Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Putin, con el viento en contra

Vladimir Putin
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Carlos Gámez
Vladimir Putin

A Vladimir Putin parece que el viento se le está volviendo en contra: en la guerra con Ucrania se está encontrando con un enemigo reforzado que no esperaba, el respaldo patriótico interno con que partió se está cayendo en picado y el principal resorte diplomático que calculaba –el apoyo incondicional de China– no está respondiendo a las expectativas que esperaba.

La cumbre con su colega Xi Jinping celebrada estos días en Samarcanda (la capital de Uzbekistán) le obliga a volver a Moscú sin razones para el optimismo. China apoya la buena relación con Rusia frente a Occidente, pero el respaldo incondicional de China a la invasión armada de Ucrania continúa resistiéndose –a juzgar por las declaraciones al final de la reunión– y a la política del Kremlin sobre el conflicto sólo tibiamente.

Xi no parece muy receptivo a comprar lo que no necesita ni a enfrentarse indirectamente con los que han creado el bloque por algo que China no propicio

Putin tenía como principal objetivo de la entrevista comprometer a la economía china, mucho más potente que la rusa, a incrementar las compras de los excedentes de productos, energéticos y de otro tipo, que el bloqueo internacional a que Rusia está sometida está causando con graves consecuencias para sus ingresos y para la industria y las economías domésticas. Y Xi no parece muy receptivo a comprar lo que no necesita ni a enfrentarse indirectamente con los que han creado el bloque por algo que China no propicio.

Xi por su parte, que ya se había decantado en su momento por no apoyar ni condenar la invasión a Ucrania, continuó mostrándose muy cauteloso en todo momento y salvó el fracaso del encuentro con Putin para ofrecer al exterior el reconocimiento compartido de que la situación mundial es grave y se vuelve necesario comprometerse a inyectarle estabilidad para poner fin al desorden que existe actualmente.

Incluso hay algo más: la prensa norteamericana deja entrever que Xi está aprovechando el viaje por Asia Central para intensificar las relaciones diplomáticas y comerciales con las naciones independizadas tras el hundimiento de la Unión Soviética. Unas relaciones que continúa controlando Rusia que siempre se ha mostrado muy celoso de que quienes pretenden restarle influencia. Que China intente entrometerse e incrementar su influencia tampoco parece que sea algo que a Putin le alegre el regreso a Moscú.

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