Entrevista

Jean-Christophe Grangé: "Soy un escritor de novelas policíacas cansado de la época actual. ADN, pelos en la moqueta... Ya no lo soporto"

El escritor francés Jean Christophe Grangé
El escritor francés Jean Christophe Grangé
(c) Patrick Fouque | CEDIDA POR PLANETA
El escritor francés Jean Christophe Grangé

¿Quién puede detener a un asesino en serie en una sociedad que asesina en masa? Esa es una de las ideas que parecen latentes en la última novela del francés Jean-Christophe Grangé, Muerte en el Tercer Reich (traducción de Gustavo Osorio de Ita, Destino) que acaba de llegar a las librerías españolas.

Grangé, uno de los reyes del thriller del país vecino, conocido por sus historias violentas de atmósferas góticas y oscuras, llenas de extremos giros argumentales, debuta por primera vez en una novela de ambientación histórica, harto, explica a 20minutos, del tecnificado presente. Tras el éxito de novelas como Los ríos de color púrpura, que tiene dos películas y una serie de televisión, o El imperio de los lobos, también con película, este escritor ha trasladado su estilo al Berlín de 1939, dominado por los nazis. "En cierto modo, la Alemania de esa época estaba dirigida por un asesino en serie", explica el novelista que describe aquella ciudad en aquel momento como "un verdadero teatro macabro".

Allí tres personajes excesivos -un psicoanalista que dedica sus dones más que a sanar psiques a extorsionar, un matón de la Gestapo y una psiquiatra con tantas adicciones como secretos- deben atrapar a un violento asesino en serie que está matando a las esposas de prohombres del nazismo.

¿Qué tiene el nazismo que sigue fascinando y aterrando casi un siglo después?Al ser el nazismo la personificación del mal, es un tema apasionante para estudiar y analizar. Para una novela histórica, todo es fuente de interés. Esto requiere una verdadera voluntad de llevar a cabo una investigación. Hacer una llamada en 1939 era todo un logro, cuando tenías que ver a alguien, tenías que desplazarte. Hoy en día, tienes toda la información a mano.

Es su primer thriller ambientado en el pasado, ¿es diferente manejar la tensión narrativa y el suspense en 1939 que hoy?Lo que se desprende de este libro, después de haber hecho un largo trabajo de investigación histórica que me daba miedo, es la agradable sensación de haber dado un material lleno de sorpresas al lector. Durante mucho tiempo me resistía a dar el paso porque suponía un trabajo titánico y meticuloso. Cuando escribes una novela histórica y tu personaje se sienta, debes saber en qué sillón; cuándo usa un bolígrafo, qué tipo de bolígrafo; cómo se viste a finales de los años 30.
Cada palabra es el resultado de una búsqueda previa. Soy un escritor de novelas policíacas muy cansado de la época actual: historias de ADN, policía científica, análisis de pelos en la moqueta…; ya no lo soporto.

¿Por qué?Hoy en día, una investigación significa policías detrás de un ordenador. Hay una desmaterialización de la investigación policial, mientras que, para mí, la esencia de la novela policíaca está en una persona que llama a las puertas, conoce gente, camina por las calles, hace preguntas. Así que la época histórica que elegí se presta completamente a este tipo de investigación y narración.

En cierto modo, la Alemania de esa época estaba dirigida por un asesino en serie.

¿El Berlín de aquella época es un marco incomparable para historias de este tipo?Para mis novelas, me gusta elegir escenarios que puedan apoyar mi historia. En este sentido, el Berlín de los años 30 es un verdadero teatro macabro que ofrece un poder particular a una investigación sobre un asesino en serie. En cierto modo, la Alemania de esa época estaba dirigida por un asesino en serie.

En el fondo, esta novela tiene algo de paradójico, ¿qué importa investigar asesinatos concretos en una época de asesinatos masivos?La idea original era que mis personajes iniciaran una investigación sobre algunos asesinatos. A medida que avanzan, se dan cuenta de que esta investigación es una gota en un océano de violencia y destrucción.

Sus tres protagonistas son claros antihéroes, cuando no directamente villanos… ¿Para enfrentarse al Mal necesita personajes que hayan jugado en su equipo?Para mí, la novela policíaca es como una cacería, en ese sentido mis héroes, como los cazadores, deben conocer bien el terreno en el que se desarrollará el enfrentamiento. De la misma manera que el cazador conoce en profundidad el bosque, mis investigadores, impregnados de maldad, poseen un verdadero dominio del universo en el que se mueve el asesino.

Soy un fan absoluto de Sigmund Freud. Para mí, es un genio al mismo nivel que Einstein

La psicología, los sueños, el psicoanálisis… siguen siendo protagonistas en sus historias, ¿de dónde viene ese interés?Soy un fan absoluto de Sigmund Freud. Para mí, es un genio al mismo nivel que Einstein. Me parece que todas sus ideas se comprueban cada día y observo regularmente, a través de la vida cotidiana, hasta qué punto sus teorías eran acertadas.
Además, el psicoanálisis es un método terapéutico muy cercano a la investigación policial. En su obra Cinco conferencias sobre el psicoanálisis, Freud es un verdadero detective que busca las pistas a través del discurso de sus pacientes. Freud sería un formidable héroe de novelas policíacas.

Violencia explícita, personajes al límite, giros inesperados… ¿El thriller siempre tiene que provocar emociones al límite? ¿Cuál sería la teoría sobre este género de Jean-Christophe Grangé?En mis novelas, intento estirar la trama al máximo para llevar al lector a un estado de alerta. De esta manera, todos los elementos, ya sean de la propia investigación o del contexto histórico, impactan mucho más. Es este estado de alerta lo que me interesa porque refuerza la sensibilidad.

Parece que esta novela conecta de algún modo con dos de sus grandes éxitos como Los ríos de color púrpura y El origen del mal… ¿Lo percibe así?Muerte en el Tercer Reich es mi primera novela histórica, y para mí es una nueva manera de ilustrar los temas que me interesan, como la crueldad humana y la omnipresencia del mal en nuestras sociedades. Paradójicamente, con esta novela que se sitúa en los años treinta, tengo la impresión de haber ilustrado mejor estos problemas tan actuales hoy en día.

¿Escribir sobre el Berlín de 1939 busca alertar sobre lo que vivimos en la Europa del siglo XXI?Efectivamente, en mi opinión, este periodo de violencia exacerbada me ha permitido ilustrar la amenaza que acecha siempre: una violencia y un impulso de destrucción que avanzan enmascarados, aunque tengan la apariencia del bien y del altruismo. Quizá lo más aterrador del nazismo sea su convicción de que, a través de esta obra maligna, trabajaba por el bien de la humanidad.

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