La compleja labor de enviar ayuda a Siria, un país marcado por la guerra y las sanciones: "Un alto el fuego sería importante"

Un hombre, con una esterilla para protegerse del frío, pasa junto a un edificio derruido por el terremoto, donde varias personas buscan supervivientes entre los escombros, en Harem (Siria).
Un hombre, con una esterilla para protegerse del frío, pasa junto a un edificio derruido por el terremoto, donde varias personas buscan supervivientes entre los escombros, en Harem (Siria).
EP
Un hombre, con una esterilla para protegerse del frío, pasa junto a un edificio derruido por el terremoto, donde varias personas buscan supervivientes entre los escombros, en Harem (Siria).

Este lunes la tierra se volvió a mover, y con ella un nuevo capítulo en la historia de los desastres naturales. En esta ocasión han sido Turquía y Siria las afectadas, donde casi 20.000 personas han perdido la vida, y el mundo entero se ha volcado en ayudar, en una carrera contra el tiempo donde cada rescate y cada material humanitario cuenta. No había pasado ni un día del seísmo y los países ya se afanaban en anunciar el envío de grandes cantidades de dinero para combatir la desgracia. Pronto se comprobaría que los euros no fluirían de la misma forma a ambos lados de la frontera. Mientras el aeropuerto de Estambul colapsaba, en Damasco la situación era diferente. 

"La ayuda se está volcando fundamentalmente en Turquía. Siria está recibiendo mucha menos", reconoce a 20minutos José Félix Hoyo, presidente de Médicos del Mundo. "En cierto modo es lógico", agrega el médico, ya que "en el noroeste de Siria, que es donde está la zona de Idlib, están en medio de un conflicto activo y hay una autoridad que es diferente de la del Gobierno central".

En el año 2011 muchos países rompieron relaciones con el Gobierno sirio de Bachar al Asad, debido a la represión de las manifestaciones que se habían producido al hilo de la Primavera Árabe. La opresión se tornaría en violencia, y esta en una guerra civil que fue aprovechada por grupos islamistas radicales. Algunos de ellos permanecen en la zona rebelde, una de las regiones sirias más afectadas por el terremoto. 

El noroeste sirio espera la ayuda

La situación bélica en Siria se ha cruzado con la naturaleza pidiendo paso y el conflicto está complicando la respuesta internacional. "Hay muchas víctimas y muchas dificultades de acceso, porque la ayuda que pueda llegar a la zona controlada por las fuerzas opositoras tendrá que llegar desde Turquía", explica a este medio Mati Gomis, subdirectora de Oxfam Intermón en Siria.

Muchas de esta organizaciones no gubernamentales ya estaban presentes desde hace años, por lo que ahora pueden trabajar en las localidades afectadas por el desastre natural. Con lo que están teniendo problema es tratando de aumentar la ayuda necesaria para paliar estas situaciones, algo que sí está sucediendo en Turquía. Es precisamente en la frontera turco-siria donde se encuentra uno de los escasos pasos por los que podría pasar la ayuda; actualmente dañado por los terremotos.

"Las carreteras que conducen a la frontera han sufrido daños. Apoyamos el llamamiento para que el paso de Bab Al Hawa siga abierto y haya más puntos de acceso para que la ayuda humanitaria entre en el noroeste de Siria", pide a 20minutos Francisco Otero y Villar, coordinador general de Médicos sin Fronteras para Siria. "Casi todas las organizaciones y actores dependen de este paso para sus actividades", dice Otero, que apunta que el mayor desafío será un posible retraso en el suministro por esa vía.

Este jueves fuentes de la ONU han confirmado el envío de un convoy con ayuda humanitaria a través de este paso y con destino Siria. No obstante, una fuente consultada por EFE reconoce que este envío se había hecho antes del desastre, por lo que es parte de la  "ayuda habitual". Si apunta que "es un buen presagio para que entre ayuda especial para el terremoto en los próximos días".

Otra alternativa son los denominados envíos "translineales" desde áreas en manos del Gobierno de Bachar al Asad, una opción que presenta muchas limitaciones y que la ONU podría utilizar para hacer llegar un convoy al noroeste en los próximos días, según su portavoz Stéphane Dujarric.

