La población de lince ibérico creció durante el año 2022 en 300 ejemplares. De esta manera, esta especie protegida alcanzó así los 1.668, el máximo histórico en este siglo XXI. Esta cifra supone que la población de este animal se sitúe a medio camino para que pueda ser catalogada como totalmente viable y fuera de peligro. 

La especie, que aún se encuentra en peligro de extinción, alcanzará un censo favorable cuando el número de ejemplares se sitúe entre 3.000 y 3.500 individuos, con 750 hembras reproductoras. Teniendo en cuanta las últimas cifras conocidas, aún queda mucho terreno por recorrer. Sin embargo, el ritmo de progreso de los últimos años invitan al optimismo. Hace 20 años solo sobrevivían 94 ejemplares en libertad de esta especie. 

De acuerdo con el grupo de trabajo del lince del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco), la tendencia al alza desde el 2015 es considerable, según informa El País. Sin embargo, abogan por la cautela, ya que esta especie todavía soporta una gran amenaza. 

A lo largo de la península Ibérica existen 15 núcleos diferentes con presencia estable, con un grupo situado en el valle del Guadiana de Portugal, compuesto por 261 individuos. Asimismo Sierra Morena cuenta con un grupo de 782 linces, otro Montes de Toledo con 272, Valle del Guadiana, con 261 y Matachel, en Extremadura, con 138.