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Qué está pasando con el grano ucraniano: riesgos futuros y quejas a la UE

Crisis del grano ucraniano
Crisis del grano ucraniano
Carlos Gámez
Crisis del grano ucraniano

Uno de los puntos más delicados desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania fue la exportación de grano a través del mar Negro. Se logró desatascar la situación con la mediación de la ONU y de Turquía, pero en las guerras hay cuentos de nunca acaban y ahora son varios Estados miembros de la UE los que se han puesto en pie por el exceso de cereal ucraniano que, dicen, perjudica a los productores nacionales. Así, Polonia, Hungría, Eslovaquia y Bulgaria quieren soluciones comunes para desatascar un problema que amenaza, de nuevo, el comercio mundial. ¿Cuáles son las claves de esta nueva crisis?

El Este bloquea para proteger a sus agricultores

El clamor de los países implicados tiene un objetivo común: proteger la producción nacional y además pedir medidas comunes a nivel de la UE, que defiende que la política comercial es una competencia del bloque y no de los Estados miembros. A eso se agarran los socios implicados en esta crisis que se ha abierto en un momento delicado ante el desgaste provocado por la guerra. Polonia fue el primero en tomar medidas -con el veto el pasado 15 de abril-, alegando que Bruselas no lo estaba haciendo. En el caso de Varsovia hay además un importante componente electoral, pues en unos meses va a las urnas y el partido gobernante, Ley y Justicia, tiene en el mundo rural una base muy importante de sus electores.

El primero en seguir los pasos polacos fue Hungría. El considerado caballo de Troya de Putin en Europa ha estado en todo momento más cerca de Rusia que de Ucrania, por eso no sorprende tanto la medida. El Ejecutivo que lidera Viktor Orbán se apoya en que de no tomarla "los daños sería muy graves" para su sector agrícola. Asimismo, ha pedido a la UE "una distribución equilibrada" del grano ucraniano. Eslovaquia, por su parte, hizo lo propio con una premisa similar, aunque en este caso matizaron que el bloqueo "no repercute en los productos agrícolas que transitan [por su territorio] hacia terceros países".

El último en sumarse al bloque fue Bulgaria, que mantuvo la duda durante días mientras buscaba las vías para efectuar su veto. "Nos vemos obligados a adoptar esta medida nacional, ya que las autoridades europeas aún están considerando una medida adecuada", señaló el Gobierno en funciones, que ha recalcado que, si bien seguirán siendo "solidarios" con Ucrania, "la quiebra de los agricultores búlgaros no contribuirá a esta causa". Lo que están haciendo los países es, en general, adelantarse a lo que haya decidido la Comisión Europea, pese a que ahora esta ya está dando pasos en este sentido.

La Comisión aprueba más ayudas

Desde el Ejecutivo comunitario se ha sido reactivo, y no proactivo. De este modo, va a otorgar 100 millones de euros a los cinco países afectados por el incremento de las importaciones agrícolas procedentes de Ucrania, según indicó la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, en una carta enviada a Polonia, Eslovaquia, Bulgaria, Hungría y Rumanía. El paquete de 100 millones de euros para Polonia, Bulgaria, Rumanía, Hungría y Eslovaquia se sumaría a los 56,3 millones que la Comisión ya había aprobado otorgar a Varsovia, Sofía y Bucarest. "Ahora nos estamos preparando para presentar un segundo paquete de apoyo financiero de 100 millones de euros", señala Von der Leyen en la carta. Los 100 millones se extraerán de la reserva de la Política Agrícola Común (PAC), que también se utilizó para los primeros 56,3 millones y que cuenta con 450 millones de euros al año para responder a cualquier crisis.

Como mano tendida, Bruselas ha asegurado que permitirá estos bloqueos por parte de los cuatro países, siempre y cuando se traten de medidas coyunturales y transitorias y, al mismo tiempo, los gobiernos implicados permitan el tránsito del grano ucraniano hacia terceros países, algo que está previsto que así sea. No obstante, desde la Comisión Europea han insistido en buscar respuestas comunes y no caminos unilaterales para reconducir la situación. “Subrayamos la importancia de seguir rápidamente un planteamiento común de la UE, en lugar de soluciones unilaterales, para evitar prohibiciones múltiples y soluciones que pongan en peligro el mercado interior”, recalcó el comisario de Comercio, Vladis Dombrovskis, tras reunirse con los países implicados.

Daniel Gil, analista de política europea en The Political Room, explicó ya al inicio de la crisis a 20minutos que "lo primero que hay que tener en cuenta es que la mayoría de las exportaciones ucranianas de grano salían por mar, en concreto por el Mar Negro", pero a raíz de la guerra "esta vía se corta" y eso provoca que mucho grano ucraniano "se quede en Europa central y del Este". Lo que ha ocurrido es que ahora Polonia, "que es el gran defensor" de Kiev en la UE, toma esta medida porque, prosigue Gil, "al almacenarse el grano ucraniano en estos países el precio baja muchísimo dañando a los agricultores locales".

