El cepillado en los gatos es una parte fundamental del cuidado de su pelaje y su piel. Mantener un estado saludable de ambos, retirar el pelo muerto y la posible suciedad es una tarea que deberemos hacer con frecuencia si queremos evitar problemas de salud en nuestros mininos, especialmente si convivimos con un gato de pelo largo, cuyo cepillado será necesario también para evitar la formación de nudos. Pero, ¿cuántas veces nos hemos encontrado con pequeños felinos a los que no les gusta esta actividad?

Mireia Berenguer, especialista en conducta felina por la Sociedad Internacional de Medicina Felina (ISFM por sus siglas en inglés) y educadora canina en Kireba, afirma que "cepillar una vez al día a un gato de pelo corto puede ser suficiente". Sin embargo, a gatos con pelo largo, "quizás sea recomendable hacerlo en varias sesiones más cortitas a lo largo del día, cepillando solo una parte del animal".

"Cuando adquirimos a un gato ya sabemos que el cepillado es algo que deberemos hacer, igual que alimentarlo o llevarlo al veterinario, por tanto, es mejor prevenir y educar, a luego pelear e intentar poner soluciones cuando el gato no se deja cepillar", advierte. 

Pero, ¿cómo podemos hacer que nuestro gato disfrute del cepillado y no aborrezca el peine? Berenguer explica que dependerá de las asociaciones positivas y negativas, que serán las que determinen la relación del gato con el cepillo y la actividad en sí.

Por qué debemos cepillar a nuestros gatos y cómo hacerlo para que sea una experiencia positiva para ellos

Pasos a seguir para que nuestro gato acepte el cepillado

Cuando tenemos un gato jovencito o un cachorro sin ninguna asociación negativa al cepillado debemos crear una asociación positiva con el cepillo y a que utilicemos este en todo su cuerpo. "Es un proceso lento y gradual en el que el gato no debe llegar nunca a un estado de afectación negativa", comenta la especialista en conducta felina.

"Empezamos dejándole explorar los cepillos que usaremos, que inicialmente deben ser suaves y pequeños, después con el cepillo en la mano les dejaremos olerlos y explorarlos y más tarde con el cepillo en la mano les acariciaremos con el dorso de esa mano, sin tocarle con el cepillo", relata Berenguer. "El siguiente paso es tocarles suavemente con el cepillo, después peinar pequeñas zonas (las más cómodas para el gato: cabeza, cuello y lomo) y, poco a poco, iremos ampliando el tiempo y las zonas de cepillado".

Si en algún momento el gato se muestra reacio, debemos parar y realizar un paso atrás en la siguiente sesión de cepillado, ya que, según la experta, significará que "hemos intentado ir muy deprisa y el gato necesita más calma".

"Debemos tener en cuenta que este proceso es de días, no podemos pretender hacer esto en un día por muy despacio que lo hagamos", asegura. "Para facilitar el proceso, podemos hablarle suave y positivamente o premiar con pequeños trozos de comida cuando el gato está aceptando ser cepillado y está receptivo a ello".

Para facilitar el proceso, podemos hablarle suave o premiar con pequeños trozos de comida cuando el gato acepte el cepillado

Aunque los premios siempre son una buena forma de crear una asociación positiva, hay que tener cuidado en no entretenerlos con la comida, puesto que puede "dejar de prestar atención al cepillado, dejando de ser consciente de ello", lo que dejaría de ser un aprendizaje.

Por otro lado, podemos encontrarnos en la situación en la que adoptemos un gato que no se deja cepillar o que ha creado una asociación negativa a ello. "En estos caso debemos eliminar cualquier indicio que le recuerde a esa asociación", indica Berenguer.

"Debemos cambiar el momento del día en que lo queríamos cepillar, el lugar, si seguíamos algún protocolo de actuación por inconsciente que fuera y comprar cepillos nuevos que sean diferentes", añade.

Una vez hemos cambiado la situación, tendremos que empezar el mismo proceso ya explicado, como si se tratase de un gato sin asociaciones negativas. "Eso sí, lo haremos más despacio y aumentando los premios", concluye Berenguer.

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