Cualquiera que esté un poco metido en temas de protección animal, ya sea como voluntario o simplemente siguiendo a algunas asociaciones por redes sociales, sabrá que muchas de las historias de los peludos que buscan una segunda oportunidad son duras, aunque algunas más que otras. Un ejemplo de ello es la historia del perro Diego.
A pesar de que solo tiene un año, Diego tiene una historia muy dura a sus espaldas: fue rescatado en un pueblo de Sevilla, arrastrándose a duras penas bajo la lluvia, intentando huir a un lado de la carretera para salvar su vida. Unas personas lo encontraron y lo llevaron al veterinario, quién confirmó que el pequeño tenía la columna partida.
Dado que no tenía microchip y nadie quería hacerse cargo del pequeño, se planteó la opción de eutanasiarlo, pero por suerte, la protectora del pueblo pidió ayuda y así fue como Laura conoció su caso y quiso salvarle la vida, acogiéndolo y llevándolo a Madrid.
En la capital, el perro fue atendido por los especialistas de la Clínica Európolis Veterinaria, impulsores de la asociación Pets Aid, centrada en la salud y bienestar de los animales de compañía que busca erradicar el maltrato y el abandono animal y que colabora con protectoras y refugios, además de ayudar a propietarios que pasen por dificultades económicas.
La recuperación de Diego
Los veterinarios determinaron que, a pesar de la fractura que presentaba, tenía sensibilidad profunda en sus patas y, por tanto, posibilidades de mejora mediante una intervención quirúrgica que permitiera alinear su columna.
"Diego era un perro alegre, que se aferraba a la vida con determinación, siempre dispuesta a jugar y a dar cariño, por lo que no hubo mucho que pensar", cuenta Laura. "El 25 de enero pasó por el quirófano con éxito y, tras un mes de reposo absoluto en una cuna, acuda a rehabilitación, donde sus veterinarios se afanan en intentar que recupera la marcha espinal".
Aunque los expertos no saben si logrará andar algún día, a Diego no le define su discapacidad. "Corre con su silla de ruedas y usa pañal para ayudarle con la incontinencia que le causa su lesión", asegura su casa de acogida.
"Es un cachorro precioso, cruce de podenco miniatura, que se relaciona bien con otros perros y gatos", describe Laura. "Estoy encantada con él y me gustaría que se lo quedase una familia que lo quiera y cuide para siempre".
Además, desde la casa de acogida defienden que tener un perro paralítico e incontinente "no es tan complicado como mucha gente piensa". "Deseamos que alguien vea más allá de su discapacidad, pregunte por él y quiera conocerle", animan.
Diego ha tenido una historia muy triste pero nunca se rindió. Este pequeño luchador busca ahora una familia con la que empezar una nueva vida, lejos del abandono y el sufrimiento. Los interesados en ayudar o adoptar a Diego, pueden contactar con la Clínica Európolis Veterinaria o con la asociación Pets Aid, preguntando por Laura y su perro Diego.
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