El 10% del término municipal de València presenta zonas con indicadores de pobreza y otro 10% está en riesgo de caer en esta situación. En concreto, la ciudad concentra en su periferia, principalmente en barrios del norte, del sureste y de la fachada marítima, 125 secciones censales (de las 596 existentes) con problemas de este tipo: 60 zonas vulnerables desde el punto de vista social y 65 que pueden serlo, según un estudio que acaba de publicar la Oficina de Estadística del Ayuntamiento correspondiente al año 2022. El número total es prácticamente el mismo que el de la entrega anterior, de 2019, cuando se registraron 59 en situación de pobreza y 63 potencialmente vulnerables.

El estudio Áreas Vulnerables en la Ciudad de València 2022. Secciones Censales pone la lupa mucho más allá de los distritos o de los barrios, ya que baja prácticamente al nivel de manzanas de edificios para afinar mucho más la necesidad de atención de las políticas públicas municipales a partir de las problemáticas sociales de zonas concretas.

Además, al margen de ofrecer unos resultados globales, permite desagregar las tres variables utilizadas (equipamiento, demografía y socioeconomía) para mostrar las carencias concretas de cada una de las secciones censales. Por ejemplo, si una de ellas carece de centro de salud, tiene un hospital, un centro de mayores un polideportivo demasiado lejos, si presenta mala cobertura de la EMT o si acumula más población envejecida, en paro o en riesgo de pobreza que la media de la ciudad.

Un vistazo al plano de resultados incluido en el estudio permite observar tres áreas principales de vulnerabilidad: el norte de la ciudad, en especial los barrios de Benicalap, Orriols, Torrefiel, Marxalenes y parte de Campanar; varias secciones censales de Na Rovella en el entorno de las avenidas de La Plata y Hermanos Maristas; y la fachada marítima, especialmente zonas del Cabanyal, de la Malvarrosa y de Nazaret.

No obstante, también afloran "agujeros" de vulnerabilidad más aislados respecto a los bloques principales en secciones de Benimàmet, del distrito de Jesús (l’Hort de Senabre y San Marcelino) y en la Punta y Carpesa (Pobles del Nord).

En cuanto a los resultados del estudio por porcentaje de población y distritos, el más afectado es Benicalap, con un 28,56% de sus habitantes en situación vulnerable. A continuación figuran, en orden decreciente, Pobles de l’Oest (24,82%), Rascanya (20,86%), Poblats Marítims (18,84%), Pobles del Nord (17,66%), Pobles del Sud (15,11%), Quatre Carreres (12,94%), Campanar (12,83%), Jesús (9,37%), la Saïdia (6,33%), Algirós (5,91%), Camins al Grau (3,42%), l’Olivereta (1,92%) y Patraix (1,40%). En cambio, el porcentaje de población vulnerable es del 0% en cinco distritos: los tres del centro (Ciutat Vella, l’Eixample, Extramurs), el Pla del Real y Benimaclet.

En cambio, los distritos con mayor porcentaje de población potencialmente vulnerable son Pobles del Nord (45,30%), Benicalap (23,98%) y l’Olivereta (22,43%), por lo que deberían ser zonas de atención preferente en las políticas sociales de cara a evitar que sus habitantes caigan en situaciones de necesidad más extrema. En el otro lado de la balanza repiten sin población potencialmente vulnerable los mismos distritos, y se les une el de Algirós.

En cuanto a la evolución, la comparación entre 2019 y 2022 arroja dos conclusiones fundamentales: por un lado, la mejora del Cabanyal, que ha coincidido con las medidas nivel urbanístico y social tras la parálisis a la que se vio sometido el barrio como consecuencia del fallido plan para prolongar la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar y que dividía su trama en dos. Por otro, el empeoramiento de varias zonas de Torrefiel y Orriols, tal y como vienen denunciando sus vecinos, lo que provocó que el Ayuntamiento constituyera grupos de trabajo interdisciplinares para mejorar aspectos como la seguridad, la limpieza y las intervenciones de carácter social.

Actualización cada tres años

Según indica el propio informe, la Oficina de Estadística municipal tiene la voluntad de actualizar estos indicadores de aproximación a la distribución de la vulnerabilidad en la ciudad de València cada tres años. Este análisis territorializado, a nivel desagregado, "viene siendo reclamado por las diferentes personas usuarias, así como por los cargos políticos o departamentos que han de tomar decisiones, tanto en la planificación, como en la evaluación" de políticas públicas.