Productos congelados, o cómo gastar un 30% menos en carne, pescado o verduras: "Cuentan con las mismas garantías que los frescos"

Sección de congelados de un supermercado.
Sección de congelados de un supermercado.
EFE
Sección de congelados de un supermercado.

Los hogares españoles llevan meses afanándose en rebajar como sea una cesta de la compra que debido a la elevada inflación acumula ya en alimentación un sobrecoste anual de más de 830 euros, según la estimación de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)

Sin embargo, las familias muchas veces no quieren renunciar a consumir ciertos productos como la carne, el pescado o las verduras pese a que su precios de haya disparando en los últimos tiempos y suponga para ellos un esfuerzo adicional llenar con estos artículos el carro de la compra. 

Una opción para no privarse de este tipo de productos que no pueden faltar en la mesa es comprarlos congelados, lo que puede suponer un ahorro medio de hasta el 30% respecto al producto fresco, según las estimaciones de la asociación de fabricantes y distribuidores de productos congelados Frozen España -representa a más de 140 empresas especializadas del sector-, que precisa, no obstante, que este porcentaje varía al alza o a la baja dependiendo del producto del que se trate. 

Por ejemplo, un kilo de colifor lo podemos encontrar en un supermercado como Mercadona, compañía del sector con mayor cuota de mercado, por 1,89 euros mientras que ese mismo producto congelado cuesta en ese establecimiento 1,40 €/kg, lo que supone un ahorro total del 26%

En la misma superficie, el kilo de  merluza fresca se vende a 11,30 euros mientras que la misma cantidad congelada la podemos adquirir por 7,24 €/kg. En este caso, hablamos de desembolsar un 36% menos. Por contra, el ahorro que hemos detectado en la cadena valenciana en la compra de un kilo de carrillada de cerdo congelada respecto al mismo producto fresco es del 13,2% (10,95 €/kg frente a 9,50 €/kg). 

Sus precios son más económicos manteniéndose durante todo el año su calidad gracias a la temperatura negativa"

"Los productos congelados gracias al coste de oportunidad del proceso de adquisición por los distribuidores y el desarrollo de los fabricantes hacen posible que podamos tener durante todo el año productos de temporada a un menor coste, ya que se adquiere en temporada dónde hay más oferta y por tanto sus precios son más económicos manteniéndose durante todo el año su calidad gracias a la temperatura negativa, siendo un sector estratégico en tiempos de crisis o de guerra como los que vivimos", afirma Alberto Bueno, gerente de Frozen España. 

Bueno asegura que "los productos congelados cuentan con las mismas garantías nutricionales" e incluso más que los productos frescos, "puesto que estos con el paso del tiempo se van deteriorando si no son consumidos, mientras que los productos congelados mantienen la calidad desde su origen hasta el proceso de descongelación". 

Purificación González, experta en nutrición y profesora de la Universidad Ceu San Pablo, confirma que el consumo de alimentos congelados es seguro y que generalmente se mantienen casi todos los nutrientes si el proceso de congelación se ha realizado de la forma correcta, aunque opina que para una alimentación óptima "lo ideal sería combinar su consumo con el de alimentos frescos"

"Es una alternativa siempre que se conserven las cadenas del frío. Es importante seguir las recomendaciones del fabricante en cuanto al tiempo de almacenamiento en los congeladores de casa para asegurarse que el alimento conserva las características de seguridad alimentaria y el mantenimiento del valor nutricional", asegura. González, sin embargo, añade que algunos alimentos podrían perder un cierto porcentaje de nutrientes con el paso del tiempo, como ocurre con la vitamina C en el caso de los que son de origen vegetal.

¿Cuánto tiempo podemos conservarlos?

Desde Frozen España explican sobre el tiempo que pueden conservarse los alimentos congelado que depende del tipo de producto, sus características y sus cualidades, "pudiendo tener una media de vida de 8 a 12 meses adicionales desde su adquisición", aunque destacan que "hay estudios de más de 24 meses en los que el producto no ha variado sus propiedades". Para ello los productos deben estar mantenidos a temperatura controlada negativa y descongelarse en el momento de su consumo. La temperatura fijada como estándar de congelación para la cadena de frío internacional son -18 grados centígrados

La asociación de fabricantes y distribuidores llama, por último, la atención en un error muy común entre los consumidores: comprar productos frescos y congelarlos. Con esta práctica, lo que hacemos es congelar un producto "que ya ha iniciado su proceso de deterioro, mientras que si lo adquirimos congelado ese producto no pierde sus propiedades desde el origen". 

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