Helena Resano Periodista
OPINIÓN

No. No hace buen tiempo

Imagen del pantano de Rialb que pertenece a los ríos Segre, Rialb y Ribera Salada.
Imagen del pantano de Rialb que pertenece a los ríos Segre, Rialb y Ribera Salada.
MIQUEL TAVERNA
Imagen del pantano de Rialb que pertenece a los ríos Segre, Rialb y Ribera Salada.

No. No hace buen tiempo. No. No es una gozada poder estar en pleno abril como si fuera junio, paseando por las ciudades en manga corta, tomando el sol en las playas, llenando las terrazas en los tardeos porque la temperatura lo permite. No. Esto no es una buena noticia, esto es un drama. Y no estoy siendo catastrofista. Tenemos un problema gravísimo con el «buen tiempo» que estamos repitiendo desde hace días y tendremos un problema aún mayor si esto no mejora .Y no tiene pinta de que vaya a hacerlo a corto plazo.

No llueve. No llueve nada, ni siquiera en el norte, ese que siempre chafa los planes porque vayas cuando vayas hace frío y descarga sin piedad agua torrencial. Pero es que allí tampoco está lloviendo: han tenido una Semana Santa veraniega, como en muchos otros puntos, con rebequita, como toca en el norte, pero con solazo y planes al aire libre. Y mientras disfrutamos de esos planes, de las terrazas, del tapeo, nos olvidamos de que esto es un escenario infernal. Y que las señales de alarma, cada vez, son más claras.

Mientras disfrutamos de las terrazas, del tapeo, olvidamos que es un escenario infernal. Y las señales son claras 

La última la hemos tenido con la temperatura de los océanos. Hemos cruzado una barrera impensable y nos hemos colocado en un escenario completamente desconocido. Nunca antes la temperatura global de los océanos había superado los 21 grados. 21 grados en abril, cuando todavía en el hemisferio norte no hemos llegado al verano. Es la temperatura más alta desde que hay registros, desde hace 40 años. Y las consecuencias las sabemos: más deshielo y más riesgo de sufrir episodios extremos, como inundaciones o huracanes. La temperatura del agua incide directamente en el aumento de ambos. Y ahora mismo está en niveles preocupantemente altos.

Seguir intentando ser ciegos a los que pasa es suicida. Necesitamos acciones efectivas por parte de los Gobiernos

Negar lo evidente, seguir mirando para otro lado, es un auténtico despropósito a estas alturas de la película. Seguir intentando ser ciegos a lo que pasa es suicida. Necesitamos acciones efectivas por parte de los gobiernos. Y necesitamos concienciarnos, todos, de lo grave de lo que estamos viviendo. Seguir diciendo que tenemos un tiempazo y que qué bien que haya llegado este verano adelantado, es de necios. Tenemos que interiorizarlo, cambiar el lenguaje para empezar e introducir gestos en nuestro día a día que, aunque pensemos que no sirven para nada, ayudan.

Hacer duchas mucho más cortas, evitar llenar la bañera, no tirar de manguera para refrescar la terraza, limitar los riegos… Yo estos días ando como el policía del agua con mis hijos, cronometrándoles los minutos que tardan en la ducha. Y torciendo el gesto cuando hacen oídos sordos. Limitamos las lavadoras, los tiempos del lavavajillas. No voy a evitar que el casquete polar deje de quebrarse, lo sé, pero algo ayudará. Vamos a completar un mes de abril seco y mayo no pinta mejor. Piensen cómo puede ser el próximo verano con este panorama… Pues eso.

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