Los tribunales británicos han proporcionado un alivio al ex rey Juan Carlos I en sus problemas judiciales con Corinna Larsen: la inmunidad de que gozaba durante su reinado es reconocida por la Justicia hasta el día de su abdicación en 2014. Prácticamente termina así la larga etapa de incertidumbre que el anterior monarca ha tenido que afrontar en la dureza del exilio, por otra parte voluntario en la práctica, que lleva en los Emiratos Árabes Unidos para no perjudicar la consolidación al frente de la Corona de su hijo y sucesor, Felipe VI.

Es una buena noticia para el retorno a la normalidad institucional española y para la imagen internacional de España. Don Juan Carlos llevaba varios años sufriendo el acoso de su examante que desde la ruptura de relaciones no cejó en el empeño de formalizar reclamaciones que se han venido rechazando los tribunales de España, Suiza y ahora del Reino Unido. Seguramente todavía quedarán en Londres algunos flecos que los abogados de la señora Larsen intentarán apurar pero en opinión de los expertos, sin posibilidades de éxito.

La noticia adquiere carácter providencial para algunos al coincidir con el día de la conmemoración de la Constitución en España, la gran conquista democrático que el entonces Rey Juan Carlos I promovió e inspiró desde el mismo momento en que asumió la jefatura del Estado e inició la transición de todos los poderes que le proporcionaba la sucesión a un sistema democrático, con todas las libertades para el pueblo y el ejercicio de la política abierto a los ciudadanos.

La Justicia británica reconoce la inmunidad de Juan Carlos I hasta su abdicación en el caso de la demanda de Corinna Larsen

El alivio que sin duda sentirá hoy don Juan Carlos —compartido por cuantos reconocen su contribución a la transformación y modernización de España—, ante una efemérides que le traerá tantos recuerdos buenos y horas difíciles, la recuperará hoy volviéndose a sentir libre de unas acusaciones que los jueces nacionales e internacionales no comparten. Habrá que ver lo que sucede en el próximo futuro, pero tras una sentencia que le libera, podrá regresar a España sin ningún problema legal – en realidad nunca lo tuvo— y sin tener que volver a hacerlo con la fugacidad con que pasó unos días el pasado verano en Galicia.