¿Por qué nos sentimos tan mal cuando cometemos errores?

Olvidarse de alguien es un proceso de duelo que suele causar tristeza, rabia... y que puede llegar a enquistarse
Todos tenemos miedo a equivocarnos y nos surgen emociones como la tristeza, rabia, humillación, frustración, culpa o  vergüenza.
Free-Photos / Pixabay
Olvidarse de alguien es un proceso de duelo que suele causar tristeza, rabia... y que puede llegar a enquistarse

Si no nos equivocamos, no progresamos, no crecemos, no nos permitimos conocernos. Sin embargo, nos educan para pensar que fallar es horrible, que siempre implicará un castigo o que tendremos nefastas consecuencias. Como tendencia, en el entorno familiar y social se hace mucho más hincapié en los errores que en los éxitos, se da más importancia y sobresalen aquellas cosas que hacemos mal y que debemos corregir o rectificar para aprender el 'modo correcto'.

Interiorizamos esta gestión del fallo y de adultos magnificamos o 'catastrofizamos' con el futuro tras decisiones importantes, en forma de castigo o en forma de adivinación; todo ello influye de manera negativa en nuestra autoestima y autoconcepto.

Pero ahora tenemos la capacidad de razonar, de ser conscientes, y es imprescindible detectar de dónde o por qué tenemos ese miedo, de trabajar nuestra percepción ante los errores y de relativizar los fallos que, en la mayoría de casos, es inevitable si simplemente nos dedicamos a 'vivir'.

Nos sentimos mal porque fallar se convierte en una herida para nuestro orgullo, ego y autoestima. En esta línea, un estudio publicado en la revista European Journal of Social Psychology reveló que las personas que cometen errores y no se disculpan después tienen una elevada autoestima y creen tener más poder y control sobre sí mismos y el medio si se comparaban con las personas que sí que asumen sus fallos y piden perdón por ellos.

También lo pasan especialmente mal las personalidades muy autoexigentes y perfeccionistas, en este caso, sienten mucha rabia por el fallo porque suelen ser personas duras y rígidas consigo mismas, con un diálogo interno intransigente basado en el constante autorreproche. 

La culpa como tal es una emoción poco útil ya que nos paraliza

De otra forma también puede surgir la culpabilidad, de forma inconsciente, la culpa es una manera de 'compensar' del daño que hemos causado, nos autocastigamos. La culpa como tal es una emoción poco útil ya que nos paraliza, no nos moviliza a la acción, por ello es importante ser conscientes y cambiar la culpa (emoción pasiva) por la responsabilidad (activa), así nuestro autodiálogo será mucho más amable y constructivo, lejos de la autocompasión y el victimismo.

Por último, nos da pánico cometer errores por si decepcionamos a los demás, por una necesidad irracional de aprobación social continua, pero si condicionamos nuestra vida y nuestras decisiones con agradar a los demás, para que nos quieran, nos valoren, nos admiren, no seremos reales ni coherentes con nosotros mismos, a largo plazo, simplemente no seremos felices.

Todos cometemos errores, la clave será la actitud, cómo procesamos mentalmente ese fallo. 

Tenemos dos opciones: verlo como un fracaso vital, y podremos sentir entonces culpa, humillación, ira, ansiedad, miedo, tristeza, frustración, etc. O considerarlo una oportunidad para aprender, vivirlo como algo natural, asumir esas emociones de forma pasajera, recibirlas con poca intensidad y considerarlas una oportunidad para perdonarnos, para darnos comprensión y respeto. Los errores no nos definen, nos harán fuertes.

*Fuente de referencia: lamenteesmaravillosa

Mostrar comentarios

Códigos Descuento