Necesitamos encontrar rápido a los culpables. Incluso cuando se habla de las relaciones amorosas. Entonces, hasta desde el Telediario se preguntan por qué las parejas duran menos. "¿Se acabó el amor para toda la vida?", titulan en pantalla. Y empiezan a tirar del hilo de presuntas causas: que si tenemos menos paciencia, que si somos más egoístas que antes, que si ha crecido la posibilidad de conocer gente a través de aplicaciones sociales y, entonces, no nos conformamos e intentamos siempre buscar algo mejor...

Pero la respuesta a la pregunta "¿se acabó el amor para toda la vida?" quizá sea bastante más sencilla: simplemente hemos desaprendido roles de posesión. No hay que aguantar como antaño. Queremos relaciones sanas, tranquilas e igualitarias. Aspiramos a vínculos que te permitan sentirte a salvo. 

Así que cuidado con caer en la trampa de la romántica nostalgia del cualquier tiempo pasado fue mejor. Porque el egoísmo siempre ha existido en las historias de amor. No es nada nuevo, sólo que se manifiesta de múltiples formas. Tradicionalmente, había relaciones que perduraban al sostenerse en una dependencia difícil de desenredar, ya que los matrimonios se forjaban en una desigualdad de oportunidades donde la mujer pendía del hombre. Hasta legalmente. Y la cultura normalizaba aún más ese sentimiento de control y sumisión, aunque los años y los derechos fueran avanzando. Hasta en películas de Disney, con bellas y bestias: chica, sacrifícate para que el monstruo se transforme en guapo.

La crisis de Netflix: atrapados en el modelo de éxito de la impaciencia colectiva

Los tiempos han cambiado y ya sabemos que el sufrimiento no es recompensado con premios. Incluso ya conocemos que el final feliz del cuento no acaba con el festín de un enlace matrimonial. Después, la vida seguirá abriéndose paso con sus altibajos. Sin embargo, algo falla si un informativo sigue enfocando como negativo que las relaciones duren menos. ¿No puede ser un avance social? La estabilidad emocional nada tiene que ver con la acumulación de aniversarios de boda. Las personas que marcan dependen de sensibilidades más sólidas que el tiempo al peso.

Tenemos tan incrustado en la cabeza el postureo de la pareja eterna como única salida que todavía el propio Telediario toma partido y asocia soltería a la estampa de una especie de fracaso. Cuando estar soltero no es sinónimo de estar solo. Es más, puedes estar casado y sentirte solo. Y, visto lo visto, no está mal recordarlo.