El ERE de Ford hace temblar a la industria auxiliar que da empleo a 24.500 personas

Archivo - Ford Almussafes
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Jorge Gil - Europa Press
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Hay una máxima en Almussafes: cualquier movimiento sísmico en la factoría valenciana de Ford acaba teniendo su réplica en la industria auxiliar. Tras el expediente de regulación de empleo (ERE) en la automovilística, los proveedores empiezan a asumir que puede que haya llegado su turno. El despido del 20% de la plantilla de la multinacional de cara a su electrificación a partir de 2026, unido al fin de la fabricación de los modelos S-Max y Galaxy, ha puesto en alerta al parque de proveedores de Ford en Almussafes, cuyas empresas, que alcanzan las 120 y los 24.500 puestos de trabajo, están a la espera de conocer el volumen de trabajo previsto por la firma del óvalo, ya que reconocen que "redundará de una manera u otra en las propias plantillas" de las empresas auxiliares.

El Clúster de Automoción y Movilidad de la Comunitat Valenciana (AVIA) afirma que esa información sobre la demanda de la factoría será "la que determinará los efectos sobre el resto de la cadena de valor de la automoción valenciana, especialmente para las empresas que dependen directamente de los pedidos de la multinacional". De hecho, la entidad mantiene una actitud "preventiva" ante las posibles consecuencias de una merma en la carga de trabajo, aunque fuentes de la entidad añaden que es pronto para hacer una valoración exhaustiva.

Eso sí, la industria auxiliar "valora el esfuerzo" tanto de Ford como de los representantes sindicales de la empresa a la hora de alcanzar un acuerdo sobre el ERE. Desde AVIA ponen en valor "la generosidad de ambas partes para alcanzar una solución consensuada y generar la menor perturbación ante el adelgazamiento de la plantilla".

Los despidos se cifran finalmente en 1.124, una veintena menos de los anunciados inicialmente por la compañía, algo que desde UGT valoran: "Pueden parecer insignificantes, pero para nosotros es importante todo lo que sea reducir el número de afectados en el expediente", asegura el portavoz del sindicato y secretario del comité de empresa, José Luis Parra. Las salidas se efectuarán entre el 2 de mayo y el 31 de diciembre y abrirán una etapa de tres años en la que será necesaria la adopción de medidas de transición al vehículo eléctrico para mantener la estabilidad en la factoría valenciana. En la planta de vehículos serán en torno a 950 los afectados, y en motores alrededor de 150, mientras que en las oficinas centrales de Madrid solo afectará a 16 empleados.

Así, de los 5.800 trabajadores actuales en la factoría se pasará a unos 4.600, dedicados a la producción de los modelos Kuga y Transit después del cese de fabricación el pasado 1 de abril de S-Max y Galaxy, lo que ha motivado la aplicación del ERE.

El jefe del Consell, Ximo Puig, valoró el pacto del ERE como una muestra del diálogo social en la planta, aunque siempre "duele" aplicar procesos de este tipo, pero resaltó las condiciones acordadas para que sea menos traumático. Lo importante es que Ford "tiene un gran futuro por delante" y la Generalitat, aseguró Puig, "siempre estará al lado" de Almussafes.

Saarlouis, la otra cara de la moneda: se queda el 20%

El despido colectivo en Almussafes es una especie de mal menor de la electrificación, ya que la alternativa habría sido el proceso que está experimentando la planta de Ford en Saarlouis, que acabó perdiendo la adjudicación de los modelos eléctricos por parte de la multinacional estadounidense frente a la factoría valenciana. Esta es la tesis de UGT, que defiende que la situación en Alemania es "justo la contraria": frente al 20% de despidos en Valencia, en Saaroluis solo se quedará el 20%de la plantilla.

El portavoz de UGT en Almussafes, José Luis Parra, mantiene que si no hubiese sido por el acuerdo alcanzado hace un año con la dirección europea de Ford para producir la nueva plataforma de vehículos eléctricos de la compañía a partir de 2025 "no habrían podido apretar a la empresa y alcanzar una edad de prejubilación que nunca antes se habían visto en Ford".

Parra admite que el sector del automóvil está atravesando momentos de "muchísima incertidumbre, está todo muy cambiante y es imposible poder predecir lo que pueda suceder en el futuro, pero nosotros vamos partido a partido y esperamos que esta complicada negociación sirva para acompañar en el proceso de electrificación de la factoría", afirma. Por el momento, la planta valenciana ha salvo el primer obstáculo, aunque encara un periodo de indefinición.

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