Todos los testimonios incriminatorios en la semana de juicio contra Almeida, el asesino del pequeño Álex en Lardero

Juicio contra Francisco Javier Almeida, presunto asesino del pequeño Alex.
Juicio contra Francisco Javier Almeida, presunto asesino del pequeño Alex.
Juicio contra Francisco Javier Almeida, presunto asesino del pequeño Alex.

El pequeño Álex había vuelto al parque Entre Ríos del municipio riojano de Lardero antes de cenar con sus padres y unos amigos en un merendero para despedirse de otros niños con los que había estado jugando. Sin embargo, nunca regresó junto a su familia. Francisco Javier Almeida, que acostumbraba a sentarse en los bancos del recinto a observar a los menores, según los testigos, presuntamente lo secuestró y lo llevó hasta su domicilio, donde abusó de él y lo asesinó

A lo largo de esta primera semana del juicio, que se prolongará previsiblemente un total de dos, han acudido a la Audiencia Provincial de Logroño tanto el acusado como el padre del menor, además de varios testigos y miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad que participaron en el caso. Han declarado sobre los hechos ocurridos el 28 de octubre de 2021, cuando Álex se hallaba en el parque disfrazado por la fiesta de Halloween y el procesado estaba en libertad condicional por un asesinato y una agresión sexual cometidos en 1998, por los que le habían condenado a 30 años de cárcel.

El primero en comparecer en la Audiencia fue el propio acusado, de 55 años, que aseguró no ser "la persona que ha hecho eso" y no poder explicar cómo llegó el pequeño a su casa porque ese día lo recuerda "en una nebulosa". Además, recalcó que, desde que había salido en libertad provisional, no sabía "cómo actuar e iba como un zombi" y que el niño accedió "voluntariamente y sin forzarle" a mantener relaciones sexuales con él. 

"Después, todo está nublado. Solo recuerdo que le tapé la boca y, cuando me di cuenta, algo pasó. Yo no lo asfixié, perdió el conocimiento. A continuación, bajé con la escalera con el menor en brazos para pedir ayuda porque creía que seguía vivo", explicó. También dijo que ese día había bebido mucho, aunque quienes trataron con él afirman que no parecía estar borracho.

Álex no tuvo "ninguna posibilidad de defensa"

El segundo día de juicio, compareció Daniel, amigo de los padres del menor asesinado y dueños del merendero donde iban a cenar las dos familias el día de la desaparición. Señaló que fue su hija de cuatro años quien dio la voz de alarma ante la ausencia del pequeño y que, antes de secuestrarlo, había intentado raptarla a ella. "Ante la negativa, fue a por Álex", subrayó, y añadió que en el barrio se había extendido el rumor de que un hombre invitaba a los niños a ver pajaritos en su casa. 

También declaró el teniente de la Policía Judicial de la Guardia Civil encargado de dirigir la investigación y detalló el modus operandi de Almeida. En su intervención, destacó que el acusado optó por la víctima "más vulnerable", Álex, y la convenció de que lo acompañase a su domicilio para ver una mascota. Una vez en el inmueble, el procesado "le dio una serie de indicaciones" sobre cómo proceder: lo persuadió de no subir con él en el ascensor, sino de usar las escaleras.

Informó de que se había tratado de "una muerte extremadamente violenta y una agresión sexual más todavía", por lo que el pequeño no tuvo "ninguna posibilidad de defenderse". Además, bajo las uñas del niño hallaron material biológico del procesado, al que encontraron salieron de la vivienda con Álex en brazos y la bragueta bajada.

Esta versión la confirmaron al día siguiente los forenses autores de la autopsia, que constataron que la causa de la muerte fue la asfixia, tras una agresión ejercida con violencia extrema y brutalidad. El niño no tenía en el cuerpo lesiones de tipo erosivo que sugirieran que hubo algún tipo de lucha o defensa frente a su agresor, según resaltaron, pero sí en el cuello. Así, concluyeron que la muerte se produjo por "compresión", lo que le provocó una hemorragia en el oído izquierdo y sangre en ambos orificios nasales.

