La muerte de la dentista Viktoria Rekuta, de 35 años, y su hijo Maxim Zharyi, de siete, ha consternado al pueblo ucraniano Malaya Mochulka. Decenas de residentes se arrodillaron para presentar sus respetos mientras el cortejo fúnebre conducía por las calles de la localidad, según informa Daily Mail.

Ambos estaban visitando una clínica en  Vinnytsia alrededor de las 10:50 horas del jueves cuando fueron alcanzados por un misil ruso Kalibr lanzado desde un submarino en el Mar Negro.

Además, otros dos niños se encontraban entre los 24 muertos en el ataque, que hirió a más de 200 personas y dañó docenas de edificios.

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Este suceso se produce solo dos días después de la muerte de otra niña, Liza Dmytrieva, de cuatro años. La muerte de Liza se ha convertido en un símbolo de la horrible guerra de Putin en Ucrania después de que las imágenes de su cochecito salpicado de sangre circularan en redes sociales.

Rusia ha insistido en que el salvaje ataque tuvo como objetivo al ejército ucraniano durante una reunión del comando de la fuerza aérea y representantes de los proveedores de armas occidentales, y dijo que sus fuerzas no atacan a civiles.