OPINIÓN

Legislatura en punto de ebullición

Pedro Sánchez, en una imagen de archivo.
Pedro Sánchez, en una imagen de archivo.
Europa Press
Pedro Sánchez, en una imagen de archivo.

Durante meses, la táctica seguida en Moncloa ha sido la de frenar determinadas polémicas con otras polémicas nuevas. Por poner solo algunos casos recientes, el escándalo provocado por la trágica muerte de decenas de inmigrantes en la frontera de Melilla quedó ensombrecido por la rebaja de condenas y la salida de prisión de algunos delincuentes sexuales gracias a la ley del ‘solo sí es sí’. Y esa controversia fue apagada parcialmente por el griterío provocado por la eliminación del delito de sedición, como dádiva a los líderes independentistas condenados, precisamente, por sedición.

Pero en los despachos del poder han optado por cambiar de táctica, al menos en diciembre. Aprovechando la serenidad de espíritu y el entretenimiento que aportan el puente de la Constitución, el Mundial de fútbol y las inminentes fiestas navideñas, el presidente del Gobierno ha decidido acumular en un solo acto todas las controversias que necesita resolver antes de que termine 2022, para despejar los cinco primeros meses de 2023 que nos llevarán hasta las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Así, Pedro Sánchez ha reunido en los mismos días la demolición del delito de sedición, la jibarización del delito de malversación y las reformas legales para modificar las mayorías en el Consejo General del Poder Judicial y controlar después el Tribunal Constitucional. Sin red.

Moncloa confiará en que se imponga la supuesta tendencia del electorado al olvido

Analizado desde el punto de vista del beneficio político propio –al margen de lo que sea bueno para el país–, esta opción tiene sentido, porque en medio de un diciembre semivacacional y futbolero las tensiones políticas se digieren de otra manera. Y, cuando nos queramos dar cuenta, ya se habrán ido los Reyes Magos, los condenados por sedición ya no serán sediciosos, los condenados por usar el dinero de los impuestos del contribuyente para montar el procés serán hombres de bien, y el poder judicial estará aún más sometido al control del poder ejecutivo. Por delante, el horizonte político de los partidos que conforman la coalición quedará libre de obstáculos que no sean los inesperados e incontrolables, porque los provocados por el propio Gobierno habrán quedado atrás. Las elecciones de mayo estarán a la vista y Moncloa confiará en que se imponga la supuesta tendencia del electorado al olvido.

Por tanto, Pedro Sánchez ha decidido que estamos en el momento adecuado para llevar la legislatura a su punto de ebullición, en el que todo estalla a la vez, para que no quede nada que pueda estallar después, cuando la cita con las urnas esté más cerca y cualquier problema pueda tener efectos negativos en el resultado. Todo ello, en medio del episodio de mayor confrontación política en años. Más madera.  

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