Ha habido discrepancias de fondo en el equipo de gobierno de Barcelona. Pero le pueden recordar que ustedes aprobaron, por ejemplo, las Superillas.La diferencia que tengo con Ada Colau es que ella quiere replicar el modelo de Consell de Cent, veintidos veces. Eso es inviable porque nos costaría más de 1.000 millones de euros.
Para ganar verde urbano existe la alternativa de los interiores de manzana. Los alcaldes socialistas hicieron 42 durante sus mandatos y reactivaremos 30 más que estaban previstas.

No solo es cuestión de verde sino también de movilidad.
En ese aspecto hay que apostar por el Metro. En los Presupuestos que hemos acordado con la Generalitat hay 1.000 millones de euros a ejecutar en 8 o 10 años que suponen 15 o 16 paradas de Metro nuevas.
Además, si soy alcalde, voy a proponer mantener la bonificación del 50% del transporte público porque creo que es una medida que tiene que ayudar a recuperar pasaje para la movilidad metropolitana y para combatir la alta inflación y la subida de precios. Igualmente, es la forma más eficaz de luchar contra el cambio climático.

La mayor parte de la inversión en transporte público no depende del Ayuntamiento.La Administración debe hacer un cambio de chip. No tendría que ser cicatera en este aspecto, sobre todo la Generalitat, que es quien ha de hacer las grandes inversiones, y un ejemplo son las obras de la L9, paradas durante más de una década. Debemos tener un nuevo enfoque, porque la gestión inteligente de la T-Movilidad nos va a permitir ser más sofisticados a la hora de hacer tarifas más justas, para que pague menos quien más usa el transporte público.

Los últimos años esa inversión ha sido escueta.Y sin embargo, con un buen transporte público se solventa la movilidad y la sostenibilidad, y la igualdad de acceso a la vivienda, porque si tienes mejor transporte público puedes elegir vivir más lejos si estás bien conectado. Después de la salud y la educación, dónde mejor se invierte el dinero público es en el transporte público. La vivienda se puede hacer con colaboración público-privada, pero nadie invierte en transporte público porque es deficitario por definición.

¿La inversión en vivienda pública no necesita también un "cambio de chip"?Es el principal problema que tiene la ciudad. Se han disparado los precios del alquiler y compra y hay que toparlos. Y hay que generar más oferta de vivienda.
La reserva obligatoria del 30% de las promociones a vivienda pública ha parado la construcción por rígida e intervencionista. Ahora tenemos tres áreas de crecimiento: el 22@ norte, la Sagrera-Bon Pastor y la Marina del Prat Vermell. Se han proyectado 20.000 viviendas, un 60% de protección.

Con los precios actuales, los jóvenes se van de la ciudad.La gran mayoría de esos nuevos pisos de protección tienen que ser para jóvenes. En las condiciones de acceso se puede regular que tengan preferencia.
Hay un problema de despoblación de jóvenes de clase media trabajadora, digamos familias jóvenes con un salario medio que no pueden acceder a una vivienda. 

El nivel de vida tampoco lo pone demasiado fácil.La vida en Barcelona es más cara que en L’Hospitalet, Badalona o Santa Coloma. Llenar la cesta de la compra cuesta un 10% más. Y por ello, una de las propuestas que ya hemos lanzado es el proyecto Renda Barcelona, que es un complemento del 10% de las pensiones no contributivas.

Y en algunos barrios, las dificultades son mayores y va en aumento la vulnerabilidad de algunas zonas.Barcelona puede prosperar mucho económicamente en el sector tecnológico, en investigación, en industrias creativas... Ya estamos creciendo mucho y Barcelona es la ciudad de España con menos paro. Pero existe el riesgo de dejarnos atrás a una parte de la ciudad.
Para evitarlo, se necesita intervención pública, a través del Plan de Barrios, con programas de rehabilitación urbana y de vivienda en los barrios más vulnerables, y favoreciendo la transición energética y digital en estas zonas. Esta transición ha de ser justa. Una revolución verde con corazón rojo.

En todo este planteamiento económico, ¿qué papel ha de jugar el turismo?El turismo es importante. Sobre todo, que los camareros, los trabajadores de los hoteles o los taxistas tengan trabajo. A partir de ahí, defiendo que venga un turismo de calidad, que aprecie el destino y con capacidad de gasto. Pero, sobre todo, tenemos que diversificar la economía.
Nos hace más resistentes a las crisis y nos permite crecer en sectores como el digital, tecnológico o la economía verde, que crean empleos de calidad y bien pagados. Estos sectores ya generan más empleo que el que teníamos en el industrial. Pero hay otro reto: la formación de trabajadores, porque faltan en algunos de estos sectores.

¿Cómo se siente ahora que es ya tan solo un candidato?Me siento con un pie en la alcaldía. Confío mucho en que vamos a vivir una etapa en Barcelona. Y para hacerlo, necesitaba libertad de opinión y mi capacidad de movimiento sin que eso afectara a nuestra coalición. Tengo la sensación de haber cumplido todos nuestros compromisos.

Las encuestas no le penalizan tal y como se pronosticó.Las encuestas tienen que servir como guía, como tendencia, pero no son determinantes. En todo caso, nosotros vamos a plantear un proyecto de futuro para la ciudad. Colau y Trias ya tuvieron su oportunidad. Estoy convencido de que nosotros vamos a abrir esa nueva etapa. Barcelona lo tiene todo para que le vaya bien. Solo le falta un buen alcalde.

En un principio no parecía que partiesen como favoritos.La señora Colau y el señor Trias intentaron pactar la campaña. Todos recordamos la famosa foto en un restaurante céntrico de Barcelona, cuyo objetivo era intentar apartar al PSC de la carrera.

Gane quien gane, necesitará pactar. ¿Se ve más en un pacto progresista o con Trias?Yo seré un alcalde progresista con un gobierno progresista, que hará políticas progresistas. La gran diferencia en relación a hace cuatro años es que el PSC hoy tiene una capacidad de llegar a acuerdos mucho más amplia. De hecho, todos nuestros competidores dicen que quieren pactar con nosotros. Pero lo que decimos nosotros es que esos pactos se deben hacer sobre la base del modelo económico, el modelo social y el respeto a las instituciones del Estado y de la Unión Europea.

¿Usted no pone líneas rojas?Los contenidos son mi carta de presentación. Yo creo que eso es mucho más honesto que no empezar a poner rayas rojas y verdes que luego todo el mundo se salta. La señora Colau dice que no pacta con la derecha y fue investida con los votos del señor Valls. 

En la batalla de fichajes, usted ha incluido en su candidatura dos independientes.Nosotros sumamos independientes, Trias suma independentistas. Maria Eugènia Gay representa a un sector profesional de mujeres comprometidas, y Lluís Rabell, viene de la lucha vecinal y de la izquierda alternativa. Difícilmente podría haberlos presentado como futuros miembros del gobierno municipal formando parte al mismo tiempo de otro gobierno.