Un ritmo frenético, multitud de proyectos, responsabilidades, poco tiempo para el ocio y ganas de hacer mil cosas pese a tener la sensación de que nunca llegas a hacer del todo bien ninguna… Esta semana se ha celebrado el día de la Salud Mental y lo he festejado yendo a visitar a mi psicóloga. Hasta aquí, todo bien. Perfectamente bien y tremendamente aliviado pero… ¿El arte tiene una psicóloga tan fantástica como mi María Teresa? A veces me pregunto si el planeta Tierra también exclamaría esto de "¡Estoy en mi límite!".

Anteayer fui al cine a ver Avatar. (No, aún no se ha estrenado la tan esperada secuela de la peli de James Cameron. Fui a ver la Avatar de 2009. Ha vuelto a las salas a modo de precalentamiento de cara a la inminente llegada de la nueva). Parece que fue ayer cuando hace 13 años flipé con la que fue mi primera peli con gafas 3D. Una revolucionaria tecnología que parece que ha quedado solo para los parques temáticos. En esta ocasión, al salir del cine… ¡Me hice muchas preguntas! Los efectos especiales, las caracterizaciones, Pandora y su estética, su mensaje… Todo parece superactual, vigente y hecho anteayer. ¿Cómo puede ser? ¿Tan poco hemos evolucionado desde que se estrenó semejante obra maestra? Puede que sí.

En los musicales, triunfan El rey león, Matilda, Cantando bajo la lluvia… Títulos que también son éxitos del pasado... En la música, los Backstreet Boys siguen llenando estadios, las Spice Girls relanzan canciones con videoclips nunca antes vistos y muchos revisan sus carreras publicando grandes éxitos o versionando sus clásicos.

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Soy un nostálgico de los tiempos pasados, pero me aterra pensar que al mundo del arte se le podrían estar acabando las distintas combinaciones de notas musicales con las que formar novedosas melodías. ¿Está en su límite?