Las caras visibles de la UE miran ya a las elecciones con sensaciones dispares: dos perfiles propios y bastante desgaste

  • Ursula von der Leyen y Roberta Metsola han visto muy reforzado su perfil político en el último año.
  • Borrell se hace cargo del discurso más crítico mientras Michel es quien sale peor parado de la novena legislatura.
Ursula von der Leyen, Roberta Metsola, Charles Michel y Josep Borrell.
Ursula von der Leyen, Roberta Metsola, Charles Michel y Josep Borrell.
Carlos Gámez
Ursula von der Leyen, Roberta Metsola, Charles Michel y Josep Borrell.

Ya ha comenzado la cuenta atrás para las elecciones europeas del 2024. Queda un año para volver a pasar por las urnas y la maquinaria se va activando por los pasillos de Bruselas con miras a llenar de nuevo de nombres los altos cargos de las instituciones después de una de las legislaturas más exigentes, si no la que más, desde la fundación de la Unión Europea. En ese escenario, se ponen en escena los cuatro nombres de quienes han sido en los últimos cuatro (que serán cinco) años las cabezas visibles de la Unión: Ursula von der Leyen, Roberta Metsola, Charles Michel y Josep Borrell.

“Algunos de ellos repetirán, claro”, asumen en Estrasburgo fuentes comunitarias consultadas por 20minutos sobre el futuro de ese cuarteto de líderes. No obstante, no todos parten en la misma posición porque el lustro para la UE ha sido inesperado y agitador. Y por eso habría que dividir esos nombres en dos bloques diferentes, con Von der Leyen y Metsola en el primero, y Michel y Borrell en el segundo. Su futuro no va de la mano.

En el caso de la presidenta de la Comisión Europea su recorrido parece claro. Llegó al cargo sin estar en las quinielas, después de que el Partido Popular Europeo, familia a la que ella pertenece, fuese el más votado en las elecciones de 2019. La apuesta del PPE era Manfred Weber, ahora portavoz en el Parlamento Europeo, pero los Estados miembros no estuvieron por la labor. Francia hizo fuerza aduciendo la poca preparación de Weber para el puesto y Macron impulsó a Von der Leyen en su lugar.

Von der Leyen y Metsola, dos perfiles propios

Desde su aterrizaje en Berlaymont, sede de la Comisión Europea, el perfil de Von der Leyen se ha ido consolidando a golpe de realidad. Empezó dubitativa, con críticas por su forma de gestionar el día a día, pero primero la respuesta a la pandemia de Covid y después la reacción de la UE ante la invasión rusa de Ucrania la han consolidado como una líder fiable y con perfil propio. "Se ha ido construyendo con el paso de la legislatura", reafirman las fuentes.

Consabida, es, no obstante, su tirante relación con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. En la UE hay una importante lucha de egos que ha quedado patente en numerosas ocasiones. Uno de los choques más claros se dio en Ankara, cuando Von der Leyen fue ‘apartada’ de la foto con Recep Tayyip Erdogan en lo que se conoció como el Sofagate. La dirigente alemana no pudo sentarse a la misma altura que Erdogan y el propio Michel, y lo que más sorprendió fue la pasividad del belga ante aquella situación.

"Soy la primera mujer en ser presidenta de la Comisión Europea, y así esperaba que se me tratasen cuando visité Turquía, pero no fue así. No puedo encontrar una justificación para cómo se me trató, así que tengo que concluir que fue porque soy una mujer. ¿Habría pasado si hubiera llevado traje y corbata?", se preguntó la propia Von der Leyen días después ante el Parlamento Europeo, en una comparecencia en la que Charles Michel tuvo que pedir disculpas.

Pero, al final, la realidad es que la exministra de Defensa con Angela Merkel ha cogido impulso y ahora aspira a repetir mandato después de 2024. Para ello necesita acercarse a los líderes socialdemócratas, al menos de momento, con quienes le une una buena relación. Es el caso de Pedro Sánchez y de Antonio Costa. Y a la vez Von der Leyen cuenta con el respaldo de una voz decisiva: la de Emmanuel Macron. Su camino se va allanando incluso pese a los roces con sus propios compañeros de familia política, Weber incluido. Lo cierto es que la actual presidenta de la Comisión tiene opciones de mantener el puesto si los resultados electorales acompañan a los suyos.

