Los delfines necesitan "gritar" para comunicarse por el aumento del ruido submarino

Un delfín.
Un delfín.
SHEILAPIC76 / WIKIMEDIA COMMONS
Un delfín.

Los delfines son animales sociales e inteligentes que dependen del silbido y la ecolocalización para cazar y reproducirse. Sin embargo, encuentran cada vez más dificultades para comunicarse a causa del aumento de los niveles de ruido submarino y tienen que "gritar" cuando intentan trabajar juntos, según un estudio publicado en la revista Current Biology.

Estos cetáceos se ven obligados a reaccionar así ante el ruido generado por la actividad humana, como la perforación y el transporte marítimo, que tiene el potencial de afectar negativamente a la salud de las poblaciones de delfines salvajes.

"Las mismas razones que hacen que el sonido sea tan ventajoso para los animales también los hacen susceptibles a la perturbación del ruido en el medio ambiente. En las dos últimas décadas, hemos asistido a un aumento espectacular del ruido de origen humano, y la contaminación acústica en los océanos no es una excepción", explica la primera autora, Pernille Sorensen, de la Universidad de Bristol (Reino Unido).

Los dos delfines observados en el estudio, Delta y Reese, fueron colocados en una laguna experimental y equipados con grabadoras de sonido de ventosa para documentar sus vocalizaciones. Ambos tenían que trabajar juntos para pulsar cada uno su propio botón subacuático situado en cada extremo del espacio con un segundo de diferencia.

En cada prueba se les liberaba desde un punto de partida y, en algunas pruebas, se retenía a uno de los cetáceos entre cinco y diez segundos mientras que el otro era liberado inmediatamente. En los ensayos de liberación retardada, los delfines tuvieron que depender únicamente de la comunicación vocal para coordinar la pulsación del botón.

Cambio de volumen y de duración

Los investigadores descubrieron que, cuando se reproducían niveles crecientes de ruido desde un altavoz subacuático, ambos lo compensaban cambiando el volumen y la duración de sus llamadas para coordinar la pulsación del botón. De las molestias acústicas más bajas a las más altas, la tasa de éxito de los delfines descendió del 85% al 62,5%.

Los cetáceos no solo cambiaron sus llamadas, sino también su lenguaje corporal. A medida que aumentaban los niveles de ruido, se reorientaban para enfrentarse entre sí y nadaban hacia el otro lado de la laguna para estar más cerca.

"Esto nos demuestra que, a pesar de que utilizaban estos mecanismos compensatorios, su comunicación se veía perjudicada por el ruido. Nuestro trabajo demuestra que, a pesar de sus intentos de compensación, de estar muy motivados y de conocer tan bien esta tarea cooperativa, el ruido seguía dañando su capacidad de coordinarse con éxito", afirma Sorensen.

Problemas para la población de delfines

Aunque esta investigación se llevó a cabo con cetáceos que viven bajo cuidado humano, el ruido generado por el hombre también puede tener efectos perjudiciales en los delfines salvajes.

"Si los grupos de animales en la naturaleza son, por ejemplo, menos eficientes en la búsqueda de alimento de forma cooperativa, esto tendrá un impacto negativo en la salud individual, que en última instancia afecta a la de la población", dice la coautora Stephanie King, profesora asociada de la Universidad de Bristol.

Y añade: "Nuestro trabajo muestra que estos ajustes no son necesariamente suficientes para superar los efectos negativos del ruido en la comunicación entre individuos". Dado que los delfines dependen de sus habilidades de comunicación para cazar y reproducirse con éxito, los niveles las molestias acústicas pueden afectar a sus comportamientos, que a su vez merman la salud de la población.

"Esta colaboración con colegas internacionales del Centro de Investigación de Delfines nos brindó una oportunidad única para investigar el impacto del ruido en animales que trabajan juntos en un entorno controlado, algo que es casi imposible de hacer en la naturaleza", agradece Sorensen.

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