Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Totalitarios de tribuna y palco

Totalitario mira desde la tribuna a un aficionado rival y se plantea actuar.
Totalitario mira desde la tribuna a un aficionado rival y se plantea actuar.
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Totalitario mira desde la tribuna a un aficionado rival y se plantea actuar.

Primero fueron los ultras, el alcohol, después el tabaco con los puros, que parecían parte del espectáculo, después se luchó con éxito contra el racismo, contra los insultos y contra los lanzadores de objetos. Aunque las mejoras son innegables, nunca hay que dar la batalla por ganada. Además, hay que mantener siempre la vigilancia porque, a veces, aparecen nuevas infecciones. La última y más evidente es la que protagonizan algunos totalitarios que no admiten tener cerca a nadie que defienda los colores del equipo rival y lo hacen, en ocasiones, con el flagrante apoyo del club de turno. Es un fenómeno que requiere observación, denuncia y acción.

Ha ocurrido recientemente en el Camp Nou y ha pasado en otros campos de fútbol. Parece ser que ahora no puedes ir a un estadio o pabellón deportivo a animar razonablemente a quien te dé la gana desde donde te dé la gana. Hay algunos maleducados, primates territoriales, cobardes gritones que se dedican a insultar y a quitar las camisetas y banderas a los aficionados del equipo rival cuando los tienen cerca y están, por cierto, en franca minoría.

Parece ser que ahora no puedes ir a un estadio o pabellón deportivo a animar razonablemente a quien te dé la gana desde donde te dé la gana.

Por si fuera poco, se ve como normal que los servicios de seguridad de los clubes acaben echando o reubicando a las personas que animan al equipo visitante. ¿Qué sentido tiene esto? Deberían proteger la libertad de expresión y el derecho a la propia imagen de los aficionados y no llevárselos de ahí como si hubieran estado haciendo algo malo. En este sentido, ha sido especialmente duro leer lo que publicó hace dos días el club Valencia Basket sobre la venta de entradas del segundo partido de semifinales contra el Casademont Zaragoza por el título de liga femenina del próximo domingo día 30 de abril.

El texto decía lo siguiente: “los compradores aficionados del Casademont Zaragoza solo podrán exhibir símbolos, logos y merchandising del Casademont Zaragoza en los sectores que hemos puesto para la afición visitante. (...) En caso de adquirir entradas en un sector diferente al recomendado y portar algún símbolo del club rival, serán reubicados a la zona habilitada para la afición visitante”. El Valencia Basket, tras el lógico revuelo en redes sociales, retiró el texto y emitió un comunicado de disculpa. Tiene mucho mérito la rectificación, pero, por desgracia, la idea de fondo cambia poco. Dice el club que la redacción no fue la adecuada. Hay algo más que un problema de redacción ahí. Parece que el comportamiento tribal de la grada ha calado en los palcos y directivas y, a veces, incluso viene alentado desde allí.

Encontrarte el fenómeno de vez en cuando en grabaciones de vídeo da mucha rabia, pero verlo por escrito es algo que enfada y asusta. Quiero pensar que la mayor parte del público es civilizada y admite tener a un rival cerca como un gaje del oficio y también quiero pensar que en las gradas de los recintos deportivos españoles no impera la ley de la selva. Lo que ahora toca es que el grupo de gente decente que rodea al rival, lo defienda de los energúmenos que lo atacan. Lo lograremos. 

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