Un vecino de Galicia reaparece con vida tras casi diez años de haber sido dado por muerto en Siria

Centenares de civiles vuelven a atravesar una de las puertas de entrada a la ciudad de Deraa, en el sur de Siria. Regresan tras comprobar que los sangrientos combates de los dos últimos meses han concluido. Estamos como en el cielo, dice esta mujer, que asegura no tener ya miedo. Al regresar, se encuentran varios puestos de control de la policía. Y la bandera siria ondeando en las plazas. El Ejército gubernamental ha retomado uno de los primeros enclaves en levantarse, hace una década, contra el régimen de Bashar el-Assad. Ese estallído derivó en una guerra civil que ha causado casi 400.000 muertos y millones de desplazados. Hay otra enseña presente en Deraa, la rusa. Porque el Kremlin está detrás de la tregua declarada aquí entre los rebeldes y las autoridades de Damasco. El jefe de la policía habla de reconciliación. Pero las huellas de años de contienda armada recuerdan que quedan muchas heridas que curar aquí y en el resto del territorio sirio.
Centenares de civiles vuelven a atravesar una de las puertas de entrada a la ciudad de Deraa, en el sur de Siria.
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Centenares de civiles vuelven a atravesar una de las puertas de entrada a la ciudad de Deraa, en el sur de Siria. Regresan tras comprobar que los sangrientos combates de los dos últimos meses han concluido. Estamos como en el cielo, dice esta mujer, que asegura no tener ya miedo. Al regresar, se encuentran varios puestos de control de la policía. Y la bandera siria ondeando en las plazas. El Ejército gubernamental ha retomado uno de los primeros enclaves en levantarse, hace una década, contra el régimen de Bashar el-Assad. Ese estallído derivó en una guerra civil que ha causado casi 400.000 muertos y millones de desplazados. Hay otra enseña presente en Deraa, la rusa. Porque el Kremlin está detrás de la tregua declarada aquí entre los rebeldes y las autoridades de Damasco. El jefe de la policía habla de reconciliación. Pero las huellas de años de contienda armada recuerdan que quedan muchas heridas que curar aquí y en el resto del territorio sirio.

Un vecino de Fene (noroeste de Galicia), que viajó a Siria en 2013, ha regresado a su casa después de estar detenido durante nueve años en la prisión de Far'Falastin, en Damasco (Siria). Varios medios gallegos se han hecho eco del retorno de Diego Barcia tal y como se hicieron eco de su desaparición y supuesta muerte. 

A Barcia se le dio por muerto en 2013, según él mismo afirma, pero fue detenido en Alepo, donde había llegado a través de la frontera con Turquía con la intención de "escribir sobre el conflicto y cubrirlo como periodista freelance", explica Diego, quien antes de su detención estuvo en una zona rebelde y lo acusaron de terrorismo por lo que es investigado por la Audiencia Nacional

Nacido en Uruguay, pero criado en Fene desde los ocho años, cuenta que abandonó ese municipio de Ferrolterra en el 2012 y se marchó a Francia para trabajar en la vendimia y "ganar algo de dinero y ver mundo". De allí viajó hasta Alemania porque quería conocer el "ambiente cultural" de Berlín, y tras cuatro meses malviviendo en la capital germana, regresó al país galo para intentar entrar en la Legión Francesa y ganarse el pan como militar. 

Sin embargo, no consiguió entrar en la Legión Francesa y fue entonces cuando decidió viajar a Siria con la intención de cubrir el conflicto, ya que asegura que escribe "desde siempre" y ya en el pasado había colaborado con una publicación local. 

Según el relato del hombre de 46 años, recogido por La Voz de Galicia, consiguió llegar a Siria «colándose en trenes y haciendo autostop». Y asegura que tras pasar varios días en la zona rebelde, nada más llegar a Alepo, el 7 de marzo del 2013, fue interceptado por la policía, que tras ver su documentación lo envió al calabozo. "En aquella época, los extranjeros debían entrar a Siria por el Líbano y en avión y yo lo había hecho por Turquía y a pie", explica.

No pudo ponerse en contacto con su familia ni con ninguna autoridad española tras su detención. "Por las circunstancias no tuve derecho a defenderme legalmente. Me interrogaron con los ojos cerrados y después firmé una declaración que no pude leer pero que firmé por mi integridad física", apunta.

Por aquel entonces su familia pensaba que estaba en la Legión Francesa y achacaba su silencio a la prohibición que tienen sus integrantes para comunicarse con el exterior durante el período de instrucción. Sin embargo, una noticia publicada en un blog holandés, en la que se daba por muerto a Barcia en una acción de guerra en Siria, encendió todas las alarmas y llevó a la familia a denunciar su desaparición ante la Guardia Civil.

LA PRISIÓN EN DAMASCO

Tras la detención en Alepo, Barcia fue trasladado a la prisión de Far'Falastin, en Damasco, donde permaneció hasta el año 2020. Fue enviado entonces a la cárcel de Adra, donde estuvo unos veinte días. En esos días tuvo una "especie de juicio" en la que un magistrado cambió su consideración de "terrorista por la de periodista", cuenta al periódico gallego. Parecía que iba a ser liberado, pero llegó el coronavirus y todo se paralizó. 

Apenas en el 2022 se pudo contactar con la embajada española en Beirut y logró volver a España el pasado 24 de septiembre.

Al llegar a Madrid, la Policía Nacional lo interrogó y las autoridades le abrieron una causa por un delito de terrorismo en "calidad de investigado no detenido". Diego reconoce que tuvo contacto con los grupos rebeldes tras cruzar la frontera turca, pero niega que entrase a formar parte de ninguna organización terrorista. "¿Entré en Siria de forma ilegal? Sí. ¿Estuve en la zona rebelde? Sí. ¿Conviví con los rebeldes? Sí. ¿Participé en alguna acción terrorista con los rebeldes? No", responde con firmeza.

Asegura que las condiciones en la cárcel fueron duras, que pasaba solo en su celda todos los días.  "Resistí porque me dediqué a hacer ejercicio, limpiaba, caminaba por la celda y reflexionaba y pensaba sobre muchas cosas, desde la naturaleza hasta el alma humana". 

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