Un terrorífico incendio calcinó el pasado 16 de julio más de 4.700 hectáreas en Cebreros y Hoyo de Pinares (Ávila). Cuatro meses después volví allí con un equipo de La 2 de TVE para buscar los primeros brotes verdes después de la catástrofe. Me acompañó la actriz Cristina Medina, felizmente recuperada de un cáncer. Fue inevitable encontrar paralelismos entre ambas tragedias.

El pinar se veía calcinado, cubierto de carbón y ceniza, como si le hubiera caído una gigantesca bomba. Pero no fue una destrucción completa. En algunos sitios el fuego se comportó caprichoso, evitó algunos árboles o tan solo los chamuscó. En otros, a pesar de haber sufrido temperaturas superiores a los 1.000 grados, las primeras retamas comenzaban a rebrotar con potencia inusitada.

Sentados en una roca todavía manchada de hollín, Cristina me contó frente a las cámaras algunos detalles de su enfermedad, de una lucha valiente que es la de la supervivencia, la de no darse nunca por vencida. De cómo buscó –y encontró– en el bosque, en la Sierra de Cazorla, la tranquilidad necesaria para afrontar la convalecencia. Pero también, y esto es muy importante, cómo tuvo la necesidad de sentir el apoyo en los demás, de tejer redes solidarias de ayuda, información, ánimo y cariño. Porque una vez concluye el tratamiento médico y sales del hospital te sientes desorientado, necesitas el apoyo de quienes han pasado lo mismo que tú y te pueden aconsejar sobre dietas, ejercicios o actitudes.

Cristina Medina: "Siendo digna se vive mejor, se duerme mejor, más tranquila"

Así funciona la naturaleza y así funcionamos nosotros. Somos seres sociales. Nos necesitamos y nos ayudamos. Es nuestro secreto de éxito. Frente a las adversidades el grupo nos hace fuertes. Después de un incendio la vida siempre renace con fuerza.