En este sentido, el analista recuerda que en el caso polaco el partido gobernante "tiene una base rural enorme" en cuanto a voto, y afronta elecciones en meses. "La UE decidió proponer una serie de fondos para dar ayudas a los agricultores en estos países, pero los gobiernos y los propios trabajadores rechazaron esa vía". De este modo, bajo el razonamiento de Polonia, "se toma esa decisión precisamente por la supuesta inacción de la Unión". Varsovia abrió la veda y otros siguieron por ese camino. "Es un baño de realidad a esa tesis de que la UE vira hacia el Este por la invasión rusa de Ucrania", resume Gil.

El veto húngaro puede agravar la situación

El propio Dombrovskis volvió a defender el paquete de ayudas propuesto por la Comisión. "El paquete propuesto por la Comisión incluye un segundo tramo de ayuda financiera agrícola a los agricultores afectados, medidas excepcionales de salvaguardia para productos clave y medidas para facilitar el tránsito de las exportaciones ucranianas de cereales a través de los llamados carriles de solidaridad", comentó, pero dejó claro que está sujeto a que los países “levanten sus medidas” unilaterales. Y es que si no lo hicieran o no se alcanzase un consenso el problema podría ser mayor.

¿Por qué? Porque el papel de Hungría es muy particular en la coyuntura actual. La frontera del país magiar con Ucrania no es grande, pero sí es relevante la posición del Ejecutivo de Viktor Orbán, considerado el caballo de Troya de Putin en la UE. Si Hungría bloquease incluso el paso a terceros países la crisis se complicaría porque las rutas podrían ser más largas y eso acabaría encareciendo todo el proceso. Como sucedió al principio del conflicto con las vías por mar, un freno a las exportaciones afectaría a una cadena de suministro ya de por sí muy tocada.

Ucrania, uno de los principales exportadores

Ucrania es un referente fundamental en la producción de un gran número de productos agrícolas. En 2019 el 10% de su PIB provenía de la agricultura, según datos del ICEX. Y es que se trata del primer país de Europa en términos de superficie cultivable. Por eso el problema es todavía más importante. Es también un importante exportador mundial de maíz, cebada y colza. En 2020 y 2021, representó el 12% del comercio mundial de maíz y cebada y el 14% de las exportaciones mundiales de colza. Y además de cereales, patatas: en 2019 fue el tercer productor mundial, según el Centro de Inversiones de la FAO.

Otro producto fundamental del comercio agrícola ucraniano es el aceite de girasol, una producción, la suya, básica para España. Ucrania está considerado el primer productor de esta grasa vegetal. Hasta la guerra, el país aseguraba un 50% de las exportaciones mundiales de aceite de girasol (dato de la temporada de comercialización 2020/21). Con todo eso, si se trastoca la exportación desde Ucrania, sufre el comercio mundial.

¿Cómo afecta a España?

La preocupación en España es alta si la crisis se cronifica, pues el país se ha convertido en el principal receptor del cereal ucraniano después de China, con 1,9 millones de toneladas de llegadas por vía marítima, de las que 864.000 toneladas fueron de maíz, 740.000 de productos de girasol y 730.000 toneladas de trigo. En su momento el ministro de Agricultura, Luis Planas, ya informó de la situación. Turquía, Italia, Países Bajos o Egipto también forman parte del grupo de principales 'socios' de Kiev en este sentido, según los datos de Naciones Unidas.

En declaraciones a Efe el pasado mes de marzo, Planas recordó que "teniendo en cuenta que Ucrania es el principal abastecedor de alimentos de más de 50 países de todo el mundo, es imperativo dar salida a la producción ucraniana". Esa salida, de todos modos, ha sido la que ha desencadenado la crisis actual. "Tenemos que ser conscientes de ello, aunque es muy complicado establecer rutas alternativas factibles desde un punto de vista práctico y que también sea rentable", declaró el ministro, quien añadió que “tenemos que mantener abierta esa vía de solidaridad y al mismo tiempo dar respuesta a los efectos que causa”.

En juego la unidad de la UE

Al final, con esta crisis se corre el riesgo de que la unidad que tanto ha reivindicado la UE desde el inicio de la guerra se resquebraje. Hungría ha sido especialmente beligerante a la hora de poner pegas a la aprobación de sanciones contra Rusia, y ahora el Este se levanta en bloque para “proteger los intereses nacionales” en lo que al grano se refiere. De ahí que Bruselas ya haya encendido el altavoz para pedir que nadie vaya por libre.

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