En general, todo el mundo quiere mucho a su perro de familia, pero eso no significa que siempre entendamos sus comportamientos o qué es lo que nos quieren decir. A menudo, a muchos titulares les resulta difícil enseñar buenos modales a su perro y ayudarles a crear comportamientos respetuosos y obedientes en cualquier ambiente.
Para ello, nos pueden ayudar los educadores caninos, expertos en la conducta canina, y que no se deben confundir con los adiestradores, enfocados en enseñarnos alguna actividad concreta. Un educador canino analiza, diagnostica y ayuda a perros y cuidadores a moldear y corregir comportamientos. Desde la educación básica de un cachorro para que aprenda a comportarse en el hogar y en la calle, a responder comandos cotidianos que facilitan la convivencia, hasta perros que presenten problemas como ansiedad por separación, conductas agonísticas, falta de socialización, fobias o sobreestimulación, el educador canino proveerá de las herramientas para que tanto el perro como su cuidador puedan mejorar su calidad de vida y la relación, entre sí y con toda la sociedad.
En el caso específico de un problema de comportamiento, es importante que primero descartemos patologías médicas, por lo que es aconsejable acudir a un veterinario y que realice un estudio del perro para desechar que, tras ese comportamiento inadecuado, no se encuentran motivos orgánicos como trastornos epilépticos o el síndrome de comportamiento disfuncional canino, el autismo de los perros.
Pero ¿cómo elegir al educador canino adecuado para ti y tu perro? Aquí te presentamos algunos aspectos a tener en cuenta antes de tomar una decisión.
Busca especialización
Si tu perro tiene un problema específico de comportamiento, busca un educador canino especializado en ese problema. Por ejemplo, si tu perro sufre de ansiedad por separación, busca a alguien que tenga experiencia en esa área.
Un educador canino debe hacer una evaluación previa del perro y de su entorno antes de comenzar cualquier plan educativo. Deberá estar capacitado para identificar los puntos fuertes o débiles del comportamiento del animal y también analizar nuestra relación hacia él, de manera que pueda diseñar un plan formativo personalizado.
Comunicación
A la hora de consultar con un educador canino si es el adecuado para nosotros, debemos asegurarnos que responde a las preguntas de:
- Experiencia y certificados de formación.
- Técnicas de aprendizaje o métodos de educación.
- Precios y cuánto incluye: si hay soporte continuo, informes de avances y plan de objetivos.
Hay que tener en cuenta que la educación de un perro no puede estar bajo fechas establecidas. Si un educador canino nos asegura que el perro alcanzará cierto comportamiento en una fecha específica o tras un número de clases, debemos desconfiar. Hay muchos factores que influyen en los avances y recordamos que no solo se trata de educar al perro, sino sobre todo y especialmente, a sus titulares y convivientes.
Enfoque positivo
Dentro de la educación canina existen numerosas metodologías y especializaciones. Es importante averiguar si utiliza métodos de castigo o técnicas que ya han quedado obsoletas y que la ciencia ha demostrado que eran perjudiciales.
Un educador canino válido debe trabajar bajo métodos de refuerzo positivo potenciando los buenos comportamientos e ignorando o redirigiendo los indeseados, siempre a través del juego, las recompensas y cuidando el vínculo afectivo entre el perro y su cuidador.
Para valorar sus métodos, un educador canino debe permitirnos acudir a ver sus sesiones de trabajo con otros clientes, con los que también es buena idea hablar y conocer su experiencia y grado de satisfacción.
Compromiso
La educación canina requiere tiempo y paciencia, tanto por parte del educador canino como del cuidador del perro. El educador canino debe transmitirnos un compromiso claro con la educación de nuestro perro y que no se limite a realizar una serie de sesiones sin continuidad ni seguimiento.
Debemos asegurarnos de que el educador canino ofrezca un plan formativo con objetivos claros y realistas, así como una atención personalizada y seguimiento constante.
Además, es importante que nos enseñe las técnicas adecuadas para trabajar con nuestro perro y nos brinde las herramientas para mantener una buena relación con el perro a largo plazo tras finalizar el plan formativo.
Elegir a un buen educador canino es fundamental para asegurarnos de que nuestro perro recibe la educación adecuada y para que podamos disfrutar de una convivencia plena con él. Para elegir a un educador canino, debemos tener en cuenta su capacitación en el área que necesitamos, su enfoque positivo, su comunicación transparente y su compromiso con el proceso educativo. Al elegir a un profesional del comportamiento canino que cumpla con estos criterios, aseguraremos una educación efectiva y respetuosa para nuestro perro, y una relación mutua mucho más fuerte, sana y de confianza.
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