Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Telecinco, quemando a Rocío Carrasco

La serie documental 'En el nombre de Rocío' se estrena este martes, aunque parezca que ya se ha estrenado 17 veces.

Rocío Carrasco, en 'En el nombre de Rocío'.
Rocío Carrasco, en 'En el nombre de Rocío'.
TELECINCO
Rocío Carrasco, en 'En el nombre de Rocío'.

En televisión, como a menudo en la vida, tan decisivo como el contenido es el continente. El documental En el nombre del Rocío tenía todos los mimbres para arrasar en audiencia. Tras el interés que despertó Rocío: contar la verdad para seguir viva, que logró enfrentar a la sociedad a prejuicios machistas que tenemos incrustados en la cabeza, la secuela daba un paso más allá para indagar en la saga de Las Jurado y cómo los intereses económicos pueden desvirtuar los valores de una familia. A priori, una historia con la dosis de drama que apasiona al espectador de Telecinco.

Además, a diferencia de la primera parte, En el nombre de Rocío va en crescendo. Las tramas se presentan como una serie, con desparpajo narrativo y una atmósfera potenciada gracias a la inversión en liturgia escénica. Así se crea un universo único: Rocío Carrasco sentada frente a un puzle de maderas que, juntas, construyen una especie de cruz de luz y recuerdos. 

Y, ahora, por fin, el programa ya se estrena en el prime time de Telecinco. Se emitirá los martes, con Sandra Barneda. No sigue al frente Carlota Corredera, a pesar de ser el alma del espacio en su primera edición. Hay voces que asocian el bajón de audiencias de Mediaset con la manera en la que determinados presentadores cerraron filas con Rocío Carrasco. Piensan que hubo un público fiel de la cadena que dejó de empatizar con el canal por discursos que promueven la igualdad y que no todos entienden (todavía). Error, el cambio de tendencia de audiencia va más unido a que el público va evolucionando en su manera de conectar con el mundo y Telecinco quizá se estaba quedando atrapado en unos clichés de la polémica del reality show de los 2000 que, justamente, Rocío: contar la verdad para seguir viva dejaba en evidencia. Se delataron dinámicas del canal en el horario de máxima audiencia del canal

La segunda parte de la docuserie deja al lado la denuncia social para indagar en las entrañas de la familia. Corazón más clásico, perfecto para alimentar de dimes y diretes la programación de Mediaset. Sin embargo, la emisión de un capítulo el viernes en el 'Deluxe' evidenció que no tira tanto de audiencia como se esperaba. La audiencia ya no siente el documental como nuevo, pues se ha quemado antes de su estreno oficial.  Primero se lanzó un especial con el capítulo cero y uno hace meses, después se fueron colgando los capítulos en la plataforma bajo demanda de Mitele y, por último, se hace un pase en Sálvame como antesala del aterrizaje del programa real. 

El público siente que no es nuevo lo que debería haberse presentado como acontecimiento único. Y mientras tanto la imagen de Rocío Carrasco se va desgastando, con tantas vueltas por la programación, ya que se han ido viendo y comentando fragmentos sueltos de la serie documental sin un orden narrativo bien claro. Fatal, pues justamente lo que tiene En el nombre de Rocío es una buena estructura de guion para atrapar a la audiencia con orden y concierto.  Pero Telecinco está en un momento de desorden y desconcierto.

Y el espectador de hoy ya no quiere mareos. Una de las virtudes clásicas de Telecinco era la organización de sus franjas de programación. Siempre era fácil recordar no sólo qué emitían, sino cuándo lo emitían. Ya no: los diversos programas parecen el mismo porque se realizan desde los mismos sobreexplotados "decorados" y con los mismos presentadores. Como si todo fuera intercambiable, como si no tuviera necesidades diferentes un reality que una docuserie en la que hay que conocer todos los rincones de un clan para emocionar. Y, claro, al final, el espectador no sabe si está viendo La Isla de las tentaciones  o el enésimo revival de la vida de Rocío Jurado. 

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