El caso del avión privado que se estrelló el pasado domingo en el Báltico tras quedarse sin combustible sigue abriendo interrogantes. El Cessna partió de Jerez de la Frontera rumbo a Colonia (Alemania) pero se enredó por causas desconocidas en un errático viaje, escoltado por cazas de la OTAN y sin ocupantes visibles. El aparato terminó estrellándose en las costas de Letonia, al oeste de la ciudad portuaria de Ventspils.

El diario Bild cuenta que también aviones de combate rusos estuvieron en el aire, además de los de la OTAN (españoles, franceses y daneses), vigilando el vuelo del Cessna. Según este diario alemán, dos aviones MiG despegaron poco antes del accidente porque el avión privado podría haberse dirigido a San Petersburgo.

También aviones de combate rusos estuvieron en el aire vigilando el vuelo del avión de Griesemann, según 'Bild'

De momento, la investigación oficial ha servido para conocer la identidad de los cuatro pasajeros que iban a bordo y que han perdido la vida: Karl Peter Griesemann -piloto del avión-, su esposa, su hija y el novio de esta.

Carlos Gámez

Griesemann y su familia eran asiduos de las costas gaditanas desde hacía muchos años. Casado con Juliane, el amor de su vida, en los años ochenta compraron un chalé en Atlanterra, una zona de la costa de Cádiz colindante con Zahara de los Atunes, parte del término municipal de Tarifa.

Escoltado por cazas, sin ocupantes visibles... Las incógnitas del "vuelo fantasma" que salió de Jerez y se estrelló en el Báltico

La familia solía disfrutar de esta vivienda "al menos tres o cuatro veces al año", según fuentes del municipio. Toda la zona está salpicada de viviendas de lujo. Tantas de estas viviendas son propiedad de alemanes, que su playa es conocida como "la Playa de los Alemanes".

El actual responsable del grupo de empresas, su hijo Björn, no iba a bordo del avión estrellado

Karl Peter Griesemann era el propietario del Grupo Griesmann, especializado en proyectos de construcción y grandes plantas industriales. Es una empresa mediana de Renania que, según sus propios datos, tiene más de 1.600 empleados en Alemania, Austria y Países Bajos.

Entre sus empresas estaba Quick Air. La compañía dispone de once aviones ambulancia que -dice su web- son como unidades de cuidados intensivos voladoras.

Adrian Pingstone/Wikipedia

Griesemann se jubiló en 2015 y el actual responsable de las empresas es su hijo Björn. Se da la circunstancia de que Björn no iba a bordo del avión que pilotaba su padre y que se estrelló en el Báltico.

Entusiasta del carnaval de Colonia

Griesemann era un entusiasta del carnaval; no del de Cádiz sino del de Colonia, el más importante de Alemania. Los carnavaleros de la ciudad están de luto. El empresario fue durante años un defensor, impulsor y entusiasta participante de los carnavales de Colonia.

Entre 2014 y 2018 fue presidente de la agrupación carnavalesca Blaue Funken (Chispas Azules), a la que pertenecía desde 1990. En la actualidad, era unos de los altos responsables del Festival del Carnaval de Colonia. La alcaldesa Henriette Reker expresó su consternación por el "trágico accidente" en un mensaje a la familia.

"No solo tenía experiencia y espíritu emprendedor, también tenía mucho corazón para las personas y para el festival. El carnaval y yo personalmente hemos perdido a un valioso consejero y a un fiel amigo", comentó consternado Chris Kuckelkorn, presidente del Comité del Festival del Carnaval de Colonia.

"Peter era un asesor prudente y experimentado para todo el carnaval de Colonia, cuya opinión te gustaba escuchar", dijo a los medios Michael Gerhold, presidente de Nippeser, otra agrupación carnavalesca.

Cuenta Gerhold que ha estado en estrecho contacto con Björn, hijo de Peter Griesemann, que ahora es presidente de los 'Chispas Azules'. En su cuenta de Instagram, Kuckelkorn ha publicado una foto que muestra las banderas a media asta frente a la sede del Carnaval de Colonia. Al lado ha escrito "atónito" y "sin palabras".