Los perros son diestros o zurdos y la domesticación puede haber influido en ello

  • Los perros son naturalmente zurdos o diestros pero anulan su preferencia natural para imitar la lateralidad de su tutor.
Un perro corriendo.
Un perro corriendo.
M.T.
Un perro corriendo.

Se define como lateralidad la preferencia que mostramos hacia una mitad u otra del cuerpo, y que nos clasifica como diestros, zurdos o ambidiestros. El concepto de lateralidad pude aplicarse a los seres humanos, como a otros animales y plantas. En la lateralidad humana, además de estar asociados varios genes, existe influencia cultural y ambiental.

En un estudio reciente, publicado en la revista científica interdisciplinaria Animal Cognition, los investigadores de la Universidad de Lincoln han descubierto que los tutores de perros influyen en la preferencia para que usen una pata u otra. Las personas zurdas son significativamente propensas a tener un perro que use más la pata izquierda, y las personas diestras tienen más probabilidades de tener un perro con preferencia por usar la pata derecha. La hipótesis que sostiene estos resultados es que perros y gatos utilizan la imitación de los humanos para darle prioridad a una pata u otra. Esto sería una consecuencia de la teoría del aprendizaje social, ya que tanto perros como gatos pueden haber aprendido que esta compatibilidad con sus propietarios es beneficiosa para la relación mutua y reduce el riesgo de fallar durante la educación, lo que se traduce en que sus tutores se mostrarán más complacidos.

Se han realizado estudios previos sobre la lateralidad en perros y gatos, pero nunca se tuvo en cuenta el factor de que eran especies domésticas y los sesgos que eso pudiera implicar en los resultados. No es extraño, por tanto, que estos resultados previos indicaran que hay una preferencia por la pata derecha a nivel de población entre perros y gatos domésticos, habida cuenta de que también el 90% de los humanos son diestros.

Para alcanzar la conclusión del nuevo estudio, el equipo de investigadores reunieron la información de edad de los perros, sexo y si estaban castrados o no, junto a un cuestionario adjunto sobre los rasgos y comportamiento de sus dueños. Pidieron a los tutores participantes que realizaran dos tareas en casa durante un periodo de 10 días no consecutivos y en momentos separados. Estas tareas se trataban de la prueba de la pata, es decir, pedir a los perros dar la pata ofreciéndoles la mano derecha o izquierda indistintamente y ocultando el otro brazo tras la espalda, para observar qué pata usaban preferentemente los animales, y la segunda prueba consistía en colocar un objeto pequeño fuera del alcance de los perros para que no tuvieran más opción que usar las patas para atraerlo hacia sí. Una vez recopilados todos los datos observados, los resultados mostraron que existía una tendencia nada desdeñable, un 80% según la autora principal del estudio, Kimberly Charlton, a que los perros de tutores zurdos tuvieran preferencia por sus patas izquierdas y los perros diestros coincidieran a su vez con la lateralidad preferente de sus tutores.

¿Cómo podemos saber si nuestro animal es zurdo?

Conocer el dato de si nuestro perro o gato es diestro o zurdo puede tener su importancia por varias razones. Especialmente en el caso de los canes, donde hay más costumbre de darles un entrenamiento básico, practicar deportes juntos o el mero hecho de salir a la calle con correa, actividades en las que su preferencia por un lado u otro puede influir considerablemente en sus habilidades y destrezas o en la rapidez de aprenderse trucos y comandos de órdenes. En el caso de perros de trabajo, como perros guía y de asistencia o de rescate, su preferencia por una extremidad puede ser una información útil para aumentar el éxito y mejorar sus capacidades y también y no menos importante, considerar su bienestar y el de su tutor durante las prácticas y que ambos se sientan más cómodos.

Para averiguar la lateralidad de nuestro animal de compañía, y saber si son diestros, zurdos o incluso ambidiestros, podemos realizar un test casero colocando su juguete favorito o una golosina bajo un mueble, y observar qué extremidad utiliza para alcanzarlo. Naturalmente, con una única vez no llega y sería necesario repetir el experimento a lo largo de varios días e incluso semanas, para alcanzar una cifra fiable de resultados, que se calculan en un mínimo de 50 para ser rigurosamente precisos.

En animales recién adoptados y ya adultos es muy probable que su lateralidad no esté en sintonía con el resultado del estudio que hemos mencionado y no coincida con la de su tutor, lo que resulta lógico porque no ha habido suficiente convivencia para que adquiera el hábito, a través de la observación e imitación, de su nuevo guía.

Queda aún mucho por saber sobre la lateralidad de los animales domésticos y averiguar las verdaderas causas de por qué nos copian y qué beneficio obtienen al hacerlo. Estos estudios también plantean la posibilidad de que la preferencia de lateralidad en perros abandonados puede ser un factor relevante en el fracaso de la relación establecida con sus antiguos responsables, pero parece que en un futuro, y sobre todo aplicado a perros de trabajo y utilidad, será necesario valorar la lateralidad de perros y guías para emparejarlos y mejorar la relación entre nuestras dos especies.

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