La festividad de la virgen de la Almudena, patrona de la ciudad de Madrid, nos ha dejado sin el pleno de este miércoles, donde hubiéramos disfrutado de la correspondiente sesión semanal de control al Gobierno.

La observación más elemental de cómo se plantean las preguntas al presidente y a los demás componentes del Gobierno según las formulan los portavoces de los grupos parlamentarios y de cómo son respondidas con palabras y ademanes por los interpelados es desalentadora y viene a confirmar la falta de dedicación de los diputados a sus tareas más básicas. En resumen:

1.- Asombra que, en la mayoría de los casos, los portavoces que inquieren se limiten a interrogar al presidente del Ejecutivo para pedirle que valore o califique la acción del Gobierno en una determinada materia o para que aventure o pronostique el sentido de su evolución.

2.- Asistimos a una inversión del espectáculo anunciado, porque desde que a las nueve de la mañana abre la sesión la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, se advierte una deriva dialéctica perversa según la cual son los miembros del Gobierno, desde Pedro Sánchez en adelante, quienes critican, controlan, piden cuentas y emplazan a los partidos de la oposición presentes en el hemiciclo o con responsabilidades al frente de comunidades autónomas.

3.- Padecemos el agravio de soportar la penosa lectura de las preguntas, las respuestas, las réplicas y las contrarréplicas, precocinadas en casa sin haber tenido en cuenta al interlocutor ni haber escuchado sus argumentos.

4.- Nos someten a una catarata de cifras, imposibles de retener y menos de rebatir, sin aclarar su exacta procedencia, que se aducen como si los números, muchas veces fuera de lugar o extraídos de arcanos inaccesibles, estuvieran revestidos por su propia naturaleza de una autoridad que no pudiera ser cuestionada.

5.- El Gobierno se presenta siempre como detentador de la estadística sublime que sus agentes deben presentarle cuando son requeridos en los términos más convenientes para evitar que les encaminen por la senda que indicaron al anterior presidente del Instituto Nacional de Estadística, Juan Manuel Rodríguez Poo; al expresidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero; y a quienes ya se la están jugando como el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos; el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, o el presidente de la Agencia Estatal de Meteorología, Miguel Ángel López González, al que se hace responsable de tener fuera de control al anticiclón de las Azores y de las temperaturas infernales de este verano. Atentos.