También muchos apoyos tiene Roberta Metsola. La presidenta del Parlamento Europeo sustituyó al fallecido David Sassoli a mitad de legislatura, pero también ha sabido manejar los tiempos y las formas de manera positiva, incluso con una reacción rápida de la institución ante el mayor problema al que se ha enfrentado desde el punto de vista interno en los últimos años: el Qatargate. La política maltesa cuenta con el apoyo del PPE al tiempo que los socialistas y demócratas reconocen también su buen hacer. No en vano, le dieron su apoyo para auparla al cargo en enero del 2022.

“Ha sido fundamental”, explicó en una entrevista a 20minutos el portavoz de la Eurocámara, Jaume Duch, sobre el papel de Metsola a la hora de gestionar los estragos del escándalo de corrupción. "La presidenta fue la que primero captó que su responsabilidad tenía que ser defender precisamente la reputación y la imagen de esa inmensa mayoría de diputados que están haciendo su trabajo, y que están trabajando mucho y bien, y que no tienen que verse salpicado". Metosla, de hecho, ha jugado un papel muy importante en la aprobación de un paquete de 14 medidas que ya están empezando a aplicarse, y "también en el hecho de que se haya puesto ya en marcha todo un proceso de discusión sobre otras medidas complementarias", concluyó Duch.

La presidenta fue la que primero captó que su responsabilidad tenía que ser defender precisamente la reputación y la imagen de esa inmensa mayoría de diputados que están haciendo su trabajo

Al igual que Von der Leyen, Metsola camina con paso firme para seguir como presidenta de la Eurocámara si el Parlamento resultante de las elecciones del 2024 se parece al actual. El ambiente en los pasillos de la institución es de tranquilidad con el papel de la presidenta, a la que la mayoría de voces elogian por su capacidad de reacción ante las situaciones complicadas. En la Cámara que representa a casi 450 millones de personas la legislatura se ha hecho -y se está haciendo- demasiado densa, pero después del shock con el Qatargate se vuelve a respirar la calma tensa que la caracteriza.

Más compleja es la situación de Charles Michel y de Josep Borrell, y no porque los dos casos se parezcan entre sí. El ex primer ministro belga llega al final del lustro comunitario muy desgastado, con una relación especialmente tirante con Von der Leyen sin haber conseguido lo que sí logran sus compañeras de ticket. Su labor no ha sido sencilla, en todo caso: los líderes de los 27 son un aula exigente, pero para muchos el profesor no ha estado a la altura.

Michel renovó su mandato en marzo de 2022 al no haber ningún candidato alternativo para sustituirle, y para algunos críticos con el belga ese fue el verdadero problema. Siguió porque no había nadie que llamado a reemplazarle. En estos años, Charles Michel ha destacado por centrar su acción y discurso en incrementar el peso geopolítico de la Unión Europea en el mundo, y al mismo tiempo se le recuerda por el desplante a Von der Leyen tanto en Turquía como por su indiferencia cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Uganda, Haji Abubaker Jeje Odongo, no le quiso estrechar la mano a la presidenta de la Comisión.

Borrell, el hombre del discurso crítico

Michel no seguirá en el cargo porque ya habrá cumplido los dos tramos de dos años y medio que se permiten en los Tratados, pero a la vez su figura es la que más desgaste ha sufrido. Con Josep Borrell pasa algo diferente porque ese desgaste no es tanto a nivel político como de intensidad en su día a día. Ha sido la voz más dura durante la invasión rusa de Ucrania, la más crítica. 

"Sí. Europa es un jardín. Todo funciona. Es la mejor combinación de libertad política, prosperidad económica y cohesión social que la humanidad ha logrado construir", expresó, antes de añadir que "la mayor parte del resto del mundo es una jungla, y la jungla podría invadir el jardín". Esa fue quizás su frase más célebre, a la vez que recordó que la UE lleva décadas pagando un importante peaje al depender de Rusia en materia energética, de Estados Unidos en la Defensa y de China en el plano de los negocios. "Eso se tiene que acabar", insistió Borrell.

"Borrell ha asumido el papel que le corresponde de manera intensa y hablando claro", reconocen las fuentes consultadas, que asumen el hecho de que el Alto Representante ha estado muy expuesto en todo momento, sobre todo tras el inicio de la guerra en Ucrania. Este será quizás el último servicio del español a la UE -fue también presidente del Parlamento Europeo- y se irá tras cinco años en los que la UE ha tenido que cambiar no su razón de ser, no su fondo, pero sí su forma. En 2024 empieza una nueva legislatura... y habrá que ver quiénes la comandan.

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