"Estamos como muertos en vida"

Durante la tercera jornada del juicio, testificó el padre de Álex, que contó que, desde lo ocurrido, todos en la familia se encuentran "como muertos en vida" porque les han "quitado toda la alegría". Y describió, emocionado, la escena: "Justo antes de cenar, Álex nos pidió despedirse de unos amiguitos y le dejamos salir al parque con la hija de la otra pareja. No fue nada, enseguida vino la niña y dijo que se lo había llevado un señor. A todo correr salimos a buscarlo y mi mujer llamó a la Policía".

Enseguida vino la niña y dijo que se lo había llevado un señor. A todo correr salimos a buscarlo y mi mujer llamó a la Policía

En respuesta a preguntas del jurado, apuntó que a su hijo le gustaban los animales, pero también que era "miedoso" cuando veía a un perro por la calle, por lo que considera "imposible" que se fuera de forma voluntaria con un desconocido y cree que "se lo tuvo que llevar a la fuerza". Durante la búsqueda del pequeño, un vecino de la zona le indicó que, anteriormente, un hombre se había intentado llevar a algún niño y habían llamado a la Policía.

Denuncias previas

Precisamente ese mismo día, compareció una vecina que llamó a la Policía Local de Lardero una semana y media antes de los hechos porque Almeida devolvió una pelota en el parque su hija y a una amiga, de unos 7 u 8 años, y las invitó a ir a su casa para ver unos pajaritos. Otra mujer declaró que su hijo había fotografiado previamente al acusado asomado a la ventana de su casa, ya que lo habían encontrado varias veces sentado en el parque y les parecía "muy oscuro".

En esta misma línea se expresaron dos niños cuyas grabaciones de la fase de instrucción se reprodujeron en el juicio. Una menor de 12 años afirmó que Almeida le daba "miedo", porque a veces la seguía hasta su edificio y un día incluso la invitó a su casa para que lo ayudase a limpiar una jaula con pajaritos, a lo que respondió que debía pedir permiso a su madre para zafarse de él. A tal punto había llegado la sensación de peligro que, si lo veía en los alrededores, accedía a su urbanización por el garaje para que no supiera dónde vivía. 

Esta chica y su grupo de amigos tenían localizado el edificio donde residía el procesado, al que denominaban 'el viejo', y habían comprobado que observaba a los niños en el parque y trataba de retratarlos con su teléfono desde una ventana de su domicilio. Ante esta actitud, decidieron tomarle una foto.

No es un enfermo mental

En cuanto a la posibilidad de que el acusado sufra algún trastorno mental, la psiquiatra que lo evaluó después de su traslado a la cárcel de Segovia desde la de Logroño aseguró que no sufría ninguna patología de esta índole y que conocía la ilicitud de sus hechos. No se encontraron "elementos de juicio científico para aseverar que tenía alteradas sus capacidades volitivas y cognitivas por intoxicación etílica o una alteración mental", aseveró.

Por su parte, los padres del menor padecerán secuelas permanentes, él por tener un duelo congelado y ella, un duelo patológico cronificado, con una sintomatología depresiva que no tiene evolución y está empeorando, expusieron el viernes las psicólogas que los tratan. El hermano, que tenía 7 años en el momento del crimen, sufre un trastorno de estrés postraumático, no puede mantener un sueño conciliador y tiene dificultades para dormir y labilidad emocional, con mucha inestabilidad en sus estados de ánimo.

El fiscal, la acusación particular -de la familia de Álex- y la popular -representada por la Asociación Clara Campoamor- exigen para Almeida prisión permanente revisable por el delito de asesinato y 15 años de cárcel por el de agresión sexual. La defensa pide la absolución. No obstante, el propio procesado reconoció en una carta haber "matado al niño de Lardero" y dijo que no tenía perdón, que sentía el daño que había causado a la familia de Álex y a la suya, por lo que comprendía que no tenía quien lo asistiera, que nadie le daba nada y que todos lo despreciaban.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento