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Educación especial en la biblioteca: "Ayuda a alumnos con autismo a trabajar la lectura y sus intereses en un contexto social"

fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Proyecto de biblioteca y club de lectura para sus chicos con discapacidad intelectual
Jose Gonzalez
Jose Gonzalez
fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Proyecto de biblioteca y club de lectura para sus chicos con discapacidad intelectual
TEA Leo Kanner

El Leo Kanner fue el primer colegio de Educación Especial especializado en la atención al alumnado con Trastorno del Espectro Autista (TEA) que se abrió en toda España. Situado en el madrileño distrito de Fuencarral, nació en el año 79 de la necesidad de un grupo de familiares -la Asociación de Padres de Personas con Autismo (APNA)- de suplir la falta de centros especializados y de atención adecuada en colegios ordinarios a alumnos con autismo.

En la actualidad, 46 alumnos de entre 3 y 21 años, divididos en nueve aulas, están escolarizados en este centro. Seis de estas aulas se encuentran en el colegio de educación especial y tres, denominadas 'Aulas estables', en colegios ordinarios. En estas aulas se encuentran los alumnos con TEA que, por sus características, pueden beneficiarse de un contexto ordinario. "Son alumnos con mejores habilidades de comunicación y, sobre todo, con más autonomía y menores conductas disruptivas. En el plano de la interacción social, compartir entornos con otros chicos de su edad les beneficia mucho en su desarrollo social", explica María José, directora del Leo Kanner.

Una jornada en la biblioteca

Para el Leo Kanner es imprescindible que su alumnado no solo tenga una integración dentro del aula sino también fuera de él. Por este motivo, desarrollan distintos proyectos dirigidos a fomentar su inclusión en "entornos naturales". Entre ellos se encuentra el ‘Proyecto Leo’, una iniciativa que comenzó hace diez años: "Empezamos a hacer visitas a la biblioteca, igual que lo hacemos a otros servicios de la comunidad, porque para nosotros lo importante es que haya aprendizajes funcionales, que ellos no realizan de manera espontánea. Igual que aprendemos a ir al supermercado, o en trasporte público, aprendemos a ir a la biblioteca", explica la directora del centro.

Cada semana, dos aulas, ya sean del centro de educación especial o del colegio ordinario, visitan la biblioteca del barrio. Acompañamos a seis alumnos del Colegio Valdeluz, de entre 8 y 15 años, en su última jornada de biblioteca. El día comienza desde su aula, donde su tutora anticipa en asamblea, a través de una secuencia de apoyos visuales, la actividad que van a desarrollar. Después, todos ellos realizan un paseo hasta la biblioteca acompañados por al menos una profesora y un Ayudante Técnico Educativo (ATE). "El trayecto nos sirve para trabajar la educación vial, los pasos de cebra, la seguridad, los semáforos, el estar tranquilos y encontrarnos con otras personas", explica Patricia Pérez, tutora de una de las aulas.

fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Proyecto de biblioteca y club de lectura para sus chicos con discapacidad intelectual
Víctor e Isaac caminan a la cabeza junto a Sara, ATE.
JOSE GONZÁLEZ

Víctor e Isaac tienen 15 y 14 años, respectivamente, son los mayores del grupo y encabezan la comitiva rumbo a la biblioteca. También son los más autónomos. En el caso de Isaac, su discapacidad visual, casi total, no es un obstáculo para que, ayudado por su bastón, camine sin apenas supervisión hacia el centro. Una vez llegan a la Biblioteca Rafael Alberti, cada grupo se sitúa en una mesa distinta y comienza la búsqueda de los libros. "Algunos de ellos eligen su propio cuento y a otros les ayudamos a través de gustos propios", cuenta Patricia.

Sara, la ATE, acompaña a Víctor a elegir su libro. "Hoy me ha dicho que quiere uno de dinosaurios, aunque normalmente escoge cómics", comenta. Esta temática, junto con los libros de "Star Wars, Star Trek o El Mandaloriano" son sus favoritos, nos cuenta el alumno. En cuanto al resto, Isaac escoge 'El Diario de Greg', su libro preferido, mientras que Patricia se encarga de elegir el de los más pequeños: "Martina me ha pedido de Pepa Pig, Pablo del universo y Miguel de momento no quiere leer, últimamente tiene picos emocionales, se concentra muy poquito y se frustra".

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Víctor escoge un libro para leer
JOSE GONZÁLEZ

Después de escoger el cuento, las profesoras se sientan con ellos a leer. "Algunos lo hacen de manera autónoma porque su proceso de lectura ya está avanzado y a otros vamos ayudándoles", señala Patricia. También es el propio personal de la biblioteca quien, de forma natural, se acerca a ofrecerles libros, siguiendo los intereses de los alumnos. 

Llama especialmente la atención la extraordinaria destreza con la que Isaac lee su libro en braille. El alumno nos cuenta que le gusta leer y venir a la biblioteca y que su género favorito son "los libros de aventuras". "Mi libro favorito es 'El Diario de Greg' porque es divertido. El año pasado leí 'Manolito Gafotas", cuenta. Por su parte, Víctor señala que su libro por excelencia es 'El conejo blanco', aunque también recuerda en especial uno sobre dinosaurios. Después de casi una hora, el grupo de alumnos recoge y comienza su trayecto de vuelta a clase.

fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Proyecto de biblioteca y club de lectura para sus chicos con discapacidad intelectual
Isaac lee su libro en braille
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Acercarse a entornos naturales

El objetivo del proyecto es extrapolar los beneficios de la lectura a un entorno natural donde desarrollar otro tipo de habilidades. "Nos ayuda a trabajar la lectura y sus intereses, objetivos que están dentro de los planes individuales, pero fuera de nuestro contexto escolar y dentro de un contexto social, como es una biblioteca a la que acudimos todos siempre", explica la tutora. Incluso si el alumno no tiene desarrollada la lectura, también será beneficioso, explica María José: "Hay cuentos más manipulativos, de formas, encajables, puzles en los que trabajan otro tipo de habilidades como sus intereses".

