El tiempo es oro. El que no corre vuela. Y el tiempo… ¡vuela! ¿Vuelves a emocionarte con los hits del pasado? ¿Te sabes las coreografías del Aserejé y del No rompas más? Si tus respuestas son afirmativas y te confiesas amante del “yo quiero bailar toda la noche”, eres de los míos y esta columna te gustará.

Adoro la música actual, me rindo ante los pequeños adelantos de 15 segundos que Rosalía publica en TikTok antes de lanzar single, flipo con lo nuevo de Sam Smith y trasnocho la ‘nochentera’ por ver a Rihanna en la Super Bowl, pero… ¡Los regresos me tienen loco!

Después de haber visto a mis admiradas Spice Girls en directo en el año 2019, tras haber vibrado hace unos meses con los Backstreet Boys en el WiZink Center y habiéndome gastado pasta gansa para ver a Sugababes, Madonna y Beyoncé en los próximos tiempos, veo que los S Club 7 vuelven.

¿Recordáis a ese grupo de 7 jovenzuelos británicos que cantaban y daban saltitos de alegría mientras bailaban sus canciones por las calles de Miami? Mucho antes que Glee, Hannah Montana o High School Musical, el visionario Simon Fuller (artífice del éxito de las Spice) creó S Club 7: Una banda prefabricada que vendió millones de discos gracias a mezclar la música con una serie de televisión muy cómica (con tintes de docureality) destinada a los más pequeños. Entretenimiento blanco, canciones pegadizas y bailes facilones que ahora arrasarían en las redes... 3 chicos monos, 4 chicas talentosas, un verano por delante y Televisión Española como aliada fueron suficientes para que ahora, 25 años después, me vea refrescando mi navegador continuamente para comprar entradas para el concierto que darán en Londres en octubre. El marketing bien hecho, la morriña y el poder de la música para trasladarte a momentos bonitos.