Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Sánchez repite jugada

Pedro Sánchez anuncia que disuelve las Cortes y se convocan elecciones generales en España: se celebrarán el domingo 23 de julio.
Pedro Sánchez anuncia que disuelve las Cortes y se convocan elecciones generales en España: se celebrarán el domingo 23 de julio.
Moncloa
Pedro Sánchez anuncia que disuelve las Cortes y se convocan elecciones generales en España: se celebrarán el domingo 23 de julio.

Sobre Pedro Sánchez se pueden decir muchas cosas, buenas, malas o regulares, pero en absoluto que no sea un político audaz. El líder socialista ha sabido leer el batacazo del domingo, donde los líderes territoriales de su partido han pagado, como ha escrito Jesús Morales, sus facturas para gobernar. Lo que tenían que ser unos comicios locales y autonómicos se convirtieron, en parte por iniciativa del propio presidente, con un sinfín de promesas en cada mitin y un protagonismo personal excesivo, en una primera vuelta de unas generales que todo el mundo daba ya por hecho que serían a finales de año, tras ejercer la presidencia de turno de la UE. Su decisión de anticipar las elecciones generales al próximo 23 de julio es una decisión impecable, en términos democráticos, y también valiente, en su vertiente más personal y política. Su Gobierno de coalición con Unidas Podemos, y él mismo como presidente del Consejo de Ministros, ha sufrido un duro castigo en diferido. 

Alberto Núñez Feijóo, que al inicio de la campaña quiso rebajar las expectativas de vuelco electoral por la fortaleza que a priori presentaban los candidatos locales y autonómicos socialistas, logró nacionalizar la dinámica de la campaña, gracias sobre todo a polémicas inesperadas como la presencia de condenados por terrorismo en las listas de EH Bildu o de casos puntuales de fraude en el voto por correo, siendo particularmente grave lo sucedido en Melilla. El éxito rotundo del PP, el ascenso de Vox y el naufragio del conjunto de las izquierdas no dejaban margen de interpretación.

Como el sentido del voto ha sido de censura al sanchismo, el presidente ha cogido el toro por los cuernos, convocando un plebiscito de verdad. En términos de calidad democrática su decisión es un acierto porque aguantar medio año más en el poder hubiera sido una agonía, con el PP recordándole diariamente ese batacazo, exigiéndole elecciones, y unos apoyos en el Congreso que se le habrían fundido ante el próximo escenario. Sánchez corta por lo sano y evita también el ruido interno que inevitablemente se habría desatado en el PSOE tras la debacle del domingo. 

Esa decisión recuerda un poco a la que tomó en 2019, cuando tras el rechazo a los primeros presupuestos de su Gobierno monocolor por parte de los socios independentistas, y mientras la derecha organizaba el mitin contra su persona en la madrileña Plaza de Colón, sorprendió con el órdago de elecciones generales. Sánchez logró con esa decisión galvanizar a la izquierda ante la amenaza de una victoria de las derechas. Parece difícil que esta vez vaya a lograr el mismo resultado, aunque en política nada está decidido de antemano, pero hay que agradecerle que acelere lo que tenga que pasar.

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