El Gobierno logra por los pelos que el Senado dé luz verde a la ley de bienestar animal

  • La norma supera el intento de veto de PP y PNV por solo un voto gracias a que un senador de Junts no se pronunció.
  • Ahora el texto volverá al Congreso para revisar las enmiendas introducidas y aprobarlo definitivamente.
La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, este miércoles en el Senado.
La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, este miércoles en el Senado.
EFE
La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, este miércoles en el Senado.

La ley de bienestar animal está ya a solo un paso del Boletín Oficial del Estado (BOE) después de que, este miércoles, el Senado la aprobara de manera casi definitiva: ahora solo queda que el Congreso se pronuncie sobre las enmiendas introducidas por la Cámara Alta. Pero la sesión en la que se dio luz verde al texto fue igual de tortuosa que el resto de la tramitación parlamentaria, y durante varias horas la ley volvió a estar, una vez más, en el alambre y corrió el serio riesgo de ser vetada, lo que hubiera supuesto una dura derrota para el Gobierno y habría revivido los fantasmas a los que se enfrentó la ley hace un mes, cuando el Ejecutivo la salvó a ultimísima hora por apenas un puñado de votos.

El texto evitó ser derribado por apenas un solo voto, lo cual es un fiel reflejo de lo ajustado de los apoyos con los que contó Ejecutivo en un Pleno en el que, de nuevo, recibió duras críticas a izquierda y derecha por la forma en la que se ha tramitado la ley. Y no es la primera vez: ya hace un mes en el Congreso, la norma de bienestar animal salió adelante con el apoyo de 174 diputados y el rechazo de 167, entre estos segundos los de formaciones como Más País, normalmente socia del Gobierno pero que en este asunto ha censurado que la ley se quede, a su juicio, muy corta tras excluir por decisión del PSOE a los perros de caza de las medidas de protección.

De hecho, si este miércoles la ley finalmente salió adelante en el Senado fue porque el Gobierno consiguió de carambola que el veto presentado por el PNV -y apoyado por el PP y otras pequeñas formaciones- no reuniera los 133 votos que suponen la mayoría absoluta en el Senado. Ese veto se quedó en 132 apoyos porque el senador Josep María Matamala, de Junts, no votó, a diferencia del resto de sus compañeros de partido, que sí apoyaron la moción para que la Cámara Alta no ratificara el texto. Únicamente gracias a esa ausencia el texto no tendrá que volver a ser debatido y votado en el Congreso en su totalidad.

En cualquier caso, y pese a que este veto del PNV no salió adelante por apenas un voto, lo cierto es que sí se aprobaron algunas enmiendas parciales, por lo que ahora la ley de bienestar animal tendrá que volver al Congreso para su aprobación definitiva. En la Cámara Baja, no obstante, únicamente se decidirá sobre si estas enmiendas introducidas por el Senado se mantienen en el texto o se retiran, algo muy diferente a lo que hubiera ocurrido si hubiera prosperado el veto: entonces, el Gobierno hubiera vuelto a jugarse el todo por el todo en el Congreso y hubiera tenido que volver a forjar una nueva y agónica mayoría para sacar adelante la ley.

En cualquier caso, los problemas que tuvo este miércoles el Ejecutivo para conseguir la luz verde del Senado a su norma han sido tan solo el último capítulo de una tramitación enormemente tortuosa que se torció hace meses por el empeño del PSOE de excluir a los perros de caza del ámbito de aplicación de la ley, algo que finalmente los socialistas consiguieron de la mano del PP y con el apoyo de otras formaciones como Vox o el PNV. A raíz de esa decisión, para la cual presionaron durante meses barones socialistas como Emiliano García Page, las negociaciones con socios como ERC o EH Bildu se torcieron.

De hecho, estas dos formaciones solo se avinieron a no derribar la ley en  el Congreso en el último momento, después de haber amenazado por hacerlo al considerar que la exclusión de los perros de caza la deja descafeinada. Y, antes de llegar a esa votación, las discrepancias entre el PSOE y sus socios dejaron algunas escenas dantescas durante la tramitación parlamentaria del texto y también varios cruces de reproches entre los socialistas y Unidas Podemos, unas críticas que se reprodujeron este miércoles, cuando la titular de Derechos Sociales, Ione Belarra, pidió "disculpas como ministra" a "todos" los que cada día ven las consecuencias del maltrato animal y sanan a los perros de caza abandonados.

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