Las trabas burocráticas para acceder al bono social eléctrico: "Es un lío tremendo, intenté pedirlo pero me perdía y tiraba la toalla"

Pilar, beneficiaria del bono social eléctrico gracias a la Fundación Luz Solidaria.
Pilar, beneficiaria del bono social eléctrico gracias a la Fundación Luz Solidaria.
Jordi Salinas
Pilar, beneficiaria del bono social eléctrico gracias a la Fundación Luz Solidaria.

Pilar y su hijo han estado viviendo en tensión, recortando al máximo el gasto en luz con el objetivo de minimizar la factura todo lo posible. Con unos ingresos de poco más de 800 euros y una hipoteca que pagar, intentaron solicitar el bono social eléctrico, pero la infinidad de trabas con las que se encontraron les llevaron a abandonar. Hasta que conocieron a la Fundación Luz Solidaria, que les ayudó a gestionarlo, no han podido acceder a una ayuda a la que tienen derecho. 

"Es un lío tremendo, mucha burocracia, cuando no te falta un papel te falta otro... Me perdía y tiraba la toalla", relata esta mujer de 60 años que prefiere no ser identificada con su nombre real. Los problemas comenzaron con la muerte de su marido justo después del confinamiento al que obligó la pandemia. Un cáncer se lo arrebató, y con él se llevó el principal salario que estaba entrando en casa. Antes del coronavirus, ella aportaba algo de dinero extra, pero con el encierro domiciliario esa pequeña fuente de ingresos se secó. "Yo tenía una vida normal pero me arruiné", manifiesta, antes de especificar que ahora cuenta con su pensión y el sueldo de su hijo.

Al menos 2,6 millones de familias sufren pobreza energética en España, pero tres de cada diez hogares desconocen que existe el bono social y solo un 30% de quienes cumplen los requisitos lo tienen. La situación es dramática porque 7.100 personas fallecen cada año por este motivo, o lo que es lo mismo, una persona cada 74 minutos. Para constatar la magnitud del problema, esto supone seis veces más muertes que las que se cobran los accidentes de tráfico. 

Para contribuir a la difusión de este bono y ayudar a las familias a solicitarlo, nació la Fundación Luz Solidaria, que empezó a operar a finales de 2021. Surgió de la compañía del mismo nombre, creada en 2020 para contribuir al ahorro energético y a fomentar las energías renovables. Todo ello junto a un proyecto social, de manera que con cada factura de la luz destinan un importe a la organización que el cliente elige. "Somos expertos en el mercado energético y utilizamos ese conocimiento. Y queremos hacer un llamamiento a todo el sector para que se involucre porque se pueden buscar soluciones que no tengan un alto coste. También animamos a quienes tengan dudas a que nos llamen", señala Isabel Jiménez, presidenta de la fundación. 

fotografo: Bieito Alvarez Atanes [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista con la presidenta de la fundación Luz Solidaria. Isabel Jiménez
Isabel Jiménez, presidenta de la Fundación Luz Solidaria. 
Bieito Álvarez

"Es una carrera de obstáculos. Primero, que sepas que esa ayuda existe y segundo, cuando empiezas a hacer los trámites es todo online. Nos hemos encontrado con familias a las que se les había denegado, lo hemos vuelto a intentar y lo hemos conseguido. Hay una buena predisposición por parte de todo el mundo, incluso de las compañías comercializadoras que pueden dar el bono, pero tenemos que poner más facilidades, puntos de atención presenciales. Si se ampliara la atención presencial conseguiríamos solventar una barrera muy importante", apunta Jiménez. A ello contribuiría igualmente la ampliación del número de comercializadoras que pueden dar suministro con bono social a los consumidores. Actualmente, solo ocho de las 400 que hay en España están capacitadas para ello por el Gobierno. 

