Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La sociedad de la apariencia: o lo grabas con el móvil o no lo viviste

La cantante Dua Lipa actuando en directo en el tour Future Nostalgia.
La cantante Dua Lipa actuando en directo en el tour Future Nostalgia. Un fan de la cantante grabó tanto el concierto de Barcelona como el de Madrid de principio a fin, sin cortes. De forma amateur, no se veía muy bien pero, a veces, en la actualidad, la manera de disfrutarlo es grabarlo
GTRES
La cantante Dua Lipa actuando en directo en el tour Future Nostalgia.

Cada día nos cuesta más distinguir lo que hacemos porque nos apetece de lo que hacemos porque queremos enseñar que lo hemos hecho. Intentamos inmortalizar cada momento. Creer que formamos parte de una historia única. O, al menos, intentar que nuestros seguidores lo piensen. Así, todo el rato, retratamos con una sonrisa todos los felices eventos que pisamos. Aunque sólo hayamos estado de refilón, un segundo.

Estamos en la sociedad de grabar cada instante con nuestro propio móvil. Aunque el pulso nos falle. También cuando acudimos a un concierto, donde el brillo de los mecheros ha sido sustituido por la luz del móvil. Como si fuéramos los realizadores de nuestra propia vida. Y, mientras encuadramos y enfocamos al cantante de turno, nos olvidamos de sentir la música en directo en primera persona, sin una pantalla de móvil como intermediario.

Nos perdemos tantos matices por estar tan pendientes de mostrar al planeta que estamos frente a Dua Lipa que nos olvidamos de que la discográfica lanzará en Youtube un concierto con una realización profesional y mimada. Nadie verá nuestro vídeo cutre, en el que en realidad no se ve ni se escucha bien nada. Pero las redes consiguen que nos creamos el centro. Y que necesitemos compatir absolutamente cada movimiento. Para que se vea bien que vivimos trepidantemente. Todos con el móvil en alto y, a la vez, perdiendo la oportunidad de ver con la amplitud que captan nuestros ojos, panorámica que no llegan a captar los píxeles del smarthphone.

Cada vez nos cuesta más distinguir lo que hacemos porque nos apetece de lo que hacemos porque queremos enseñar que lo hemos hecho".

"¿Podrías dejarme de grabar con la cámara? Porque estoy aquí, en la vida real. Puedes disfrutar en la vida real, en vez de a través de tu cámara", dijo Adele hace años a una de sus fans en pleno concierto en Verona. La espectadora se llevó hasta el trípode para poder tomar buenos planos de la cantante. "Esto no es un DVD, es un espectáculo en directo y me gustaría mucho que lo disfrutaras. Hay mucha gente fuera que no ha podido entrar".

Más que regañar, Adele estaba agasajando con un sabio consejo. Genial es invertir en recuerdos, fotografías y algún que otro vídeo para rememorar lo que hicimos, pero cuidado con dejar de degustar las experiencias vitales por la necesidad de encontrar una validación en las redes sociales. Redes sociales que aún no nos hemos percatado que ni siquiera son nuestras. Algún día la empresa de Instagram o TikTok borrará los servidores y nuestros vídeos tambaleantes, como las fotos de Fotolog, se irán a algún agujero negro con cada uno de sus 'me gusta' logrados.

Pero ya es la temporada alta de conciertos y festivales. Y ya, de nuevo, estamos grabando más que bailando. Está claro, en la era de la adictiva viralidad que habitamos quizá sea más relevante jactarse de estar ahí que, directamente, vivirlo.

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