El Gobierno de Asad se apoya en sus aliados

El presidente sirio todavía no ha dado ningún discurso público desde que el primer terremoto asoló el país, pese a que las cifras de muertos superan ya las 3.000. El silencio presidencial lo han ocupado estos días miembros del Gabinete de Ministros y el primer ministro del país, Husein Arnous, que este miércoles realizó una visita a zonas afectadas en las regiones de Latakia y la parte de Alepo en manos de Damasco.

Entre las provincias más afectadas por los seísmos está Latakia, un bastión de la dinastía Al Asad. Además también ha sufrido la región costera de Tartus y la parte en manos del Gobierno de la ciudad de Alepo, bandera de sus victorias contra los rebeldes durante la guerra.

En una entrevista con el canal libanés Al Mayadín, el jefe de la diplomacia siria ha denunciado que las sanciones "exacerbaron el desastre". Desde la ONG Oxfam reconocen que "las zonas a las que se puede llegar desde Damasco tienen un acceso relativamente fácil, el problema es que cualquier ayuda que venga desde fuera tendrá que venir a través de Beirut, ya que el aeropuerto de Damasco apenas es utilizado debido a las sanciones internacionales".

El bloqueo político y las sanciones a Asad han provocado una respuesta desigual en cuanto al envío de rescatistas o ayudas directas. La apoyo recibido por Siria proviene fundamentalmente de los países árabes y algunos de sus principales socios. Desde última hora del pasado lunes han llegado aeronaves de Argelia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Libia, Irak, Irán y China; además de la asistencia enviada por Rusia, su aliado principal en la guerra; la India; y efectivos libaneses que ya están realizando rescates. Muchos de estos países han enviado también ayuda a Turquía.

Las ONG que trabajan en la zona consideran que cuestionar si las sanciones son o no la mejor herramienta política para combatir el Gobierno de Asad no es parte de su trabajo. Con todo, algunas consideran que los gobiernos que emiten las sanciones "deberían garantizar la buena implementación de las exenciones que ya existen" y que "se garantice la entrega a tiempo de la respuesta humanitaria, permitiendo transferencias de dinero o la compra de medicinas, evitando retrasos innecesarios", como dice a 20minutos Jean-Raphaël Poitou, responsable de incidencia para Oriente Medio de Acción contra el Hambre.

Bruselas y EEUU niegan que las sanciones frenen la ayuda

Ante las criticas recibidas, la Comisión Europea negó este miércoles "categóricamente" las acusaciones del Gobierno sirio de que las sanciones afecten al envío de la ayuda humanitaria. El comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, aseguró que Siria se ha puesto en contacto con el Ejecutivo comunitario para pedirle el envío de material médico y de primeros auxilios. Por ello, el responsable comunitario ha solicitado a los países de la Unión Europea que acudan en su ayuda.

El comisario añadió que Bruselas "vigilará" que la asistencia que ha pedido el Gobierno sirio llegue a los destinatarios previstos. En el miso sentido se ha expresado el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, que ha recalcado que ya trabaja para dar ayuda humanitaria a Siria y que garantiza que la misma "no llegará al régimen". 

Pese a que estos países sí enviarán ayuda a Siria, la rapidez en este tipo de acontecimientos es fundamental. Cada minuto cuenta para rescatar a los supervivientes bajo los escombros. Del lado de la frontera turca Estados Unidos tiene desplegado desde el principio del desastre más de 150 miembros de equipos de búsqueda y helicópteros apoyando a las fuerzas turcas. 

Algo parecido ha ocurrido con la UE. Este lunes los aeropuertos turcos se saturaron con la llegada masiva de rescatistas y personal de ONG provenientes, entre otros lugares, de Europa, que pudieron llegar en pocas horas a las zonas afectadas. Una imagen imposible de ver en los aeropuertos sirios. Uno de los motivos es la complejidad de llegar a ellos mediante aviones comerciales. Además del hecho de que la seguridad en un país en guerra es más complicada de asegurar.

"Lo que podemos hacer es seguir manteniendo y reforzar nuestras operaciones de los programas que ya tenemos allí", apuntan desde Médicos Sin fronteras. "En la mayoría de los lugares donde trabajamos ya están acostumbrados a vernos, pero para el resto de las organizaciones internacionales si que un acuerdo o un alto el fuego sería importante", sentencia.

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