españoles es un cometido que cobra cada vez más importancia. Para ello, una de las herramientas más útiles y necesarias es la protección de zonas representativas a nivel ecológico, que permite integrar la preservación de la biodiversidad y favorecer la actividad humana y económica en estos territorios.

Las Reservas de la Biosfera, además de cubrir esas tareas, también están diseñadas para favorecer el desarrollo de las poblaciones locales y apoyar la investigación y el estudio del desarrollo sostenible mediante un diálogo participativo, el intercambio de conocimiento, la reducción de la pobreza, la capacidad de adaptación o el respeto de los valores culturales, entre otros factores.

España es el país del mundo con más localizaciones de este tipo, con 53, siendo Castilla y León la región que presenta más, con una decena. Según el Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) del Ministerio para la Transición Ecológica, juntas suman una extensión similar a países como Bélgica, Dinamarca o Suiza.

Todas las Reservas de la Biosfera españolas suman una extensión similar a países como Bélgica, Dinamarca o Suiza

La Unesco es la entidad encargada de distinguir qué territorios merecen este reconocimiento, por su capacidad para adecuar el desarrollo económico de sus vecinos a la conservación de estos enclaves naturales. De este modo, la mayoría de ecosistemas, paisajes y culturas españolas están representadas en la Red Española de Reservas de la Biosfera (RERB).

Reconocimiento del espacio

Que España sea el país del mundo con más zonas declaradas Reserva de la Biosfera no es una casualidad. Es fruto de un esfuerzo por parte de las distintas localidades para llegar a unas exigencias que no son sencillas.

El primer paso es convencer a los responsables de la Unesco de que el espacio concreto es apto para ser denominado como tal. A continuación, las autoridades deben convencer al Estado de los beneficios que reportaría preservar esta zona y la actividad humana que se desarrolla en ella. Así, es el propio Estado el que realiza la solicitud a la Unesco y se encarga de dilucidar si el territorio será protegido de esta forma.

Es el Estado el que realiza la solicitud a la Unesco para tratar de proteger los territorios

Esta evaluación no es una cuestión baladí para los habitantes de estos lugares, puesto que uno de los objetivos de las Reservas de la Biosfera es asegurar el trabajo suficiente para que los autóctonos no se vean abocados a emigrar. De forma paralela, procuran impulsar los productos típicos de la zona para contribuir a desarrollar socioeconómicamente el entorno y preservar las actividades tradicionales de ese territorio.

La región española con más enclaves protegidos

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España lidera el ranking mundial de Reservas de la Biosfera en el mundo, por delante de países con mucha extensión en su territorio como China, Estados Unidos o Rusia. Hasta 53 enclaves españoles están protegidos pero, de entre todas las comunidades autónomas, hay una que destaca sobremanera: Castilla y León, con 10.

Y de estas 10, hasta siete se encuentran en la provincia de León, la que más tiene con mucha diferencia en todo el terreno español. Los Ancares Leoneses, Babia, el Valle de Laciana, Valles de Omaña y Luna, Los Argüellos, El Alto de Bernesga y Picos de Europa son las Reservas de la Biosfera con las que cuenta la provincia de León.

Estas Reservas de la Biosfera, todas ubicadas al norte de la provincia de León, son siete razones de peso para reivindicar el turismo local por los paisajes de montaña que albergan, las bellas cascadas que pueden verse, la excepcional gastronomía que puede degustarse allí, la cantidad de bosques donde fundirse con la naturaleza salvaje y la arquitectura tradicional de la que goza esta región. Asimismo, la cercanía de todas ellas —cinco son colindantes— da a los turistas la posibilidad de visitar varios de estos enclaves tan especiales en un mismo viaje.

Colaboración de todos

Una vez que el enclave es denominado Reserva de la Biosfera, para asegurar todas estas ventajas que supone pertenecer a la RERB es necesario implicar a todos los agentes que componen el espacio. La OAPN defiende que “sus habitantes, las administraciones públicas, agricultores, ecologistas, técnicos, ganaderos y científicos tienen voz en la Red”, pues todos participan en las decisiones y comparten experiencias, desafíos y soluciones.

“Habitantes, agricultores, ecologistas, técnicos, ganaderos y científicos tienen voz en la Red”

Además de procurar la armonía y la integración de las poblaciones con la naturaleza, la RERB tiene un valor diferenciador. Se trata de una red que da soporte a las acciones comprendidas en las fronteras de estos territorios. También asegura su correcto funcionamiento y unas condiciones socioeconómicas idóneas que disuadan a los oriundos de estas localidades de emigrar a los núcleos urbanos en búsqueda de trabajo.

La gran virtud de las Reservas de la Biosfera es la función dual que desempeñan, integrando el cuidado de la biodiversidad con el fortalecimiento de las condiciones de vida. De esta tarea se ocupa el OAPN, que presta cuatro servicios a las reservas: la Secretaría del Programa MaB (Hombre y Biosfera) en España; el Consejo Científico, que realiza una labor de evaluación y seguimiento; el Consejo de Gestores, constituido por un representante de cada reserva y el Comité Español del MaB, que da respaldo a la Red en otras funciones.