Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Las cadenas de TV están perdiendo su "voz"

Primer logo de Telecinco
Primer logo de Telecinco
Mediaset
Primer logo de Telecinco

Al imaginar el primer logotipo de Telecinco, rematado con una particular flor, es fácil que también aparezca en la memoria una voz. Es más, puede que hasta resuene en la cabeza un 'Tu pantalla amiga'. Con un tono meloso, con una engolación muy reconocible. En este caso de Justino Bermúdez, que recitaba el horario de los programas con un magnético talante durante los años de la implantación del canal. Porque hubo un tiempo en el que cada cadena de televisión buscaba una característica voz corporativa que unificara el carácter de todas las promociones de la cadena. Esta voz se debía elegir a conciencia, pues su personalidad sonora proyectaba el carisma que pretendía la emisora en cuestión. No es lo mismo una voz para La 1 de TVE que, por ejemplo, para Cuatro. 

Cuando nació Cuatro se eligió a Emma Jiménez. Querían revolucionar el sector televisivo con una marca contundente, joven y moderna. Una mujer fue la elegida. No había otra en una televisión generalista. Entonces sólo en La 2, con la recordada Marta García (que también fue una de las caras más reconocibles de El Tiempo de TVE). Pero las mujeres se quedaban en canales infantiles o secundarios, el paternalismo seguía dominando el sector audiovisual incluso a la hora de vender programas y series. Cuatro llegaba queriendo ser grande, osada y de su tiempo. Emma Jiménez era perfecta para representar la modernidad que quería transmitir el canal.

Mucho han cambiado las voces que han puesto boca a las cadenas de televisión generalista. De las más fatuas de los comienzos de los noventa a las algo más susurrantes, que pretendían acercar los canales a su audiencia con ayuda de una entonación más cómplice y menos institucional. Atresmedia pasó de su histórica voz Jesús Olmedo a Gustavo Risueño que había sido la voz de Apple. Después, Risueño dio paso a Fran Jiménez, que seguía su línea vocal.

Que te reconozcan por tu voz. Incluso que empaticen con tu voz es también decisivo para la imagen de las cadenas de televisión. El escenario idílico es contar con una voz en exclusiva que sólo se asocie a la compañía al no ser compartida con publicidad ajena u otros canales. 

Pero no vivimos en épocas de intentar lo idílico, ya bastante tenemos con lograr sobrevivir. Las voces corporativas ya no están tan definidas como hace unos años. Ahora las voces van cambiando. A veces da la sensación que de forma aleatoria. A quien le toque. O en función de si el formato es más juvenil o más adulto. La voz más estable de un canal es la de Daniel Sánchez que representa a La 1 de TVE y, también, a RNE. En las cadenas privadas, en cambio, contar con una voz de cabecera que dé identidad a tu canal se ha ido desdibujando. Lo que toque cuando mejor toque. Ni siquiera queda Emma Jiménez en Cuatro. Sólo queda el logo con satélite blanco (Cuatroº) de aquel canal que cada cortinilla de paso o regreso a publicidad contaba una historia para atraer la curiosidad del espectador y que, en la actualidad, pasa desapercibido como segundo canal de contenidos light de Telecinco. 

No queda tan lejos aquella televisión en la que era sencillo adivinar dónde se iba a emitir un nuevo programa con simplemente escuchar la familiar voz de quien te lo contaba. Voces que tuvieron una cuidada razón de ser y, como consecuencia, continuamos recordando. Aunque ya lleven décadas fuera de emisión. Porque la autoría se queda, lo intercambiable se olvida.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento