¿Aumentas la velocidad de los audios y podcast? ¿La normal ya te parece lenta? Así afecta al cerebro este nuevo hábito

  • La falta de tiempo actual lleva a escuchar mensajes de voz o series más rápido, sobre todo entre los jóvenes.
  • Los especialistas descartan daños, pero sí apuntan a cambios en la forma de procesar la información.
Una chica usa su 'smartphone' para escuchar música.
Una chica usa su 'smartphone' para escuchar música.
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Una chica usa su 'smartphone' para escuchar música.

El tiempo no es oro, pero vale más que el oro; se recobra el oro que se perdió; pero el tiempo perdido, no. Este proverbio, comúnmente abreviado a el tiempo es oro, sostiene la funcionalidad que cada vez más las plataformas audiovisuales y las aplicaciones de mensajería instantánea ofrecen a sus usuarios: acelerar la velocidad de reproducción. La velocidad normal, establecida por defecto, resulta ya para muchas personas lenta. "Recibo cientos de whatsapps al día y el 99% de los mensajes que voz los escucho a 1.5x. Los entiendo perfectamente y además pierdo menos tiempo".

Quien habla es Álvaro González, un joven de 26 años que trabaja en un estudio de marketing. Como él, Isabel Valdés, periodista, también escucha "todos los audios, por defecto, a 1.5x". Solo deja la reproducción normal para "dos personas" que hablan muy rápido -"no las entiendo si les sumo velocidad"- y, en cambio, se permite subir hasta el 2x para escuchar a aquellas que hablan más despacio porque "se les entiende perfectamente".

Ambos jóvenes consultados por 20minutos han adquirido este hábito desde que se incorporó la funcionalidad y ambos lo hacen por "ahorrar tiempo". Pero, ¿falta tiempo o sobran mensajes y contenidos que consumir? Y, ¿puede afectar al cerebro acostumbrarse a esta nueva forma de escuchar?

Diego Redolar, neurocientífico de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), es claro: "Por las evidencias que tenemos hasta ahora, no hay que pensar que esto genere ningún tipo de problema, simplemente es un cambio en la manera en la que se procesa la información y esto va de la mano de la sociedad a la que vamos, que queremos las cosas más rápidas para acceder a la información esencial", explica al teléfono a este periódico. 

"El problema es que nos centramos en lo esencial y algunos detalles los dejamos de lado. Eso es lo que quizá está cambiando más: esa manera de prestar atención exclusivamente a lo general y no a los pequeños detalles", agrega el profesor, al tiempo que apunta en que esto podría repercutir en que, a largo plazo, "nos volvamos menos observadores y detallistas, pues el cerebro es muy plástico y se acostumbra a trabajar de una manera determinada".

Y anota otra posible desventaja: "Que te quedes con información sesgada que desvirtúe el mensaje principal, o que sea más difícil comprender el mensaje por la pérdida de un detalle concreto".

Posible desventaja: "Quedarse con información sesgada que desvirtúe el mensaje principal"

Al margen de esto, acelerar la velocidad de los audios o las series "es muy improbable que genere cambios en la estructura del cerebro", pero sí se está viendo en los estudios realizados hasta la fecha que genera cambios la forma en la que procesamos la información, "sobre todo en lo que se refiere a la atención". 

Relación con el TDAH

Esta cuestión lleva a plantearse si este hábito podría derivar en trastorno de déficit de atención o hiperactividad (TDAH). "Es muy difícil" establecer una relación directa, no solo con el hecho de aumentar la velocidad de reproducción sino también se han cuestionado cambios que está experimentando la sociedad digital. 

"Es cierto que hay algunas pautas que si bien no son desencadenantes, sí pueden ser un factor de riesgo para agravar la sintomatología. Por ejemplo, en el caso del TDAH sabemos que es una condición multifactorial en la que intervienen factores genéticos y también ambientales. En este sentido, aumentar la velocidad de los contenidos podría ser un factor que podría agravar los síntomas de las personas con TDAH o con más riesgo de desarrollarlo". Sin embargo, en opinión de Redolar, la inmediatez a la que estamos acostumbrados actualmente tiene mayor peso en este proceso, pues la falta de tolerancia a la espera y la demora es una de las características clínicas del TDAH.

"En general, las personas con déficit de atención e hiperactividad tienden a aburrirse más con hábitos monótonos o series o escuchas aburridas y, a veces, acelerar la velocidad les facilita mantener la atención. Son personas que disfrutan más con actividades de alto estímulo", añade al respecto el neurólogo Javier Camiña. 

Este año, por primera vez, la plataforma de podcast iVoox ha preguntado a sus usuarios por la velocidad de producción a la que escuchan los contenidos. En realidad, no son tantos, pero han creado hábito. Fuentes de la plataforma cuentan que reciben muchas quejas cuando este servicio falla. De un total de 2.774 personas encuestadas en el último informe Estado del podcast en español, realizado en 2021 por el Observatorio iVoox, 101 (el 3,64%) declaró acelerar la velocidad de reproducción de los episodios para escucharlos más rápido y 232 (el 8,36%) afirmó hacerlo ocasionalmente. Mientras que los restantes 2.441 (el 88%) aseguraron no recurrir a esta nueva funcionalidad.

Javier Camiña, que es miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN), coincide con Redolar al indicar que "el cerebro se acostumbra" a los hábitos, al tiempo que subraya que, a pesar de acelerar la reproducción de los audios, lo más destacado sí transciende. "A 1.5x hay todavía un buen balance entre comprensión y rapidez", afirma, aunque "a mayor velocidad, se pierden más detalles", como por ejemplo los relativos al contenido no verbal (las pausas o el tono). 

Nos exigimos mucho a nosotros mismos y no pasa nada por aburrirse"

La periodista Isabel Valdés expone que las razones por las que opta por acelerar los audios son "restar algo de ansiedad" y "ahorrar tiempo" en la gestión de sus entre 60 y 70 mensajes de WhatsApp que recibe de media al día. "Si los acelero, sé que voy a tardar menos y me agobia menos contestar", dice esta oyente de tres podcast diarios y cuatro semanales.

Camiña cree que este hábito es "generacional", especialmente de la población más joven, y cuestiona las exigencias de productividad de la sociedad actual, que está acostumbrada a estímulos rápidos, historias cortas y a la inmediatez. 

"La ansiedad que puede generar tener la bandeja de correo a cero o el consumo de contenidos se da en un contexto moderno absolutamente evitable. No pasa nada por ver el próximo capítulo de una serie la semana que viene. Para mí, ver una temporada entera en un fin de semana es un tema de prioridades y patrones de consumo", comenta el neurólogo, que también apunta que no es lo mismo escuchar o leer sobre un tema que dominas, para el cual "puede convenir" acelerar la velocidad de reproducción, que sobre otro asunto que no se controle, en cuyo caso se necesita prestar mayor atención. "Nos exigimos mucho a nosotros mismos y no pasa nada por escuchar los podcast en diferido o por aburrirse", zanja el especialista.

Según los datos de iVoox, su audiencia es en un 48% femenina y en un 52%, masculina. Por edades, los usuarios de entre 45 y 54 años (31,8%) son los que más podcast escuchan, y la mayoría tienen estudios universitarios (43,7%) o preuniversitarios (34,06%), encontrándose activos laboralmente.

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