Tamara Falcó no piensa adelgazar para su boda porque está en su "normopeso"

La insólita confesión de Tamara Falcó en El Hormiguero
Tamara Falcó en 'El Hormiguero', donde habla de sus cosas.
El HORMIGUERO
La insólita confesión de Tamara Falcó en El Hormiguero

La marquesa de Griñón está organizado su boda como quien hace un triatlon. Todo son obstáculos que debe ir sorteando para llegar triunfante a la meta el 8 de julio, fecha prevista para el enlace del año. El último ha sido salir al paso de ciertas opiniones que le sugieren que pierda kilos de cara a enfundarse el vestido nupcial. Ella ha sido tajante y ha dicho que no tiene intención, porque está en su "normopeso" y que para perder diez kilos necesitaría un año.

Antes de este asunto dietético, pasó lo del novio, Iñigo Onieva, que al poco de pedirle la mano vio cómo unas imágenes recientes besándose con otra chica daban al traste con la boda. Mucho tuvo que trabajarse el perdón el joven, de 33 años, para que su prometida, profundamente católica practicante, le absolviera. Lo primero, se disculpó públicamente, le declaró su amor también delante de todo el mundo, y luego renunció a trabajar en la discoteca Lula por las noches. Demasiada tentación, debió pensar la novia, para correr riesgos innecesarios.

Ahora va a cambiar de trabajo, unos dicen que porque lo han despedido, y él, que va a cambiar de funciones. Lo cierto es que tiene tiempo de seguir al dedillo los preparativos nupciales. El novio también ha hecho algunos viajes con su amor, para ir entrenándose para la luna de miel.

Con la reconciliación vino una nueva fecha de boda, en junio, que se tuvo que aplazar porque a media familia no le iba bien. Tamara entonces fijó este momento único de su vida para el 8 de julio en la finca El Rincón, que le legó su padre, Carlos Falcó, junto con el marquesado.

Ha habido que hacer algunos arreglos para el gran acontecimiento, pero los 450 invitados podrán ver la boda... en pantallas, porque la capilla sólo tiene capacidad para doce personas, que quitando al novio y el oficiante, dejan 9 o 10 sitios libres. Se habla por cierto de un cura amigo de la familia, aunque el mismo obispo de Getafe (parroquia a la que pertenece El Rincón) podría casarla si quiera puesto que todos los papeles están ya en regla.

También tuvo Tamara un percance en el pie, que le obligó a llevar una férula unas semanas, aunque no le impidió irse de despedida de soltera con sus amigas a Portugal. Hasta que finalmente llegó el obstáculo del traje, que las diseñadoras que inicialmente iban a confeccionar, decidieron no hacer por diferencias con la clienta, algo relacionadas con el plagio. A dos meses de la boda, Tamara Falcó se encontró con que después del novio, le faltaba lo más importante: el vestido. Tras recibir cientos de propuestas, optó por lo más glamuroso. Coger un avión y plantarse en Nueva York par entrevistarse con el director creativo de Carolina Herrera, Wes Gordon. El viaje relámpago dio sus frutos y la marquesa volvió con un diseño ideal, a decir de sus palabras. Eso sí, para hacerse las consiguientes pruebas, tendrá que viajar a la ciudad americana unas 3 o 4 veces más. 

A raíz de este episodio, algunos contertulios y otras gentes seguramente no invitadas a esta boda han valorado que quizás la novia estaría más mona si perdiera unos kilos. Pero ella ha usado su programa-portavoz, El Hormiguero, donde todos los jueves va avanzando detalles de su larguísimo camino al altar. "El vestido me lo hacen a medida y, por lo tanto, está hecho a mi cuerpo. Menuda tontería y falta de respeto. Yo estoy en mi "normopeso". Para bajar esos kilos tendría que estar un año. ¿Qué podría estar más delgada? Pues sí. Pero vamos, que lo encuentro todo un poco indignante. Como ya he dicho varias veces, para mí lo importante es el sacramento del matrimonio".

La joven novia, 41 años, dice que lo único que hará llegado el día es una dieta détox, como las que sigue todos los veranos, pero con otro timing. Y que nada de nada de internarse en un balneario adelgazante. Para ello, lo único importante, de verdad, es el santo matrimonio y que no le pase nada más. Un mes y medio puede ser muy, muy largo.

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