Un ministro pugnando con una técnico de protocolo por subirse a una tribuna nunca puede ser una buena foto. Como idea podía sonar interesante en la cabeza de algún estratega electoral, pero su ejecución ha reflejado un resultado bastante diferente. Este choque entre Félix Bolaños y la Comunidad de Madrid —esta vez por el protagonismo en el Dos de Mayo— es solo otro episodio más de la estudiada estrategia de confrontación que tienen el Gobierno central y el Ejecutivo madrileño. El asunto interesante es que ambos partidos, PSOE y PP, creen que ese choque entre Sánchez y Ayuso les beneficia, pero solo uno de ellos puede estar en lo cierto.

En el caso de Pedro Sánchez, el PSOE ha optado por repetir la estrategia de la campaña electoral de 2021 de confrontar con Ayuso. Los movimientos que se iniciaron a mediados de 2020 fueron bastantes más duros (con alusiones personales incluidas) y llevó al Gobierno incluso a amagar con intervenir a Madrid por su posición con los restaurantes, las mascarillas y la Covid.

Ese pulso tuvo su principal escenificación en la cumbre celebrada en Sol en septiembre de 2020, en la que aparecieron Sánchez y Ayuso rodeados de banderas. La reunión la convocó el Gobierno central, ante las constantes dudas públicas del Ministerio de Sanidad por la política Covid de la Comunidad madrileña. La imagen que se buscaba debía aparentar que el Gobierno central tutelaba a Madrid ante una supuesta gestión errática de Ayuso. 

Sin embargo, la realidad es que la imagen supuso lo contrario: elevó la imagen de Ayuso, al situarse el presidente del Gobierno al nivel de un representante autonómico. Esa estrategia diseñada desde Moncloa – entonces codirigida por los exaltos cargos Iván Redondo y Miguel Ángel Oliver- encumbró a Ayuso como referente nacional (cuando no tenía precisamente el apoyo del entonces líder de su partido, Pablo Casado y tenía un grado de conocimiento más limitado) y le facilitó ganar cómodamente las elecciones autonómicas de 2021, quitándose además la necesidad de compartir gobierno con Ciudadanos o Vox. Redondo y Oliver fueron cesados de sus cargos pocos meses después.

Si la estrategia funcionó mal en 2021, ¿por qué el PSOE vuelve a escenificar el choque entre gobiernos? Esta vez ya no se trata de intentar un desgaste de la imagen de Ayuso. Los socialistas buscan ahora movilizar a sus votantes. El PSOE está en riesgo en Madrid de consolidarse como el tercer partido y solo segunda fuerza de la izquierda. Para los socialistas, es fundamental que el PSM se sitúe el 28-M por delante de Más Madrid y para conseguirlo necesitan movilizar a su votante, que de momento coquetea con la abstención. Que lo logren abriendo nuevas guerras con la Comunidad de Madrid ya es más discutible. Eso sí, a diferencia de 2021, ahora el Gobierno central ya no ha vuelto a caer en el error de situar a Pedro Sánchez en la primera línea de combate, sino que han puesto en ese papel al ministro de Presidencia.

En cuanto a Díaz Ayuso, la historia electoral reciente de Madrid demuestra que la ciudadanía le apoya cuando hay un choque entre el Gobierno central y el autonómico. En concreto, a Ayuso le beneficia especialmente si quien la pone en su objetivo es Pedro Sánchez. No se trata de una estrategia activa por parte de Madrid de chocar con el Gobierno, sino que le basta con ampliar cada movimiento que hace el Ejecutivo central respecto a Madrid. 

La cuestión es que en las últimas semanas, Sánchez se había cuidado de no dar a Ayuso la oportunidad de reflejar un aparente acoso del Gobierno central a Madrid. Con la pelea (de primeras, aparentemente menor) por situar en la foto del Día de la Comunidad de Madrid a dos ministros – a la invitada oficial, la ministra de Defensa Margarita Robles, y a Bolaños- en vez de a uno pese a saber previamente el rechazo autonómico, el Gobierno ha vuelto a facilitar la precampaña electoral del PP madrileño.