El bono social se concede a las familias más vulnerables en diferentes cuantías, desde el 25% de reducción de la factura al 100% en los casos más graves. Las ayudas se han incrementado en el último año con las medidas de refuerzo del Ejecutivo, pero aún no llegan a todos los hogares que deberían llegar. Muchas familias que antes no estaban dentro de los límites requeridos ahora sí entran, pero no lo saben.

A Pilar le han concedido un 70% de descuento y lleva beneficiándose de él un par de meses. "Te da tranquilidad. Estos días de tanto frío hemos podido poner la calefacción un rato", cuenta. Porque tener que recortar en luz y gas tiene un enorme impacto en la vida diaria. "Dejé de poner el horno. Nos duchábamos menos. Lees casi en penumbra...", añade esa mujer, en un contexto en el que los precios en general, y los de la energía en particular, no paran de subir.  

El bono social te da tranquilidad. Estos días de tanto frío hemos podido poner la calefacción un rato

"Hay gente que no se ducha o no pone lavadoras y por lo tanto no va a entrevistas de trabajo. O que deja de comprar garbanzos crudos por lo que le cuesta cocerlos", agrega Jiménez. Hay asimismo muchas personas que puede coger enfermedades graves por no poder tener una temperatura adecuada en casa. No en vano, existe una mortalidad adicional de entre el 20 y el 30% que se produce en invierno y que se debe a la pobreza energética, según la Organización Mundial de la Salud

La Fundación Luz Solidaria ayuda a la gestión del bono pero también a aquellos que no tienen derecho a él a negociar tarifas o planes de pago. En las situaciones más duras incluso se ocupan de hacer frente a los recibos. "No podemos pagar las facturas a todo el mundo, pero en los casos más graves en los que vemos que a corto o medio plazo no existe solución podemos abordarlo", asegura Jiménez. En esos extremos se sitúan por ejemplo aquellos hogares en los que uno de sus miembros necesita estar conectado a una máquina. 

El objetivo de esta organización es luchar contra la pobreza energética, pero no solo. Para ello, colabora con otras 80 que abordan diferentes ámbitos, desde bancos de alimentos a organizaciones de pacientes de diversas enfermedades. "Lo importante no es solo solucionarles la pobreza energética sino intentar trabajar con otras entidades y con los Servicios Sociales para dar la máxima ayuda posible. Nos gusta trabajar de manera colaborativa y transversal", señala su presidenta. La factura de la luz es uno de los gastos que muchos ciudadanos no pueden afrontar, pero no el único. 

Entre el 70 y el 80% de las personas que llegan a la fundación son derivadas de las entidades con las que colabora. "Nos pasan los casos más graves, y así podemos hacer un seguimiento más exhaustivo y ser más ágiles. Nos pueden venir también por Servicios Sociales. Estamos colaborando con algún Ayuntamiento, que nos tiene como ayuda complementaria porque dominamos más el sector energético. Y también nos pueden venir a través de la web, las redes sociales, el boca a boca…", enumera Jiménez.

Desde su puesta en marcha, la fundación ha ayudado a 300 personas con el programa específico de pobreza energética. A ellas se suman muchas más a través del programa de ayuda social a otras entidades. La organización trabaja con entidades locales, nacionales e incluso con algunas que trabajan en proyectos de cooperación en América Latina, África y la India. 

Pilar los conoció a través de una amiga y solo tiene palabras de agradecimiento: "No me gusta deber nada. Pero pasé momentos de desesperación. Ellos no te hablan como a un número, tienen empatía, comprenden tu situación, y son rápidos". Ella tuvo que vivir ese proceso además en mitad del duelo por la muerte de su marido, lo que la sumió en una depresión. Necesitaba ayuda emocional y física y no estaba en condiciones de buscar un trabajo. En ese contexto, su familia ha supuesto igualmente un gran soporte: "Mis hermanos me hacen la compra a veces y me han pagado alguna factura". 

Esta mujer se muestra optimista y convencida de que saldrá de esta situación. Espera por ejemplo que con el tiempo su hijo vaya evolucionando profesionalmente y gane más dinero. De esa forma confía en poder volver a vivir con tranquilidad

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