Además, a través de las visitas a la biblioteca pueden trabajar la comunicación y la interacción: "Hay chicos que no tienen lenguaje oral y van con su comunicador con un panel de los cuentos que son de su interés y eligen cuál quieren, por lo que promovemos estas situaciones comunicativas. También la interacción entre iguales en otros espacios con otros grupos".

Trasladamos aprendizajes del colegio al entorno natural donde lo pueden encontrar de verdad, si van con su familia

Con esta actividad trabajan también la autonomía y conducta del niño: "Aprenden normas muy adaptadas con pictogramas: estar en silencio, sentados, no gritar o correr... La adecuación a ambientes distintos ayuda a trabajar normas sociales". "Al final, trasladamos aprendizajes del colegio al entorno natural donde lo pueden encontrar de verdad, si van con su familia. Buscamos que sea un entorno cercano en el que encuentre una motivación", explica la directora del colegio.

Prácticas pre-laborales y formación a profesionales 

El proyecto ha ido creciendo a lo largo de estos diez años y ahora, además de la lectura de libros, también se realizan préstamos, talleres sensoriales o, una vez al trimestre, cuentacuentos organizados por la asociación Argadini. "Les gusta mucho porque es una actividad muy llamativa, muy sensorial, con otro tipo de materiales que, dentro del cole, no están habituados a ver y les beneficia mucho", señala Patricia. Para que sea efectiva, explica María José, los cuentacuentos deben "tener muchos apoyos visuales, utilizar frases cortas, repetitivas y acompañadas de personajes, visuales, marionetas, disfraces o alguna acción que tengan que hacer ellos".

Con los alumnos más mayores, la biblioteca supone también un entrenamiento para un posible entorno laboral en el que trabajar la autonomía y el desarrollo profesional. "Con los alumnos de Transición a la Vida Adulta (TVA) hacemos talleres de aproximación a prácticas laborales que puedan tener en un futuro. A uno de ellos, Felipe, le gustaban mucho los cuentos y vimos que podría ayudar en una biblioteca a numerar libros y colocar la asignatura por orden alfabético. Es una forma de utilizar ese espacio recogiendo su interés por los libros para una ocupación funcional en un futuro que pudiera darle habilidades en un empleo con apoyos", señala María José.

Pero para que se dé una verdadera inclusión, desde el Leo Kanner dan formación a los profesionales de la biblioteca a través de charlas informativas: "Sensibilizar empieza por conocer y hay que explicar a la otra parte quiénes somos o cómo se pueden manejar ciertos momentos complicados. A la hora de hacer un préstamo directamente al alumno, hemos tenido que trabajar ciertas barreras y perder el miedo en ambos sentidos". En el caso de las prácticas laborales, además, les explican "qué ocurre si hay una tensión y el joven necesita salir un rato a respirar o cuáles son los apoyos o los periodos de descanso que necesita".

Hicimos una guía básica de lecturas recomendadas sobre autismo que ahora quieren extrapolar al resto de bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid

Por otro lado, el ‘Proyecto Leo’ se hace extensible a las familias que pueden disfrutar, tras este aprendizaje, de un ocio más estructurado por las tardes junto a sus hijos. Además, desde el centro han creado un club de lectura con ellas. "Cada trimestre nos leemos un libro relacionado con autismo que luego comentamos en una tertulia. Ellos después se sienten reflejados en las historias y, además de potenciar la lectura, creamos puntos de encuentro que les ayuden en sus experiencias vitales", asegura María José.

Hacerlo extensible a más bibliotecas

La acogida es "muy positiva", cuenta María José, tanto por parte de los alumnos como de las familias. También por parte de la biblioteca, desde donde ofrecen sus espacios al colegio para que realicen todo tipo de actividades y están cada vez más sensibilizados con la realidad de las personas con TEA. "Nos dijeron que querían ir introduciendo bibliografía de autismo, no solo en forma de cuentos para los chicos, sino también manuales más especializados. Hicimos una guía básica de lecturas recomendadas que ahora quieren extrapolar al resto de bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid", cuenta la directora.

La inclusión real no puede ser solo abrir una puerta y que alguien pase, tiene que haber una convivencia

De hecho, el próximo reto es hacer extensible este proyecto al resto de bibliotecas y que "las personas con autismo y sus familias puedan hacer uso de unos espacios que cada vez estén más sensibilizados, sean amigables, cercanos y abiertos a cualquier tipo de discapacidad". No obstante, María José es positiva en cuanto a la concienciación social sobre las personas con TEA. "Cada vez va siendo más normal, vamos venciendo más barreras y hay más apertura a entender qué es el autismo", apunta. En definitiva, que, a través de la lectura en bibliotecas, se dé un beneficio tanto a las personas con autismo como a la sociedad en general: "La inclusión real no puede ser solo abrir una puerta y que alguien pase, sino que tiene que haber una convivencia".

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