Dos de Mayo, la fecha que marcó el porvenir de la Comunidad de Madrid aquel 1808 con el levantamiento contra las tropas napoleónicas. Un día histórico que este año es, con la evidente distancia, de una especial trascendencia por la cercanía de las elecciones autonómicas y municipales. 

Madrid vuelve a jugarse su futuro en tan solo unas semanas y, estoy plenamente convencida, Madrid volverá a tener sed de libertad. Madrid se ha convertido en la región de moda, el lugar en el que estar, el corazón de una España que atraviesa una difícil situación económica debido a las nefastas medidas del Gobierno de Sánchez. La Comunidad de Madrid, pese a las zancadillas y a los impuestos ad hoc que se inventan contra nosotros el PSOE y sus socios, crece y crea oportunidades para los madrileños y todo aquel que quiera probar ese modo de vida tan nuestro, tan de Madrid.

Y cuanto más nos atacan, cuanto más nos señalan o ridiculizan desde la izquierda, más orgullosos estamos los madrileños de nuestra vida libre, dinámica, sin tutelas. Una vida que maravilla a personas de todos los rincones y que eligen nuestra comunidad para empezar sus proyectos, para probar suerte o, simplemente, para disfrutar. En Madrid estamos encantados de que extremeños, valencianos, ecuatorianos, venezolanos y un largo etcétera elijan Madrid, elijan Fuenlabrada, elijan Alcalá de Henares o cualquier pueblo para ser de Madrid.

En unas semanas volvemos al examen de las urnas los madrileños. En unas semanas tendremos, nuevamente, en nuestras manos la posibilidad de elegir entre las políticas que apuestan por la libertad, por la persona en el centro, por unos servicios públicos de calidad, las políticas que nos han traído hasta el punto en el que estamos; o, por el contrario, entre el socialismo más voraz que anhela controlar hasta el último centímetro de nuestras vidas, que quiere castigar a todo el que se esfuerza y nos quiere en la miseria absoluta.

En tan solo unas semanas nos toca conquistar nuevamente el futuro y levantarnos para seguir defendiendo la libertad. Con ganas, Madrid.