Miguel Díaz Martín Arquitecto y socio en Ruiz-Larrea
OPINIÓN

El 'senior living' es el futuro de las residencias

Es el país de la Unión Europea en el que sus habitantes viven más años. En 2019 se situaba en los 83,58 años de media, solo superado por Japón y Suiza.
La búsqueda de la calidad de vida hace del 'senior living' una opción en alza
Pixabay/MabelAmber
Es el país de la Unión Europea en el que sus habitantes viven más años. En 2019 se situaba en los 83,58 años de media, solo superado por Japón y Suiza.

Las Administraciones Públicas han admitido por fin que el obsoleto modelo de residencias de mayores no sirve. Las terribles consecuencias del covid han acelerado el cambio hacia un modelo ‘convivencial’, que incluye variantes como el coliving o el senior living dentro de una concepción más flexible, más "familiar" y adaptada a la actividad o al nivel de dependencia de cada persona.

Estos nuevos tipos residenciales se diseñan para ser espacios saludables: luminosos, correctamente orientados y ventilados, completamente accesibles e inclusivos, con usos flexibles, mantenimiento sencillo y una fuerte presencia de medidas de sostenibilidad y de ahorro energético.

Pero si algo está claro en la larga experiencia que los países nórdicos y noreuropeos acumulan en este modelo es que los servicios tienen una importancia capital. A la atención básica se incorporan, en función de las demandas personales, la atención médica, la fisioterapia, el deporte, el transporte, la asesoría administrativa, el servicio de comidas o la compra de productos básicos.

Adaptación y la flexibilidad también son clave en estos residenciales, porque las necesidades de los mayores dependientes son muy diferentes a las de una persona o un matrimonio completa o parcialmente activo.

La adaptación y la flexibilidad son clave en estos nuevos edificios residenciales

Para unos, el hogar puede ser una habitación propia y personalizada, con baño y un amplio espacio para recibir visitas, dentro un complejo mayor permanentemente atendido por personal especializado; para otros, será un apartamento con salón, cocina y terraza, donde disfruten de mayor autonomía aunque reciban apoyos puntuales. En ambos casos se diseñan zonas comunes de ocio y/o deportivas que faciliten la relación entre los propios residentes y entre estos y sus familiares, a los que se otorga un papel más importante frente al modelo tradicional.

Estos residenciales "hogareños", más humanos, enfocados a una vejez activa y con mayor calidad de vida, ya está dando pasos en España tanto nivel público como de inversión privada. Sin embargo, su desarrollo es desigual: mientras administraciones como la de Madrid o la Comunidad Valenciana se apresuran a cambiar sus residencias y facilitar las nuevas promociones, otras como Andalucía o Cataluña han quedado rezagadas, siendo empresas e inversores quienes desarrollan a gran velocidad los senior living que darán servicio a los nuevos mayores.

La atención a los mayores activos y a una vejez cada vez más prolongada constituye un modelo productivo de futuro rentable a nivel social y económico, pero también es un servicio vital. Desarrollarlo correctamente, facilitando los nuevos usos y agilizando la respuesta a una demanda cada vez mayor, es la deuda que tenemos con nuestros mayores y con nosotros mismos, porque todos llegaremos a viejos.

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