Manuel Mostaza Barrios Politólogo y Director de Asuntos Públicos de ATREVIA
OPINIÓN

Una sociedad en cambio

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, esta tarde, en el Senado
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en el Senado
Fernando Alvarado / EFE
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, esta tarde, en el Senado

Calma tensa en un panorama demoscópico que parece no moverse demasiado desde el inicio del verano: el Partido Popular consolida una ventaja sobre los socialistas que, sumada a los votos de Vox, le permitiría gobernar a partir del año 2023. Una parte muy relevante de esta fortaleza se explica por la fidelidad de los votantes a la derecha del espectro, muy superior a la que muestran aquellos que en 2019 votaron por el PSOE o por Unidas Podemos. Continúa también la buena valoración de Alberto Núñez Feijóo, un líder que es visto como alguien más moderado y competente que el presidente Sánchez, visión que es compartida especialmente por los votantes ubicados en el centro político. Pasan los años, pero lo que no cambia es esa imagen que se perpetúa en el imaginario político de los españoles: los socialistas protegen mejor cuando hay una crisis, pero los populares gestionan mejor la economía para salir de la misma.

Hablando de cambios y de marcos culturales; la narrativa de los impuestos altos parece haber calado contra pronóstico en una sociedad escorada hacia la izquierda como es la española: dos tercios de los ciudadanos cree que pagamos demasiados impuestos, mientras que apenas uno de cada cuatro cree que la cantidad que pagamos es la adecuada. Este marco es compartido también por la mayoría de los votantes del PSOE y de Unidas Podemos, cosa sorprendente cuando uno escucha las declaraciones de sus líderes. No es extraño, por lo tanto, (aunque el CIS no pregunte estas cosas, que es de mala educación hablar de dinero) que la gran mayoría de los españoles quiera que desaparezcan tanto el impuesto sobre el patrimonio, como el de sucesiones. Con un apoyo abrumador entre los votantes socialistas a favor de la supresión de este último impuesto, por cierto.

Lo que pensamos forma parte de nuestra identidad, y quizá estemos asistiendo a una transformación más profunda

Paradojas de la vida: lo que no han conseguido ni el cupo ni su fantasioso método de cálculo en los territorios forales parece haberlo conseguido la competencia fiscal entre regiones. Los españoles se han vuelto jacobinos desde el punto de vista tributario y ya son una clara mayoría los ciudadanos que quieren homogeneidad fiscal en nuestro país, aunque con una mezcolanza bastante extraña: los votantes del PSOE -pensando posiblemente en Madrid- y de Vox -con el cupo vasco en la cabeza- están más de acuerdo con esa uniformización que los votantes populares y de Unidas Podemos.

Lo que pensamos, también en materia fiscal, forma parte de nuestra identidad, y quizá estemos asistiendo a una transformación más profunda en las creencias de la sociedad española de lo que pueda parecer a simple vista. Y es que los tiempos están cambiando, como cantaba Bob Dylan…

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