Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Javier Fernández: el triunfo más allá de las medallas

El bailarín Javier Fernández.
Javier Fernández.
Cris Andina / Getty Images
El bailarín Javier Fernández.

Javier Fernández, rompiendo el hielo ya está listo para emocionar en RTVE Play, el Netflix español y gratuito que ha creado Televisión Española. Listo para emocionar, pues esta producción de Factoría Henneo no es un documental que se quede en el manido heroísmo de la competitividad por la medalla olímpica y consigue sumergir al espectador en la experiencia de la motivación del patinador.

Estamos habituados a mitificar a los deportistas de élite como superhéroes entrenados para siempre ganar. La pasión que nos despiertan va unida al magnetismo de la perfección. O de lo que nos insistieron que era la perfección en un mundo en el que, a menudo, sólo vale la medalla de oro. Y nada más. El resto es fracaso. 

Este mal enfoque de los valores de la competición genera una frustración caníbal, dentro y fuera del deporte. Porque la vida sobre todo va de perder. Es más, la vida va de crecer gracias a las imperfecciones que nos definen. Imperfecciones o lo que dicen socialmente que son imperfecciones, ya que lo que nos diferencia suele reconvertise en lo que nos inspira.

Javier Fernández, rompiendo el hielo nos muestra esa evolución del chico de barrio que llevó al patinaje español al liderazgo mundial, pero también a la primera línea de la curiosidad nacional. Y el documental lo narra muy bien, con los atrevimientos y las perezas de un patinador que no sólo quería existir para entrenar. No pasa nada por cansarse, no pasa nada por distraerse cuando necesitas coger aire. 

Podemos contabilizar las medallas de Javier Fernández, una detrás de otra, pero más estimulante es intentar atinar por qué nos emocionó tanto en la pista de hielo. No hacía falta que conociéramos ni una sola regla o figura del patinaje artístico, su talento se multiplicaba por su capacidad de transmitir una historia e interpretar decenas de peculiares personajes encima de sus patines, quitando frialdad a la técnica y dotándola de la maravillosa imprecisión de toda la expresividad corporal y afectiva de estar viviéndolo y disfrutándolo. Incluso si no lo estaba disfrutando, proyectaba la capacidad de estar relativizándolo para poder seguir disfrutándolo. A pesar del meneo de todas las expectativas, que son sólo eso: probabilidades. 

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