Telecinco estrenó este jueves 8 de septiembre Pesadilla en el paraíso, una de las novedades por las que ha apostado Mediaset esta temporada. El reality cuenta con Lara Álvarez desde el Cádiz, mientras que Carlos Sobera dirige las galas principales en el plató.

Pese a que la periodista se gana en cada formato tanto al público como a los concursantes, convirtiéndose en un componente clave en formatos como Supervivientes, alguna vez le toca ponerse seria y regañar a los participantes de los programas, y en Pesadilla en el paraíso esto ocurrió muy pronto.

Para llegar a la casa en la que pasarán las próximas semanas, los concursantes tuvieron que caminar por el campo, pero también cruzar un río (que poco después supieron que es su nueva ducha) sobre unas piezas de madera muy inestables que hicieron que, en cuestión de instantes, la mayoría de participantes estuviera empapada.

En cuanto llegó a la casa, Steisy le pidió a Xavi Font, de Locomía, que le ayudase a ducharse desnuda mientras él le ayudaba con un cubo de agua. Además, los concursantes tardaron muy poco en comer pan con aceite y azúcar.

Después, Lara Álvarez hizo su entrada triunfal, a lomos de un caballo, y saludó con alegría a los concursantes. Sin embargo, poco después le tocó cambiar el tono para echarles la bronca, pues en cuestión de horas se habían saltado muchas normas: para empezar, Steisy se había lavado con agua que solo se podía utilizar para beber y cocinar.

Además, les advirtió sobre el pan que habían comido, que era el que tendrían para toda la semana a no ser que preparasen más, algo que solucionó rápidamente Lucía Bosé. Por último, Álvarez advirtió a los concursantes que se deshicieran de los objetos que habían colado en el reality, como un hilo para depilarse en el caso de Steisy.

"Hay unos carteles que indican lo que está prohibido, y todos sabéis leer. Norma que no se cumpla, penalización al canto. Tenéis que cuidar a los animales mejor que a vuestra propia vida", concluyó Lara. 

Más tarde, le tocó de nuevo ponerse seria ante concursantes como Pipi Estrada, que en una prueba en la que los participantes debían desenredarse hasta poder acudir a su grupo hicieron trampas, erigiendo como ganador al equipo azul por descarte.