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Melisa Tuya Redactora jefe de '20minutos'
OPINIÓN

Leer cuesta, leer no es fácil

fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Proyecto de biblioteca y club de lectura para sus chicos con discapacidad intelectual
Víctor, de 15 años y con autismo, en la biblioteca.
José González
fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Proyecto de biblioteca y club de lectura para sus chicos con discapacidad intelectual

Leer sana y divierte; leer apasiona, obsesiona y nos hace surcar vidas ajenas, otros mundos, y crecer como personas. Leyendo, conocemos. Leer es nuestra tabla de salvación, la puerta entornada a una sociedad mejor, más capaz y humana. Leyendo somos mucho más capaces de lograr la felicidad propia y ajena.

Leer no es fácil, leer cuesta. Si fuera fácil, no seríamos el único animal sobre la tierra capaz de leer. Si así fuera, el hombre no hubiera tardado tantos miles de años en convertirse en lector. Si resultara sencillo, hoy en día todos en el mundo leeríamos a diario.

No, leer no es fácil. Como adulta enamorada de los libros que soy, tengo que esforzarme por encontrar los ratos que seguir dedicando a la lectura. Es difícil aislar esos valiosos minutos en los que, apartada de obligaciones personales, laborales e interferencias tecnológicas, puedo olvidarme de mí misma y volar libre aferrada al papel. 

Leer no es fácil, leer cuesta, escribía hace siete años a mi hija, ahora voraz devoradora de libros, desde este mismo periódico, cuando con siete años perseguía con denuedo la fluidez lectora, el disfrutar absorta pasando páginas, ese clic mágico, como una cerilla que restalla y que se produce en la infancia siempre y cuando se siga leyendo, aunque sea un poquito, todos los días. 

Leer es magia, es esfuerzo y disfrute también para las personas con discapacidad intelectual, con las que con demasiada frecuencia siempre ponemos por delante el "no va a poder", "no va a ser capaz".

 Inmaculada lee, también escribe. Inmaculada es una de las 30 personas con discapacidad intelectual integrantes del proyecto 'Artistas' de Plena Inclusión, todos ellos autores de obras de todo tipo de géneros literarios. Tiene síndrome de Down, pero es mucho más que eso. Es también poetisa, un ser humano único y valioso, más allá de etiquetas, que nos regala su música interior en forma de poemas que derriban estigmas.

Víctor e Isaac leen. Ambos tienen autismo y se adentran en los libros de la mano del 'proyecto Leo', impulsado hace una década por su colegio de Educación Especial, el primero especializado en personas con TEA de Madrid. Isaac, además, es ciego y lee en braille. Dos adolescentes que superan meritoriamente sus dificultades y cogen un impulso cimentado en muchos años de duro trabajo, propio y ajeno, para saltar sobre la frustración y sumergirse en 'El Diario de Greg' o caminar entre dinosaurios. 

Mi hijo, Jaime, tiene dieciséis años, autismo y discapacidad intelectual. No habla, necesita ayuda para vestirse, para lavarse los dientes o pasear con seguridad por la calle. Leer no está a su alcance, al menos hoy día. Ya he aprendido a no esperar pero a estar dispuesta a sorprenderme, porque nunca deja de aprender. 

Leer no es fácil, leer cuesta por distintos motivos. Leer es, en ocasiones, inalcanzable. Todos aquellos privilegiados para los que unir sílabas no requiere esfuerzo, que tenemos cualquier título disponible al alcance de nuestros deseos, que la única dificultad que debemos encarar es apartar el móvil, apagar la televisión y alargar la mano hacia el libro de nuestra elección, deberíamos recordar, no solo lo que nos aporta la lectura, sino lo duro que otros trabajan para poder leer y a todos aquellos que jamás lograrán hacerlo.

Y ahora, si me disculpan, me retiro a sumergirme en un libro. Al final va a ser que ponerse a leer, con un poco de fuerza de voluntad, no es un reto tan grande para muchos de nosotros. 

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