Se acerca el invierno y Europa lo sabe. Con el frío llamando a las puertas y el suministro de gas supeditado en gran parte del continente a la buena (o no tanto) voluntad de Rusia, muchos países vuelven ahora la vista hacia el sur y confían en subsanar la crisis energética gracias a un gasoducto entre España y Francia: el MidCat. Defendido por países como Alemania, que teme llegar al racionamiento de la energía en los próximos meses, el proyecto es visto con desconfianza por Francia, con una clara apuesta por la nuclear. No obstante, el Gobierno galo se abrió este martes a examinar la propuesta.
Porque "los amigos lo piden". Ha sido la razón esgrimida por el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, este martes por la tarde para justificar el cambio de postura de su Ejecutivo respecto al gasoducto. Lo dijo tras su intervención ante la universidad de verano de la patronal francesa (Medef) en París, después de que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, volvieran a insistir de manera conjunta en la necesidad de sacar adelante el proyecto.
¿Qué es el MidCat?
Se trata de una interconexión gasista entre España y Francia, cuya pieza clave es un tubo de 227 kilómetros a través de los Pirineos para conectar las redes de ambos países. La infraestructura discurriría desde la localidad catalana de Hostalric hasta la francesa de Barbaira -con lo que se sumaría a las dos conductos ya existentes en la parte occidental- y podría aumentar la exportación de gas al resto de Europa a partir del otoño/invierno de 2023 -fecha para la que estaría lista, según las estimaciones del Gobierno-.
En cuanto a la inversión necesaria para acometer esta obra, la Empresa Nacional del Gas (Enagás) cifra en 370 millones el desembolso para culminar los más de 100 kilómetros en la parte española hasta la frontera francesa. Es el coste de la tubería y una estación de compresión para hidrógeno renovable, cuya construcción debería facilitar la transición hacia esa energía. Además, este plan implicaría otros gastos en infraestructuras en ambos países y la capacidad del conducto sería de 7.000 millones de metros cúbicos (bcm).
¿Por qué no está construido todavía?
Aunque España y otros países han optado por rescatar ahora esta iniciativa, en plena crisis energética agravada por la invasión rusa de Ucrania, no es nueva. "El Midcat es un proyecto que está previsto para el entorno del año 2020", señaló en marzo de 2015 el ministro de Industria y Energía, José Manuel Soria, tras la firma de la Declaración de Madrid por parte de España, Francia, Portugal y la Comisión Europea.
Sin embargo, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) española y la Comisión de Regulación de la Energía (CRE) francesa tumbaron este plan en 2019 al rechazar la solicitud de inversión presentada por Enagás y por la compañía francesa Teréga, por considerar que no resultaba rentable y no cumplía "con las necesidades del mercado" y carecía de "madurez suficiente para ser considerado en una asignación de costes transfronteriza".
¿Quién lo defiende y por qué se opone Francia?
En medio de una crisis energética que empeora por meses y no tiene visos de mejorar a corto plazo, la idea de algunos países de resucitar este plan responde a la necesidad de acabar con la dependencia de Rusia y amortiguar los problemas de abastecimiento. España la promueve, sabedora de su situación ventajosa al concentrar alrededor del 30% de la capacidad de regasificación de Europa, y Alemania la respalda, necesitada de evitar el racionamiento y reducir su vulnerabilidad; mientras Bruselas da el visto bueno.
Sus respectivos intereses han llevado a ambas potencias a impulsar el proyecto en contra de la voluntad de Francia, que se ha mostrado reacia desde hace años a implementarlo, orientada a la nuclear. La apuesta del Elíseo es clara y no pasa por el MidCat. El país galo obtiene aproximadamente el 70% de su electricidad de la energía atómica, gracias a los 45 reactores que siguen en activo y el objetivo de Emmanuel Macron es potenciar esta línea. Ahora bien, en estos momentos solo tiene operativo un tercio de su parque nuclear por distintos problemas.
¿Por qué Francia ha cambiado de opinión?
Después de años enrocado en el no, el Ejecutivo galo se ha abierto este martes a examinar el proyecto de gasoducto porque se lo piden Madrid y Berlín. "Desde el momento en que el presidente del Gobierno español y el canciller alemán lo piden, desde que los amigos lo piden, examinamos la demanda de nuestros amigos, de nuestros socios", ha informado el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire.
Tras el anuncio, la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España, Teresa Ribera, no ha tardado en pronunciarse y valorar el cambio de discurso: "Se ha producido un movimiento en la buena dirección que pone de manifiesto el compromiso europeísta del Gobierno francés". El mismo que cuestionó en los últimos días, sin ir más lejos, este martes por la mañana en una entrevista en RAC 1.
¿Cuál es el plan B?
Ante las reticencias de Francia a recuperar este proyecto, existe un plan B que podría materializarse si el MidCat no prospera. Se trata de un gasoducto submarino de algo más de 700 kilómetros entre Barcelona y Livorno bajo el Mediterráneo, que uniría las plantas regasificadoras de ambas ciudades. Este proyecto, al que abrió la puerta hace unos días el Ejecutivo, costaría entre 2.500 y 3.000 millones de euros.
"De momento, lo que estamos haciendo es activar una especie de puente marítimo entre Barcelona y Livorno. Una gran regasificadora con capacidad de almacenamiento y para recibir grandes buques metaneros de la que salen metaneros de menor tamaño hacia la otra planta de Livorno, más antigua y de menor tamaño de regasificación", detalló Ribera.
Con esta obra, se inyectaría gas para consumo en Italia que podría redistribuirse en el resto del continente. Sin embargo, en palabras de la ministra, la de Barcelona-Livorno es una obra de ingeniería "más complicada". "Lo sencillo, lo limpio, en un país que se dice europeísta, en un momento extremadamente crítico para Europa, es ir a lo más fácil, a lo que pueda estar operativo para el otoño invierno 2023-2024", dijo en referencia a Francia y el MidCat.
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