Un meteorito similar al que acabó con la vida de los dinosaurios en la Tierra impactó en Marte, generando un 'megatsunami'

El planeta rojo cuenta con los desechos de 18 artefactos creados por la humanidad.
El planeta rojo cuenta con los desechos de 18 artefactos creados por la humanidad.
Planet Volumes de Unsplash
El planeta rojo cuenta con los desechos de 18 artefactos creados por la humanidad.

El choque del meteorito 'Chicxulub' en la península de Yucatán hace 66 millones de años desencadenó la desaparición de los dinosaurios, pese a que marcó un hito en la historia de la ciencia y puso fin al periodo Cretácico no fue el primer planeta en sufrir un desastre de este calibre. Marte también registró el impacto de un asteroide similar al que golpeó a la Tierra, en cambio, este desencadenó un 'megatsunami' cuando aún tenía mares de agua líquida en su territorio. 

En 1976 se esperaba que la primera sonda que operó con éxito en el planeta rojo aterrizara en agua, en cambio tocó tierra en una zona cubierta de rocas difícil de determinar

Un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el Planetary Science Institute y el centro de investigación Ames de la NASA ha puesto de manifiesto que la sonda Viking 1 tocó tierra justo en los sedimentos generados por un antiguo 'megatsunami'. "Estas relaciones estratigráficas sugieren que un impacto marino probablemente formó el cráter", han destacado en el estudio.

Además han recalcado que el choque de este asteroide, de entre 3 y 9 km de diámetro, formó el lugar donde aterrizó hace más de 40 años la sonda lanzada por Estados Unidos. En concreto, Viking 1 tomó tierra en el tramo inferior de Maja Valles, un enorme canal formado por inundaciones fluviales catastróficas hace unos 3.400 millones de años en la región de Chryse Planitia.

La llegada de la sonda habría tenido lugar en el lugar correcto para buscar señales de vida en muestras del suelo, tal y como sugiere el estudio liderado por los investigadores Alexis P. Rodríguez, del Planetary Science Institute, y María Zambrano y Mario Zarroca,de la UAB

La investigación ha sido publicada en Scientific Reports y tiene como objetivo la identificación de un cráter oceánico y simulaciones de la ola generada por el impacto del asteroide.

Las imágenes generadas por la sonda, en cambio, no subrayaron indicios de antiguas inundaciones por lo que se llegó a la conclusión de que los depósitos sedimentarios estaban compuestos de mantos de eyección. Estos estaban provocados por impactos de meteoritos o flujos de lava degradados, pero no había cráteres derivados del choque ni fragmentos de lava abundantes

"Nuestras simulaciones muestran que el megatsunami fue devastador y que alcanzó inicialmente unos 250 metros de altura de ola e inundó zonas costeras localizadas por lo menos a 2.000 km del cráter de impacto. Estas zonas costeras incluyen una cuenca enorme donde la ola podría haber formado un mar interior en los trópicos del planeta", ha explicado Zarroca.

"La búsqueda de cráteres marinos marcianos es extremadamente difícil, pero resulta esencial para entender la evolución de ambientes costeros en el planeta rojo", ha añadido Rodríguez.

Los investigadores han hecho hincapié en que el cráter está por encima de los paisajes formados por las inundaciones que generó el océano y cubierto por los depósitos del 'megatsunami' más reciente que ya cartografiaron.

"Es posible que contenga un registro geológico detallando la evolución del océano desde su formación hasta su congelación", ha sugerido Rodríguez. La NASA manifestó en su momento que no había evidencia de que en Marte hubiera señales de vida microbiológica en el suelo cercano al aterrizaje.

Este estudio, sin embargo, saca a la luz un nuevo contexto geológico en el que se reconsidera la información astrobiológica recogida en las primeras mediciones in situ en Marte. Permitirá, además, determinar nuevos terrenos y estudiar sus potenciales condiciones de habitabilidad.

"Si se comprueba que las sales detectadas en el terreno eran de origen marino, sería posible predecir una composición salobre de agua de mar que habría sido mucho más resistente a la congelación que los mares terrestres", ha argumentado Zarroca.

"Este tipo de composición existe en algunos lagos en la Tierra y estos contienen organismos capaces de vivir en ambientes extremos. Si el océano formó una capa de hielo, esta composición salina podría haber alargado su estado líquido significativamente, estabilizando su habitabilidad", ha añadido.

Desde la UAB han remarcado que el próximo paso es caracterizar terrenos próximos al cráter como posibles lugares de aterrizaje en función de su potencial de habitabilidad y de albergar pruebas de antiguas bioseñales.

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