OPINIÓN

Cuando todo son pulgas

Begoña Villacís en un acto de Ciudadanos
Begoña Villacís en un acto de Ciudadanos
EP
Begoña Villacís en un acto de Ciudadanos

Reza un viejo refrán que a perro flaco todo son pulgas y en el caso de Cs encaja a la perfección. C’est la vie! Si ustedes albergan alguna duda, no tienen más que preguntar a Rosa Díez cuando UPyD empezó a tambalearse, e ínstenle a que les explique cómo sus compañeros de partido huyeron despavoridos a refugiarse en los brazos de Albert Rivera tras una debacle electoral. Solo conozco un caso, en Sahagún (León), donde el cabeza de lista de UPyD se quedó en el partido y renunció a integrarse en Cs, como si del último mohicano se tratara, hasta que la formación de Díez se extinguió. El resto pasaron a engordar las listas de la formación naranja, incluso de una manera más ágil de la que la están abandonando ahora.

Tras la dimisión de Rivera, la situación no ha hecho más que empeorar. A la desastrosa moción de censura en Murcia se unió un absurdo rifirrafe por el poder entre Arrimadas y Edmundo Bal y, por si fuera poco, se ha desatado una desbandada de cargos del Ayuntamiento de Madrid, donde si se descuida este partido no repite en listas ni Villacís.

De hecho, cuentan las malas lenguas que la vicealcaldesa llegó a mantener contactos con Génova con vistas a convertirse en diputada nacional del PP, unas aspiraciones que al parecer se truncaron. C’est la vie!

Al margen de dimes y diretes, lo que es evidente es que las encuestas dan a Cs prácticamente por amortizado. Algo similar podría suceder con Unidas Podemos, formación que se ha ido escindiendo desde los tiempos de Errejón y que ha emprendido una lucha abierta con Sumar por mantener su hegemonía. De este episodio, no obstante, hablaremos en otra ocasión. El bipartidismo ha vuelto. ¡Viva la democracia!

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